Aldara, la pontevedresa que curó a la selección de Costa de Marfil en el Mundial: «Cuando me llamaron pensé que era una broma»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Aldara Vázquez, en la pista del CGTD de Pontevedra, donde lleva años jugando
Aldara Vázquez, en la pista del CGTD de Pontevedra, donde lleva años jugando CAPOTILLO

La jugadora de baloncesto del Arxil es fisioterapeuta y viajó con la selección africana a Yakarta

11 sep 2023 . Actualizado a las 11:01 h.

Aldara Vázquez Méndez tiene varios días del último mes grabados en su cabeza. Todavía está de resaca emocional. La primera imagen que le viene entre sus recuerdos es la llamada de Anicet Lavodrama, responsable de la selección de Costa de Marfil, pidiéndole que fuese la fisioterapeuta del equipo en el Mundial de baloncesto que se celebró hasta ayer en Yakarta. ¿Cómo se queda una persona cuando le ofrecen esa oportunidad? «Lo primero que le dije fue que si era una broma no tenía nada de gracia», recuerda Aldara sobre la oferta que recibió un día que lo único que tenía en mente era ir a pasar la tarde a la piscina de su tía. Pero no era broma, como tampoco lo fue cuando casi un mes antes había estado apoyando a la selección africana en una concentración en Baiona y en un torneo en Portugal. Si eso ya fue un sueño para esta jugadora del Arxil, lo que vendría después todavía está en proceso de digestión.

Para entender como esta joven pontevedresa llega al banquillo de un Mundial con el combinado de África hay que empezar por el principio. Mucho tiene que ver en ese comienzo su compañera de equipo en el Arxil Miriam García y el entrenador Nacho Rebollo. Este último recibió la llamada de Lavodrama pidiéndole ayuda. Necesitaban un fisioterapeuta porque el habitual tenía que dejarlo. Primero iba a ser como apoyo, pero luego se encargó de tratar al equipo en la concentración de Baiona y Portugal. Pensando que ya desde el principio todo era tan perfecto que parecía una broma, Vázquez salió de su casa diciéndole a su pareja y a sus padres que metería el bañador en la mochila por si al llegar allí no había nada. Y vaya si hubo. Se encontró con una selección preparando el Mundial.

«Me acoplé tan bien a ellos que cuando se acabó la experiencia solo pensaba en que ojalá pudiese volver», recuerda Aldara ya desde Pontevedra. No sabía lo que pasaría con ella, así que organizó su verano para poder descansar la segunda quincena de agosto y atender a sus pacientes en la primera. Ese era el plan de verano hasta que Lavodrama volvió a descolgar el teléfono. Esta vez sí, viajaría como la fisioterapeuta del equipo durante el Mundial de Baloncesto de Yakarta. «No parecía real», reconoce.

Hizo las maletas y el 12 de agosto salió de Pontevedra rumbo al Líbano, donde tenían previsto un amistoso. De ahí volaron a Filipinas antes de desembarcar finalmente en Yakarta, donde se celebraba el Campeonato del Mundo. «Cuando llegué al hotel y vi en la habitación una carta con mi nombre y la caja de la Federación Internacional de Baloncesto, me creí que ya era real», recuerda, aunque bromea y dice que cuando los recogieron en el aeropuerto también fue un golpe de realidad. «Todo es tan distinto», explica esta jugadora del Arxil, que cada fin de semana recorre España de una forma más humilde. 

A. V.

Con España en el ascensor

Primero fue el hotel y después cuando entró en el pabellón para entrenar. «Para ellos todo era normal, incluso ver ese tipo de estadios, pero yo no estoy acostumbrada. ¡Cuánta gente cabe ahí dentro!», comenta Aldara. Durante los partidos ese halo de magia desaparece y está muy atenta a cada movimiento de sus jugadores. «Estás muy concentrada de que nadie se lesione, mi trabajo es fijarme en si algo les duele o no porque ellos no van a pedir el cambio nunca», recalca la fisioterapeuta de Pontevedra.

Entre los partidos más emocionantes que vivió está el de Irán, que ganaron, pero también el que jugaron contra Francia o Brasil porque tuvieron oportunidades de hacerlo. En la pista disfrutó, pero también fuera de ella. Estaba dentro de un mundo que hasta ese momento solo veía por la televisión. «En el hotel estábamos todos y a veces coincidías en el ascenso con Marcelinho Huertas, de Brasil, Llul o Rudy. Todo el mundo hablaba en inglés y al ver que yo saludaba en español, me preguntaban qué hacía allí. Por mi físico, algunos pensaban que era del Líbano», cuenta Aldara sobre una experiencia de la que le está costando recuperarse. «Muchos jugadores ya solo quieren que esté yo», dice a la espera de saber si volverá al banquillo costamarfileño.

«Estar con la selección me ayudó reengancharme al baloncesto»

 

 

Aldara Vázquez nació y creció en una pista de baloncesto. En su familia, este deporte es más que una obsesión, es una religión que los lleva cada fin de semana a recorrer España. Es hija de Lino Vázquez y Maite Méndez, entrenadora del Arxil y una de las impulsoras del baloncesto femenino en Pontevedra, que sigue al pie del cañón. Así que Aldara creció entrenando y bajo las órdenes de su padre en el Mafari y de las de su madre en el equipo de Liga Femenina 2.

Tantos años juntos y vinculada al mismo club habían llevado a la joven jugadora a dejar de disfrutar como lo hacía antes. «Estaba en un momento en el que me planteaba dejarlo, pero haber estado con la selección me ayudó a reengancharme al baloncesto», explica Vázquez. Se volvió a enamorar de una disciplina que le viene inculcada desde cría. Hace unos días su madre, Maite Méndez, reconocía en la presentación del torneo EncestaRías que «mi cabeza está hoy con Costa de Marfil». Esa tarde jugaba el equipo de hija en Indonesia. Ahora ya en casa, Aldara reconoce con humor que «mi familia es la fan número uno de Costa de Marfil». Y ella también.