El origami o cómo la papiroflexia contribuye a la investigación aeroespacial

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

César Henrique Brandao

El próximo 29 de mayo se clausura en el Café Moderno la exposición que aborda la relación de las matemáticas con la papiroflexia

23 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Qué relación puede existir entre el origami y la investigación aeroespacial? ¿De qué manera está presente la papiroflexia en nuestro día a día? Ambas cuestiones tienen su respuesta en la exposición Papiromates, que el próximo 29 de mayo se clausurará en el Café Moderno de Pontevedra.

La papiroflexia es un arte, pero también un entretenimiento y una ciencia. De hecho, mediante un simple papel doblado se pueden demostrar teoremas como el de Pitágoras o el de la trisección del ángulo. Este último, que propugna cómo dividir un ángulo en tres partes iguales, está considerado, junto con el de la cuadratura del círculo y la duplicación de un cubo, como uno de los tres problemas matemáticos de la Grecia clásica. Desde el siglo XIX se considera que es irresoluble mediante el empleo de la regla y el compás, pero no así aplicando técnicas sencillas de doblado de papel, tal y como se expone en la muestra.

En el caso de la investigación aeroespacial, una de las preguntas a las que tienen que responder los técnicos es la relativa a cómo desplazar el material ocupando el menor volumen posible. Cada vez es más habitual que los ingenieros trabajen sobre modelos basados en el origami para, de este modo, poder plegar sobre sí mismas partes o la totalidad de algunas de las superestructuras espaciales.

En la exposición del Café Moderno se alude a la aplicación de la papiroflexia a los espejos plegables del telescopio James Webb, pero también a los paneles solares «diseñados para equipar satélites y facilitar su abastecimiento». Se incide, asimismo, en que, «en general, el origami ha inspirado muchos diseños de la ciencia espacial porque permite crear instrumentos que se despliegan rápidamente, con cualidades de flexibilidad adaptables y con abundante superficie gracias a sus pliegues».

Es el caso del proyecto Starshade que impulsa la Nasa y que implica el lanzamiento de una flor de enormes dimensiones que bloquearía la luz a modo de eclipse para detectar exoplanetas de tamaño similar al de la Tierra mediante un telescopio para poder fotografiarlos.

Es el plegado de Miura -en honor a su descubridor, el físico japonés Koryo Miura-, cuyo principal interés reside en que «se puede aplicar a superficies rígidas, es decir, donde las zonas sin dobleces se hacen con metal o madera, por ejemplo».

En la vida cotidiana

Este mismo tipo de plegado está presente en otros objetos de uso cotidiano que, a buen seguro, uno no asociaría con el mundo de la papiroflexia de buenas a primeras. Así, muchos planos de gran tamaño de ciudades están diseñados para que, al doblarlos, ocupen un pequeño espacio, tanto que caben en cualquier bolsillo. En estos supuestos es más fácil apreciar el truco del plegado de Miura. Y es que, pese a lo que pudiera parecer, «algunos pliegues no son rectilíneos, sino que deben trazarse en zigzag».

Pero la papiroflexia está mucho más presente en nuestro día a día. A modo de ejemplo, su uso es crucial en los airbags de los coches, un sistema de seguridad que está plegado de forma compacta para activarse en unos instantes en caso de colisión, pero también es base de los envases de palomitas para microondas o de los techos convertibles.

De igual modo, el origami permite explicar conceptos matemáticos, desde cuestiones sencillas como proporciones y ángulos hasta cálculos trigonométricos. Pero también existe un camino, por así decirlo, inverso. Y es que los artistas recurren a las matemáticas para resolver problemas vinculados con el diseño de las figuras, principalmente en lo que es la papiroflexia modular, algunos de cuyos ejemplos se exponen en Pontevedra.