Luis Gómez: «Los policías locales fuimos los primeros socorristas de Bueu»

María Conde PONTEVEDRA/LA VOZ.

PONTEVEDRA

La ambición de Gómez como presidente de la asociación A Robaleira de embarcaciones de recreo es conseguir una segunda dársena para Bueu
La ambición de Gómez como presidente de la asociación A Robaleira de embarcaciones de recreo es conseguir una segunda dársena para Bueu CAPOTILLO

El jefe del cuerpo municipal, antes marinero y patrón, tiene claro que no será un jubilado «capataz de obra», sino que quiere seguir en el Concello, pero en política

30 ene 2024 . Actualizado a las 12:10 h.

Él prefirió enrolarse en la «Universidad de la vida» y, de momento, a sus 63 años, Luis Gómez va sacándose los cursos con nota, mientras su currículum no deja de engordar con nuevos retos.

Aunque desde hace 31 años está anclado en tierra y es la cara más conocida de la Policía Local de Bueu, Gómez lleva el agua salada en sus venas. Su padre era armador y él comenzó a trabajar a los veinte años como marinero en los barcos propiedad de su progenitor, el primero de ellos, el Fabiola. En el Lixoiros o Lillairiños iba a la sardina y al atún. Hasta que se sacó el título de patrón en la Escuela Náutico Pesquera de Vigo -fue alumno de la primera promoción- y a partir de ahí fue ampliando horizontes con la pesca del bonito y la palometa, en rutas cada vez más largas. Luego cambió la pesca por la Marina Mercante y asegura que con todo lo vivido en el mar «ya no me espanta ni me asusta nada».

«Me gustaba conocer mundo -cuenta-. Aprendí idiomas, hablaba alemán, un poco de inglés y otro poco de turco, aunque luego vas perdiendo. Con el alemán, por ejemplo, un año le resuelves un problema a una persona y al año siguiente vuelve a acudir a ti, y te cuesta más».

Recorrer el mundo en barco tiene sus riesgos. «Lo tengo pasado realmente mal con temporales, huracanes...». Recuerda el Fifi en Guatemala en 1974, en la época en que hacía una ruta entre el Caribe y Estados Unidos. «Desde Guatemala llevábamos banana y piña y a la vuelta, desde Estados Unidos, estuvimos una temporada trayendo ropa y ayuda humanitaria para los afectados por el huracán», apunta. También vivió las consecuencias de la Guerra de los Seis Días en el Mar Rojo. «Todo el mundo se marchó, me cogió allí y quedé vigilando los barcos».

¿Y cómo un lobo de mar decide virar de rumbo a tierra firme? A finales de los años setenta, Gómez estaba embarcado en el petrolero Minerva, que hacía para una compañía alemana la ruta entre Europa y Arabia y del que tomó el nombre para su hija. Durante una estancia en Bueu su amigo Florentino Resille le comentó que iban a convocarse oposiciones a policía local y le convenció para que estudiase. «Me llevé los libros y los leía en el barco -relata-. Hasta que me llamó diciendo que ya había fecha para las pruebas y abandoné el barco en Rotterdam. Me vine y aprobé».

La vida como agente

Empezó a trabajar de uniforme el 1 de febrero de 1979 y reconoce que aquello «fue un choque importante». «La vida cambió -señala-. De aquella llevaba un año casado y entonces me adapté». Perdió dinero, ya que de un sueldo de 2.000 marcos alemanes (entonces a 14 pesetas) pasó a las 18.000 pesetas que cada mes le entregaban en un sobre en mano. «Pero gané que estaba en casa».

Cuando empezó, la plantilla de la Policía Local era de cinco agentes, «todos de la edad de mi padre, yo era el joven». Hoy son 15 y, como dice Luis, «necesitaríamos dos más para llevar bien todo», teniendo en cuenta que se trata del único cuerpo de seguridad con presencia en Bueu (la Guardia Civil está en Marín). En verano, es la circulación lo que más ocupa a los agentes, mientras que el resto del año están notando un mayor incremento de actuaciones por robos. Aún así, aclara que Bueu «es el tercer municipio de la provincia más bajo en delincuencia». «La ventaja que tenemos -matiza- es que estamos muy vinculados a la ciudadanía. Se ha hecho un trabajo de campo muy bueno». Los miembros de la Policía Local fueron «los primeros socorristas que hubo las playas». «Y hacíamos de la ambulancia del pueblo», añade, subrayando que en más de una ocasión, antes de la creación del centro de salud, acudían a algún arenal en busca del médico de guardia, que previamente les había dejado sus señas y datos sobre su vestimenta en un cartelito.

La erradicación de la droga fue otro de los grandes retos y Gómez afirma que afortunadamente, las cosas han cambiado mucho. «Hoy nos preocupa el aumento del consumo del alcohol entre los más jóvenes», indica. Con todo, dice que la labor policial «ya no es el trabajo en el que estabas mañana y tarde, ahora está siendo más de funcionario que de policía», mientras refiere que ha tenido una excelente relación con todos los alcaldes de la democracia, aunque especialmente con Manuel Freire. Y en una persona tan activa como él, está claro que la jubilación no va a ser el momento del descanso. «El día que me jubile quiero seguir vinculado al Concello en una formación política, a mí no me va lo de ser capataz de obra, quiero hacer cosas». El puerto que tiene como destino es el del PP: «Eres de donde tienes los amigos».