«Debería haber mil ribeiros distintos»

pepe seoane OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

El viticultor ourensano Emilio Rojo considera fundamental la apuesta por la singularidad en un sector tan competitivo y saturado como el del vino

15 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Lleva en sentido literal treinta y una vendimias sobre sus espaldas. Es de los que pisan viña y está muy pendiente de todo, lo cual no evita -como este mismo año ocurrió, pues no siempre van al compás calendario, meteorología y ciclos vegetativos- que un problema durante la floración hubiera mermado el volumen final de la cosecha. Emilio Rojo Bangueses (A Arnoia, 1951) ha conseguido que su nombre sea sinónimo de calidad y referente entre los mejores vinos de la comarca de O Ribeiro. Es un caso singular. Irrepetible, sin duda. Juega en otra división. Lleva años limitando los rendimientos de su viñedo, en pos de la mejor calidad, mientras los más reclaman aumentos.

Es paradójico. O elocuente.

De su blanco opinan incluso quienes nunca lo han probado, entre otros motivos porque su producción es muy escasa y en su mayor parte se distribuye no solo fuera de Ourense, sino de Galicia y de España. Desaparece con demasiada facilidad.

Tuvo claro desde el principio que la senda adecuada no era la del volumen. Irrumpió con 6.000 botellas de la vendimia de 1987 y la cosecha del 2017 ha quedado en cifras muy similares. «Debo ser o único adegueiro que despois de trinta anos sigue coa mesma produción, sen multiplicala, como parecer que é o obxectivo da maioría», reflexiona ahora, enfatizando que son las marcas pequeñas las que aportan singularidad y merecen atención del mercado. Saturado, por otra parte.

Empezó el cosechero con el fruto de los viñedos familiares de Arnoia, que fueron perdiendo peso para centrarse en la que ahora es su única plantación, de algo más de una hectárea en O Ibedo, en Leiro, en la ribera del Avia. En treinta años ha visto cómo la progresiva incorporación de pequeños cosecheros fue modificando hábitos y sirvió de aliciente para que las bodegas llamadas industriales alteraran su rutina. El escenario, en todo caso, no es el idóneo. Ni los avances han sido tan espectaculares como en otras comarcas.

«Vexo un problema de partida. Todo o mundo di que quere facer o mellor viño. Iso é un erro. O que se debe procurar é chegar a facer algo diferente, algo singular, que é o que te vai diferenciar, o que che vai dar un plus para que outros te valoren», dice Emilio Rojo, que ve la denominación Ribeiro como un espacio con un potencial dolorosamente inexplotado. «O Ribeiro é o máis parecido a Borgoña, que é o top mundial. É un espazo tan singular, con vales tan diferentes, distinta orografía e tantas variedades de cepas, sen uniformidade, que podería, debería haber mil viños distintos, aínda que non sexa así, e en realidade haxa novecentos que son iguais», lamenta este cosechero, al que muchos admiran sin prejuicios, aunque también hay quien cae en alguno de los pecados capitales al saber de sus pasos. «Eu trato de facer as cousas cada día o mellor posible. Vexo que outros perden tempo, e tamén enerxías, en estar sempre laiándose e chorando, que o mildio, que a choiva, que as perdas... Non arranxan nada».

Con los aromas de la reciente vendimia muy presentes, Emilio Rojo aún está en clave 2017. Su vino necesita tiempo antes de que salga hacia mesas que ni podía soñar hace treinta años. A estas alturas, hace números para ver dónde recorta y a quién atiende, un problema que se agudiza cuando, como ocurrirá con la última cosecha, se encontrará con un ahorro de mil etiquetas. «Cando tocaba ir de bancos, hai anos, alá cando empezaba, todos me dicían que tiña que medrar, que a onde pensaba ir cunha produción tan pequena, que non ía ser rendible, e que repensara o proxecto. Pois vale. Depende como o queira ver cadaquén, pero eu diría que con pouco máis dunha hectárea podo ter unha das adegas más rendibles de España».

Si una bodega produce un millón de botellas, razona, «ten que ir a todas partes, ou polo menos tentalo, pero con 6.000 pódese escoller e seleccionar o mercado e chegar a públicos máis puntuais e máis interesantes: nos tempos que corren, para unha adega do meu tamaño, pode resultar máis doado e rendible vender en Chicago antes que en Ribadavia, en Celanova ou en Sanxenxo, ao non falar de volume».

«Pode resultar máis doado e rendible vender o viño en Chicago antes que en Ribadavia»