Su perra murió en un pozo de A Merca y lamenta que nadie la rescatara, aunque pidió ayuda al 112: «É moi triste ver como se afoga e non podes facer nada»

Maite Rodríguez Vázquez
maite rodríguez OURENSE / LA VOZ

A MERCA

Diego Conde, cazador de A Merca, con su perra Linda, que murió al caer en un pozo, al no recibir ayuda para rescatarla.
Diego Conde, cazador de A Merca, con su perra Linda, que murió al caer en un pozo, al no recibir ayuda para rescatarla. cedidas

Desde el centro de emergencias afirman que se siguió el protocolo establecido y que el caso se salía de los calificados como de riesgo para las personas

26 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El día anterior había terminado la temporada de caza menor y ese domingo, 7 de enero, Diego Conde se acercó con sus dos perritas de caza a una zona de entrenamiento de canes del tecor de A Merca, cerca del campo de fútbol. Al lado hay una casa que lleva años abandonada y en su finca, llena entonces de maleza, había un pozo que fue escenario de un fatídico accidente que, ese día, costó la vida a una de las perras de Diego. Linda, un animal que al día siguiente cumplía siete años, cayó al pozo. La estructura tenía el aro de cemento roto, por lo que estaba a ras del suelo, y carecía de tapa. En aquel momento, el hueco estaba cubierto de maleza, por lo que no era visible. «Eu oín o golpe ao caer a cadela. Botei a correr. O pozo tiña 15 ou 20 metros de profundidade. A cadela primeiro nadaba no pozo, pero entre que chamei ao 112 e non fixeron caso, aos bombeiros e á Garda Civil, e o que tardou en vir meu pai despois cunhas cordas, a cadela cansouse e afogou», relata su dueño.

Diego Conde afirma que, cuando llamó al 112, a las 12.55 horas, la operadora le dijo que no podía hacer nada, que llamara a los bomberos o a la Guardia Civil. Al acudir a este servicio, le saltaba la centralita del 112; en el instituto armado sí le cogieron el teléfono, pero le advirtieron que era el 112 el que tenía que activar el protocolo de actuación. «Volvín chamar ao 112 e a mesma señora dixo que non podían actuar», explica Conde.

Nervioso, llamó a su padre. Entre las llamadas infructuosas y lo que tardaron ambos con sus propios medios, había pasado una hora y cuando consiguieron sacar a Linda, había muerto.

La Federación de Caza le dice que su seguro le cubre el rescate de los animales. Así que los gastos que hubiera conllevado sacar a la perrita del pozo serían con cargo a esa póliza, pero no hubo opción ni de hablar de ello. Diego Conde, de 35 años, lleva cazando desde los 19 y nunca había sufrido un percance de este estilo.

Hizo dos reclamaciones al 112 y otra a la Xunta. Le contestaron que iniciarían una investigación, pero no volvió a saber nada más.

Al contar este caso, lo que quiere es que se sepa para que no vuelva a ocurrir. «A miña cadela xa non ma van devolver. É moi triste ver como se afoga e non podes facer nada». Cree que si hubiesen llegado los bomberos, en 15 o 20 minutos, podría haber habido otro resultado. Preguntados por este caso, desde el 112 indican que lamentan el desenlace, pero aseguran que sus gestores actuaron de forma correcta en la atención de esta incidencia, según el protocolo de actuación establecido. «Se trata de un caso al margen de las casuísticas calificadas como emergencias con riesgo para personas, por lo que se le facilitó la información de los organismos competentes con los que debería contactar», contestan. El protocolo, añaden, se hizo consensuado con la Fegamp (Federación Galega de Municipios e Provincias), la Guardia Civil y los servicios de emergencias. El organismo señala que se ha adaptado la Ley 7/2023, del 28 de marzo, de protección de derechos y bienestar de los animales y enfatizan que seguirán «trabajando en su revisión y actualización para reforzar la eficacia en casos de riesgo vital para un animal». Aseguran que los gestores del 112 siguen y tratan «con riguroso cuidado todas y cada una de las emergencias recibidas en la comunidad gallega». Lo hacen, afirman, en base a unos protocolos de actuación establecidos y que el gestor procedió con ellos en este caso.

Tras lo ocurrido, el Seprona acudió al día siguiente al lugar a levantar un acta. Desde entonces, el pozo está cerrado, con un nuevo aro y tapa que lo aseguran. Diego explica que, además de la perra que murió, también la otra o incluso él mismo pudieron haber caído. «Estaba cuberto de maleza, caeu unha cadela e a outra non porque cheguei eu correndo. Estivera a un metro do pozo había cinco minutos», recuerda.

Conde apunta que hace unos días hubo un caso similar, con una perra que cayó en un pozo seco en un monte de Salvaterra de Miño. Sin embargo, allí sí actuaron los bomberos de Ponteareas, que consiguieron rescatar al animal vivo.