«La nueva plastilina no es tóxica pero cuesta mucho limpiarla de los oídos»

María Cobas Vázquez
maría cobas OURENSE / LA VOZ

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Los otorrinos ourensanos extraen una media de 15 cuerpos extraños al mes

03 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy se festeja San Blas, al que se le recuerda por su faceta de médico. Se le atribuye el milagro de haber curado a un niño al que se le clavó una espina de pescado en la garganta. Y por ese hecho fue designado como patrón de los otorrinolaringólogos. Celia Lendoiro es la jefa del servicio del CHUO y también está acostumbrada, como San Blas, a ver (y extraer) cuerpos extraños en garganta, nariz y oídos.

Los especialistas atienden una media de 15 casos mensuales de extracción de cuerpos extraños, en una cifra en la que no se contabilizan aquellos que consiguen eliminar en Urgencias o atención primaria. «Nos llaman cuando están en la parte de atrás de la faringe porque no se alcanzan, o en la hipofaringe, por riesgo de aspiración y obstrucción. Cuando ha sido deglutido y son cuerpos extraños que quedan estancados en el esófago hay que llamar a los endoscopistas [del servicio de] Digestivo», explica Lendoiro. Añade también que la mayoría quedan anclados en la base de la lengua o la hipofaringe y acceden con el fibroscopio. Los extraen, dice, «con pinza, con experiencia y algo de maña».

Entre lo más extraño que han tenido que afrontar en el servicio está una percha enganchada en la garganta y el imán de un pendiente que perforó el tabique nasal. En el primer caso el paciente quería rascarse y la mano no le llegaba así que introdujo el objeto hasta llegar a un punto en el que se le hizo imposible de sacar. Acabó en el quirófano. En el segundo, el imán corrió hacia atrás por la nariz y llegó al final del tabique, a la zona más delgada, y generó una perforación de oído. Son casos puntuales. Lo más habitual en los adultos son las espinas y los huesos. También los insectos.

En la población infantil lo frecuente son los cuerpos extraños en nariz y oídos que ellos mismos introducen en las cavidades. Piedrecitas, cuentas de pulseras o plastilina son los habituales. Este último elemento es todo un quebradero de cabeza para los especialistas. «Han cambiado las plastilinas para que no fueran tan tóxicas y con la textura que tienen se nos deshacen. Nos cuesta muchísimo limpiarlas del oído porque no conseguimos engancharlas. Están justamente hechas para que se si se aspiran y se tragan no den problemas, pero si se meten en el oído es complicado sacarlas porque se deshacen», remarca la jefa de Otorrinolaringología del área sanitaria de Ourense, Verín y Valdeorras. Lendoiro destaca que hay que tener especial cuidado con los atragantamientos que puedan obstruir las vías aéreas provocados por frutos secos, pequeños juguetes y pilas y baterías, cuya ingesta es potencialmente peligrosa.

Por otro lado, es frecuente que en verano aparezcan restos de arena en los oídos, aunque en ese caso no es necesario la intervención del especialista. «El oído tiene su autolimpieza, de dentro a fuera, por eso la cera al final se ve, porque la va eliminando, hay una migración de la piel que hace que la cera que está dentro vaya saliendo poco a poco», señala Lendoiro.

Parte del personal del servicio de Otorrinolaringología del CHUO.
Parte del personal del servicio de Otorrinolaringología del CHUO. SERGAS

La falta de personal

La actividad de extracción de cuerpos extraños es una mínima (aunque importante) parte del trabajo de los otorrinos. En el servicio tuvieron en el 2023 174 ingresos y realizaron 442 intervenciones, 20.649 consultas y más de 30.000 pruebas diagnósticas. Se encargan de la sinusitis, la desviación de tabique, las amígdalas y las vegetaciones, la pérdida de audición y la audiología infantil, cuentan con una unidad de rehabilitación para disfagia en pacientes oncológicos y otra para vértigos. Además, atienden a pacientes oncológicos, a algunos de los cuales intervienen con el robot Da Vinci. «Es una innovación que llegó hace dos años. Parecía algo muy del futuro y estamos muy contentos», señala Lendoiro. No vale para todos, pero es una oportunidad para determinado tipo de tumores. El resto son sometidos a cirugías tradicionales.

Todo con un grupo de diez especialistas que está, como muchos otros servicios, carente de personal suficiente. «Con las bajas y las medias jornadas estamos a falta de tres personas», explica Lendoiro. No solo en lo que afecta al CHUO, sino que también se suma el hecho de que el otorrino que trabajaba en el Hospital Comarcal de Valdeorras dejó su puesto el pasado 31 de enero. La plaza está vacante a la espera de que pueda cubrirse, ya que salió ofertada en la lista de especialistas de difícil cobertura, pero el concurso sigue sin resolverse. Esto supone que los pacientes que van a pedir una cita en O Barco son derivados a un buzón y reciben como único dato que ya les llamarán.

Celia Lendoiro es la jefa del servicio de Otorrinolaringología del CHUO.
Celia Lendoiro es la jefa del servicio de Otorrinolaringología del CHUO. SERGAS

Ante la tos seca tomar un caramelo balsámico solo empeora la situación

Las infecciones de garganta y de oído también pueden acabar en la consulta de Otorrinolaringología. Después de haber pasado el pico de la gripe, lo que muchos pacientes siguen arrastrando es tos seca. Incluso un mes después de haber superado la infección. Son sobre todo accesos de tos que se producen de manera especial por las noches. También pasó con el covid y ahora se está viendo con la gripe, explica la jefa del servicio, Celia Lendoiro. «Los pacientes vienen muy agobiados», relata. La receta, en la mayoría de los casos, es «paciencia, agua, a veces un antitusígeno», pero poco más. Explica que en la mayoría de los casos son secuelas de procesos víricos, «salvo que haya un problema respiratorio de base o bronquitis que pueda descompensar».

Recomienda caramelos. «No balsámicos, que a veces recurrimos a los de mentol o eucalipto porque tenemos sensación de sequedad o de moco y justamente hacemos lo contrario. Son astringentes y lo que hacen es secar todavía más la garganta. Dan una cierta sensación de frescor cuando los tomamos, pero después resecan. Se deben de tomar cuando hay excesivo moco», señala. Así que el mejor recurso es miel y limón, algo que ayude a salivar.

El año pasado comentaba que estaban expectantes ante la aparición de los mocos tras el fin de las mascarillas. Y volvieron con fuerza, relata Lendoiro. Este año la situación se ha igualado a la que había antes del covid. Cree que se está notando en todo caso la vacunación contra la bronquiolitis, así como la inmunización de la gripe, evitando que se produzcan los casos más graves en cuando a infección en vías respiratorias, aunque en el servicio no lo notan porque esto supondría ingresos en pediatría y no en Otorrinolaringología.