El animal artificial

tareixa taboada OURENSE

OURENSE

Imagen de la muestra en la galería Marisa Marimón
Imagen de la muestra en la galería Marisa Marimón Cedida

Marisa Marimón y Pablo Castañeda presentan una tetrarquía plástica

07 ago 2023 . Actualizado a las 13:43 h.

«Mírala desde el ojo del sueño. El pasillo como centro geográfico y frontera. Recórrelo sin ser vista, de una punta a otra. O cruza, de una habitación a la de enfrente, mediante un salto limpio. Arriésgate a entrar. Quizá ya hay alguien dentro, no lo sabes. En caso de que sí, calla, recula. En caso contrario, no eches el cerrojo. No hay cerrojo», Sara Mesa.

¿De qué no hablan las plantas? eEs la muestra colectiva que exhibe la prestigiosa galería de Arte Marisa Marimón, siempre comprometida con las expresiones más innovadoras y sorprendentes del arte contemporáneo.

A través de esta propuesta temporal, la galerista ourensana y el comisario de la muestra, Pablo Castañeda, establecen un espacio de diálogo y confluencia entre memoria e imaginación como rol simultáneo entre los cuerpos e intervenciones y una combinación de espacios discontinuos oscilantes entre el peso de lo real y la balanza emocional de lo subjetivo que resuelve, Carmen Ayala como interpretación del paisaje exterior e interior en clave de representación surrealista y visceral del entorno, con atención al enigma que encierra lo cotidiano y efímero a través de la forma abierta, fundida y difusa de carácter introspectivo y textual, el ascético lirismo de las construcciones de Alba Cortés en la ausencia de lo humano, no exenta, sin embargo, de la impronta que imprime la huella de la civilización; la naturaleza indiferente y orgánica de Ana de Lara y el mestizaje humano-animal de Silvia Lermo.

Constituye una exposición colectiva de cuatro artistas andaluzas que reflexionan desde sus marcas personales y lenguajes figurativos a través de cromáticos destellos y acromáticas reservas sobre el impacto y la convivencia del hombre en el medio y la impronta de la civilización y la homogénea cultura global en un entorno domesticado y social en el intento de ordenar el caos irreductible de la naturaleza. Castañeda establece un paralelismo entre el intento por controlar y someter el entorno del hombre sobre la naturaleza y el dominio que sobre la materia despliega el creador con la diferencia de que este, el artista, ha de permitir fluir a través de la expresión plástica lo que desea trasladar sin asfixiarlo, dándole otro significado para no convertir la obra en un artefacto artificial y distante, ausente de contenido y emoción y es en esta relación entre el entorno natural y el subproducto artificial, como el individuo y la sociedad que habita y crea se transforma y evoluciona, a pesar de cambios aparentemente imperceptibles, culturales e identitarios. Ante esta premisa reflexiona sobre si nuestra fragilidad física ante la naturaleza ha logrado que articulásemos un entramado cultural capaz de constituir sociedades o es este, resultado de un sofisticado desarrollo intelectual: ¿es nuestra cultura consecuencia de la falta de otros atributos o nuestra fragilidad deriva de un intelecto desarrollado?

En la pintura de Carmen Ayala existe una relación entre imagen surrealista y palabra. Como en una película de Buñuel, el elemento contextual actual y el del pasado se solapan dando efecto de realidad, contaminando al personaje con elementos semánticos y textuales, desplazando el protagonismo del sujeto a la imagen, la forma al objeto, priorizando la importancia del sentido que adquiere en conjunto, sus reminiscencias, culturales, literarias, psicológicas. Véase Anatomy of melancholy, donde no existe jerarquización entre presencias y actividades humanas y animales.

Alba Cortés define el paisaje como experiencia subjetiva, buscando aproximaciones entre la realidad y la evocación que, a través de sus construcciones alienadas como inmediatamente abandonadas, reflexionan sobre la marca de las intervenciones humanas en paisajes deshabitados que remiten a lo sublime del Romanticismo, mediante una cartografía emocional de espacios fragmentados con intención deliberada de mostrar el engaño que supone el intento de la representación objetiva de una realidad en constante cambio. Espacios ajenos a referencias contextuales como en Atávica I, II y Ritual I, II.

Ana de Lara simplifica mediante el dibujo herramientas a modo de jeroglífico, analizando el paisaje desde un lirismo sutil que genera personajes y atmósferas imaginarias, dotando de importancia el carácter procesal de la obra.

Silvia Lermo introduce en sus naturalezas vivas y muertas, animales, humanos, aves y plantas que se relacionan y complementan con alusiones simbólicas al erotismo y la fugacidad.