Arenteiro y Ourense despiden al señor de los ascensos

OURENSE

Luis Sobrino, en sus primeros años en el Ourense
Luis Sobrino, en sus primeros años en el Ourense PILI PROL

Luis Sobrino falleció a los 61 años con tres gestas deportivas en su haber y en la historia de los equipos de Espiñedo y O Couto

04 abr 2023 . Actualizado a las 16:44 h.

José Luis Sobrino Rodríguez (O Carballiño, 1961) tuvo dos casas en lo que a fútbol se refiere. Fue canterano del Veracruz, en O Carballiño, y llegó a ser santo y seña del Arenteiro durante más de una década —en dos etapas—, aunque le dio tiempo de protagonizar también una de las épocas más gloriosas del CD Ourense.

Con los verdes, fue uno de los locales que dio el histórico salto a la entonces reconfigurada Segunda B, en el año 1987. El mismo Luis recordaba hace algún tiempo en las páginas de La Voz que el presidente del Bergantiños se empeñó en que continuara su carrera en As Eiroas. Pero algo le tiró al carballiñés: «Allí podría haberme quedado toda la vida, pero me vine al Ourense porque estaba cerca de casa y logré lo que no había podido en Carballo, ascender a Segunda».

En O Couto vivió tardes de gloria y se ganó pronto el respaldo de un público enamorado de su entrega total en cada partido. Eso sí, sus dos grandes hitos los vivió en Jaén y Granada con los ascensos de 1994 y 1996.

Ya había soplado Sobrino las velas de los 33 años cuando por fin debutó en la categoría de plata en un Ourense - Athletic Club B. Alcanzaba su cima particular después de más de 200 partidos en la Segunda B y aún tuvo tiempo de ayudar a su Arenteiro unos años más, a lo que unió su breve paso por el pujante proyecto del Ponte Ourense, extendiendo la práctica de su gran pasión en los torneos de Veteranos.

Sobrino recibiendo un premio en uno de sus homenajes
Sobrino recibiendo un premio en uno de sus homenajes PABLO ARAUJO

Genio y figura en el eje de la zaga o en el lateral, Luis siempre solía decir que el balompié de su época era más duro: «Lo de ahora es un fútbol distinto, sobre todo por los campos, a veces jugábamos en auténticos barrizales».

Fue otra de sus ilusiones, porque, tras su matrimonio, el central se afincó en el concello de Leiro, donde ejerció funciones como concejal de Deportes, entre otros cometidos.

Se nos fue otro hombre de fútbol, de los de antes. Su padre, Bautista, fue un reconocido portero en la villa, donde también vistieron camisetas de los clubes locales sus hermanos César, Juan, Ernesto y Serafín. Sus restos mortales son velados en el Tanatorio García Aliende de Leiro y su funeral está fijado para este miércoles en la parroquia de Santa Mariña de Gomariz. Se va un futbolista.