Nada justifica un insulto. Ni siquiera que el superlativo y estentóreo Óscar Puente ponga a su equipo en el ministerio a recopilar los que le dedican a él. Trabajo no les va a faltar. Luego de anunciar la nueva y peculiar misión del departamento de Transportes, Puente se transportó a Bruselas. Allí pasa lo que parece un rato agradable con su homólogo belga, al que en este instante parece estar describiéndole el tocho así de gordo de descalificaciones que su gente le ha recopilado, en plan «y no sería descabellado pensar, Martin Kupka, que alguna editorial ande ya interesada en publicarlo». He aquí a Óscar Puente, nada más y nada menos que Óscar Puente, el primer político en declararse coleccionista de insultos recibidos. Bueno, ojalá así consiga que remitan, los insultos. Pasaría a la historia por ello. Por ser el ministro que anuncia una fecha para la llegada de unos trenes a Galicia y la cumple, pues no. Dicho esto sin ánimo de faltar.