Viendo el panorama político y social del momento, entro en bucle mental pensando en que si me dan a elegir entre un bombero y un político, elegiría a un bombero. La labor realizada por estos hombres en el incendio de Valencia, donde demostraron su profesionalidad, su destreza, su valentía, su humanidad, su saber estar, su dominio de la situación, fue lo suficientemente trascendente como para que toda la sociedad de ese país llamado España la reconociese y la admirase. Unieron lo que los políticos no paran de dividir, de cortocircuitar, de polarizar, de encolerizar...
Es cierto que no todas las personas que se integran en la clase política son iguales, como tampoco lo son todos los integrantes del cuerpo de bomberos. Pero los primeros —que manejan el BOE y con él nuestras vidas— tienen pendiente una reflexión que hacer. No todo vale para alcanzar el poder. La honestidad existe.