Comparaciones odiosas

Santiago Calvo
Santiago Calvo EL LIBERAL

OPINIÓN

BENITO ORDOÑEZ

01 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Que una empresa pase de una facturación de 0 a 53 millones de euros en menos de lo que dura un parpadeo es cuando menos sospechoso. Los biempensantes podrían considerarla como una empresa unicornio. Pero si la actividad principal es la de hacer negocios con la Administración pública, entonces hay poca justificación y defensa posibles. Lo destacable de toda esta historia es que nos brinda la oportunidad de hacer algunas comparaciones que a muchos les resultarán odiosas.

El caso Koldo, Ábalos o como le quieran llamar, le ha estallado en la cara al presidente del Gobierno. Y no precisamente en su mejor momento. Tras la apabullante derrota en Galicia, el ciclón electoral, que diría Page, puede dejar tiritando al partido sanchista. En el horizonte se atisban las vascas y las europeas. En estas últimas no valen escudos y justificaciones basadas en votaciones que se han producido en clave territorial.

Por ese motivo han envuelto al emperador en sucesivas capas. No vaya a ser que se quede desnudo. Las dos primeras han caído, a saber, Koldo y Ábalos. Uno, porque ya ha sido detenido. Otro, porque parece difícil de creer que no supiese que había un Jaguar en su garaje. Y si fuese necesario, no duden en que dejarán caer a Armengol, Torres o Illa.

Pero, incluso si toda la manta de la cual se presume que tirará Ábalos no fuese suficiente, ha entrado en el tablero Tomás Díaz Ayuso. Lo cual es un tremendo error. En primer lugar, el hermano de Ayuso ya trabajaba en el sector. En segundo lugar, su caso fue rápidamente archivado. En tercer lugar, porque el conocido juego del «y tú más» en el que está participando el presidente del Gobierno consiste en ver quién es menos culpable. Es decir, reconoce la culpabilidad, pero ahora parece ser que lo moral se vende al peso. Las comparaciones son odiosas. Alguno podría pensar que, tan acostumbrado como está, Pedro Sánchez ofrecerá impunidad a cambio de apoyo político. El partido abalista podría reivindicar la misma suerte que van a correr aquellos que subvirtieron el orden constitucional en Cataluña. Una ley de amnistía a cambio de su voto para sacar adelante las grandes medidas que precisa España. Sorprende que desde el partido sanchista se apele a la honradez y a la tolerancia cero con la corrupción, ya que lo único seguro es que Ábalos, sin estar ni siquiera investigado, es expulsado del mismo partido que negocia con un prófugo de la justicia y rebaja las penas por malversación. Las comparaciones son odiosas.

Pero, en este supuesto, estaríamos dando por hecho que el interés del presidente del Gobierno es garantizar la gobernabilidad y no su mera supervivencia. Y sí, quizá sea mucho suponer. Y lo curioso que toda esta estrategia es digna de Pedro Sánchez y de su Manual de resistencia. Si es que las comparaciones son odiosas.