Tentempiés de actividad

Rafael Arriaza DIRECTOR DEL INSTITUTO MÉDICO ARRIAZA Y ASOCIADOS

OPINIÓN

María Pedreda

13 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En el mundo de la actividad física han empezado a conocerse como snacktivity los períodos breves de actividad o ejercicio repetidos a lo largo del día. Algo así como los tentempiés que utilizan muchas personas entre comidas poco copiosas para mantener sus niveles de glucosa circulante dentro de lo requerido para realizar sus tareas correctamente. En este caso, de lo que se trata es de compensar la falta de tiempo o, a veces, de energía suficiente para llevar a cabo un período prolongado de ejercicio, con varios más breves que, a la postre, nos dan un resultado parecido. Es posible que alguno de los que están leyendo esto en diagonal se alegren pensando que se trata de sustituir un período de actividad física por varios tentempiés, pero nada más lejos de mi intención que ofrecerles una excusa para acumular todavía más calorías en su dieta. Más bien, todo lo contrario.

Está demostrado que fraccionar la actividad física diaria en períodos de diez o quince minutos, en lugar de mantenerla una hora seguida, puede proporcionar unos resultados similares. Y, en cualquier caso, mucho mejores que no hacerlo. Es un recurso sencillo para poder cubrir esos mínimos diarios de ejercicio a partir de los cuales se manifiestan las mejoras a todos los niveles: a partir de los 15 minutos, cada minuto más que nos ejercitemos iremos acumulando puntos en nuestra libreta de salud, aunque a partir de una hora diaria de ejercicio la mejora pasa a ser ya mucho menos perceptible. Si nos paramos un momento a reflexionar sobre qué otra terapia puede mejorar a la vez nuestra salud mental (reduciendo el riesgo de depresión o ayudándonos a salir de ella); nuestros niveles cognitivos (disminuyendo el riesgo de demencia); nuestra salud cardiovascular (con un menor número de infartos y accidentes cerebrovasculares), al mejorar el control de la tensión arterial y el perfil de los lípidos sanguíneos; mejorar nuestro sistema inmune; reducir el riesgo de padecer diabetes tipo 2; mejorar el estado de nuestros huesos y articulaciones; ayudarnos a dormir mejor; o mejorar nuestro rendimiento académico, laboral y deportivo sin que nos sancionen por utilizar dopaje, no podremos encontrar otro método con resultados ni siquiera parecidos. Y, por si fuera poco, prácticamente sin contraindicaciones ni efectos secundarios.

Pero es que, además, esos 150 minutos semanales de actividad moderada, o los 75 minutos de actividad intensa que recomiendan todas las sociedades científicas, pueden reducir la incidencia de —al menos— 13 tipos diferentes de cáncer: mama, colon, endometrio, esófago, hígado, riñón… se encuentran entre ellos, aunque solamente con reducir el riesgo de los dos primeros, que son de lo más prevalente hoy en día, ya tendríamos bastante. Y por si no fuera suficiente, para las personas a las que se les detecta un cáncer de cualquier tipo el ejercicio puede ayudar a reducir los efectos indeseados de las terapias y, si se mantiene en el tiempo con la suficiente intensidad, a disminuir las posibilidades de recidivas.

Estas son las razones por las que, desde la cátedra HM de Traumatología del Deporte y el Grupo de Investigación en Ciencias del Deporte (Incide) de la UDC, llevamos ya varios años trabajando para difundir un mensaje fundamental entre los profesionales de la salud y los pacientes: si quieres tener posibilidades de mantenerte sano, ¡haz deporte! Y si, por mala suerte, has pasado por un cáncer, una vez que hayas superado la fase de tratamiento activo, que requiere terapia física de otro nivel más bajo, ¡haz deporte! Literalmente, puede irte la vida en ello. No hace falta que corras maratones. Basta con que tomes la decisión de incluir en tu día a día un programa de tentempiés de actividad, o un programa más ambicioso. Eso sí, siempre bajo el control de un profesional de la actividad física bien formado, para poder obtener el máximo resultado de tu esfuerzo, minimizando riesgos. Que la propia vida ya nos trae suficientes como para añadir otros innecesariamente.