La sanidad que robaron

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

VICTOR LERENA | EFE

06 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Falta de personal, reducción de camas, urgencias colapsadas, plantas cerradas, cirugías canceladas, aumento disparado de las listas de espera, centros de atención primaria cerrados, hacinamiento en pasillos, dimisión de responsables médicos, red hospitalaria debilitada, recorte presupuestario y, en definitiva, colapso general. Este es un balance amable, porque la realidad de nuestra sanidad pública es incluso más cruda. Ahora que comienza el verano, y cuando nos enfrentamos a otra ola del virus llegado de Oriente, nos dicen que Galicia cerrará cientos de camas, después de haber perdido el 10,2 % de ellas desde el 2008.

Los medios de comunicación no dan abasto con las denuncias de la situación. Los médicos gallegos de atención primaria aseguran que las costuras de la sanidad están al límite y los sindicatos hablan de bomba de relojería y tormenta perfecta. Que el sistema sanitario es un caos lo reconoce hasta el propio presidente Rueda, quien aseguró que el verano traerá «problemas» y «momentos de tensión», ante la petición de medidas urgentes por parte de la nacionalista Pontón y el socialista Álvarez. Ni caso.

Pero, dada la situación en la que nos encontramos, ya no se trata solo de medidas cosméticas para salir del paso, como plantean Galicia, el País Vasco, Andalucía y el Gobierno de España. Hay que ir al fondo del problema y recuperar aquel sistema sanitario ejemplar que, poco a poco, fueron desmontando.

La sanidad pública funciona hoy, aunque lo haga como lo hace, gracias a sus profesionales, que prolongan horarios hasta el agotamiento y siguen trabajando pese a la precariedad de sus contratos y mengua de medios. Un comportamiento de dedicación y entrega frente a la desidia e intereses inconfesables de los responsables. La situación ha ido demasiado lejos y hay que poner fin de forma inmediata a esta deriva. Y recuperar lo que perdimos.

En el lugar más recóndito del planeta le dirán que la mejor sanidad del mundo es la española. Lo era. Ya no. Nos la robaron. Y la cuestión es: ¿dónde metieron los dineros que quitaron a nuestra sanidad? Pues muy sencillo. En ciudades de la cultura, fiestas del aguacate, parques empresariales sin empresas, autovías sin coches, puertos sin barcos y aeropuertos sin aviones.