Xacobeo, Camino y futuro

Pablo Junceda Moreno DIRECTOR GENERAL DE SABADELL GALLEGO

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

12 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace ya 18 años, el Consejo de Europa situó el Camino de Santiago como Gran Itinerario Cultural de Europa, y lo hizo porque en él se representa «el significado del ser humano en sociedad y las ideas de la libertad y la justicia, siendo un espacio de tolerancia, diálogo y reunión». Hoy se ha convertido en el gran eje vertebrador de muchos europeos y gentes de todo el mundo, aunque sea una historia que se ha fraguado desde hace ya 1.200 años.

Doce siglos que han visto de todo, incluido este presente tan complejo que nos ha tocado vivir en el que parece que el mundo económico se ha olvidado de Europa…; pese a todos los embates, el Xacobeo se ha convertido en un gran proyecto gallego, nacional y europeo, que puede ser un elemento relevante y decisivo en este, repito, complicado entorno.

Galicia no solo es el Xacobeo, y el Xacobeo no es solo de Galicia, aunque uno no se entiende sin el otro. No existe en España —y me atrevo a decir que en Europa— un proyecto histórico que trascienda tanto lo cultural, lo religioso, lo económico y lo empresarial, afectando de forma directa y cierta al tejido productivo y social de tantos y tantos territorios, y que se haya convertido, además, en sinónimo de éxito.

Para un gallego de origen o de adopción (mi caso), resulta gratificante ensalzar el trabajo de los gallegos para impulsar el Camino de Santiago; pero no quiero olvidarme del importante papel de otros territorios como Asturias (origen del Camino primitivo), Castilla y León, Cantabria o Portugal.

Sobre esta base, se nos pueden ocurrir muchas razones para hablar del Xacobeo como impulsor de la economía gallega y del noroeste español. Y siendo justos, no debemos olvidar el especial impulso que le ha dado la Administración autonómica gallega en los últimos años, teniendo claro que el Xacobeo debía ser un marco de referencia que trascendiese sus fronteras, implicando a todas las capas sociales, económicas, territoriales y administrativas de Galicia y transmitiendo este ejemplo de gestión eficiente. Sin duda, muchas de las grandes transformaciones que ha sufrido Galicia en los últimos tiempos tienen su causa en el Camino de Santiago.

El noroeste español debe buscar nuevos retos que nos permitan seguir trabajando juntos: el ferroviario, el portuario, el agroalimentario, el de las nuevas tecnologías, el de la energía, el del turismo… todos ellos importantes.

En los días que tengo la suerte de trabajar en Santiago de Compostela, siempre que puedo me escapo al mismo centro de la plaza del Obradoiro para asegurarme que sigue allí —anclada en el suelo— una placa de bronce muy especial para mí y que conmemora el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia del año 2004. Esta placa define perfectamente el espíritu del trabajo en común que hoy me gustaría escenificar: «Ao Camiño de Santiago como lugar de peregrinación e de encontro entre persoas e pobos que, a través dos séculos, se converteu en símbolo de fraternidade e vertebrador dunha conciencia Europea».