Jorge Cagiao, piloto de ralis que aspira al título de la Copa de España: «Estoy más motivado que nunca»

Elba de la Barrera Agulló
Elba de la Barrera FERROL / LA VOZ

MOTOR GALLEGO

Abraldes

El naronés, que se inició en el desenso de carrilanas y comenzó a brillar con su mujer de copiloto, compagina las carreras con su Alpine con la conducción de la grúa de asistencia de la empresa familiar

23 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

No imaginaba Jorge Cagiao (Narón, 1994), que tras proclamarse campeón del Rali de la Vendimia está a tiro de piedra de ganar la Copa de España de Ralis de Asfalto, que lo que empezó como una afición para pasarlo bien siendo todavía adolescente lo acabaría situando en el foco del panorama de deportistas de referencia a nivel nacional.

Y es que el naronés, con su Alpine A110 R-GT y Javier Martínez haciendo las funciones de copiloto, se la juega los días 1 y 2 de diciembre en Valencia en un mano a mano ante su rival directo en la clasificación general, el coruñés Álvaro Muñiz.

—¿Esperaban alzarse con la victoria en la prueba de la Vendimia?

—Nosotros íbamos con la mentalidad de ganar el rali, al igual que hemos hecho en otras ocasiones esta temporada, y hacerlo para seguir teniendo opciones a ganar el título a final de año.

—Queda todo muy igualado para la cita de Valencia...

—Sí. Si hacemos el descarte, que de siete pruebas descartas un resultado, con ese descarte yo iría segundo a tan solo un punto de Álvaro Muñiz. En la última carrera nos lo jugamos todo. El que quede por delante se lleva el campeonato.

—¿Cómo ven las posibilidades del Alpine para la última prueba?

—Nunca he corrido el rali de Valencia. Todavía no hemos estudiado los tramos pero si son del estilo de los de La Nucía, que Álvaro y yo ya lo hemos corrido, hay tramos que benefician a nuestro Alpine y otros estrechos y rotos que son más para el Skoda de Álvaro. Si llueve les irá mejor a ellos porque su coche es de tracción en las cuatro ruedas y a nosotros nos afectaría más.

—Muy pendientes entonces del parte meteorológico los días previos...

—Lloverá porque de seis carreras que llevamos quince días antes hizo un sol espléndido y justo el día antes llovió. Así que, con la suerte que tengo, vendrá el agua seguro [ríe] .

—¿Hay ganas de que llegue el día?

—Sí, sí. Estoy más motivado que nunca. Queremos ganar. Estamos a las puertas de poder hacerlo y vamos a poner toda la carne en el asador para traer el título para aquí.

—Sería un capítulo importante en su carrera deportiva...

—Sería mi primer campeonato absoluto y para la marca, para Alpine que lleva 47 años sin un título, yo creo que mejor imposible para ambos.

—Y dejando el pabellón de Ferrolterra muy alto...

—La verdad es que cuando empiezas a correr no aspiras tampoco a ser campeón de España y, a medida que haces carreras y ves que eres bueno, empiezas a pedir más y más.

—¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del motor?

—Me viene de familia. Mi padre también corría y mi tío Iván también. Vivo rodeado de coches. Tenemos una empresa familiar de compra-venta, taller y servicio de grúas 24 horas, que es lo que llevo yo, y al final es lo normal.

—¿Recuerda sus primeros pinitos?

—Yo corría en carrilanas desde los diez y hasta los catorce años. Es un deporte de inercia sin motor y a los dieciocho ya me presenté a alguna selección de pilotos y en todas quedé segundo a milésimas del primero. Me quedé a las puertas con pilotos que ya eran referentes.

—Y su mujer, Amelia, tiene un papel clave en todo este proceso...

—Con ella, antes de casarnos, decidí en el 2014 comprar un coche y empezar a prepararlo para correr. Al año siguiente debutamos los dos. Yo tenía 21 años, empecé tarde en el mundillo. Fue cuando tuve dinero y pude hacerlo.

—¿Cómo se produce el salto al panorama profesional?

—Empezamos para pasarlo bien. Sabíamos que teníamos potencial y los resultados eran buenos. En el 2019 fuimos becados por la Federación Gallega y ya teníamos las ganas de dar el salto al nacional y con ayuda de Recalvi, nuestro patrocinador, Torreiro y Alca, en el 2020 lo hicimos.

—Y este año llega el Alpine y toca tomar decisiones...

—Con Renault, Alpine y Recalvi creamos otro equipo. Todo lo que conseguimos fue juntos, Amelia y yo. Nunca había tenido otro copiloto que no fuera ella y este año, por motivos de nuestra empresa que es 24 horas, para poder yo soñar con esta oportunidad ella se compromete a bajarse del coche para esos días de carrera quedarse al frente del negocio y yo liberarme mentalmente.

—¿Y cómo se suma Javier al equipo como copiloto?

—Somos amigos desde hace muchos años y surgió porque ya hiciéramos una carrera juntos porque Amelia se rompió la clavícula y avisé a Javi y sin haber rodado antes nos compaginamos bien.

En corto

«No me llegan dos ralis seguidos para sacarme todo el trabajo de la cabeza»

BRUNO PENAS

Compatibiliza Jorge su faceta como flamante piloto de rali con su trabajo diario en el negocio familiar, la empresa Grúas Alca. Un extremo que propicia que el naronés salte de la conducción del vehículo de auxilio en carretera al Alpine en cuestión de minutos.

—Entre los ralis y el trabajo, ¿no acaba hasta las narices de conducir?

—Hasta las narices estamos siempre. No tienes un día en el que hacer un plan por la tarde porque cogemos todos los servicios de grúa que entran y es complicado. Demasiado tiempo que hay que estar atento al teléfono. Sin horario fijo en el que puede sonar el teléfono veinte veces como ninguna.

—¿Es el Alpine sinónimo de desconexión?

—Cuando me pongo el casco me desestreso y me quito la tensión del trabajo pero no me llegan dos ralis seguidos para sacarme todo de la cabeza.

—¿Durante esos ratos en la carretera qué escucha Jorge Cagiao?

—Soy muy de Herdeiros da Crus y de Estopa. Música a la antigua, digamos.

—¿Una serie o película que le hayan marcado?

—Tengo muchas pero la verdad es que para los nombres soy malísimo.

—¿Es seguidor de algún equipo de fútbol?

—No soy mucho de fútbol pero, si tengo que decir alguno, soy de los de casa. Del Racing de Ferrol.

—¿Se maneja en la cocina?

—No se me da mal siempre que sea algo que me gusta a mí [ríe]. De pota y guisos poco. Todo lo que sea carne, sin problema. Soy muy carnívoro.