La inteligencia artificial y la realidad virtual permitirán crear cadenas de abastecimiento resilientes que puedan sortear los problemas generados por conflictos políticos, la escasez de mano de obra o el creciente proteccionismo.
21 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Los rebeldes hutíes lanzan misiles contra un carguero en el mar Rojo y en España sube el precio de las verduras. Así funciona el mundo en el siglo XXI. Ese barco que acabó hundido iba cargado con 41.000 toneladas de fertilizantes que jamás llegaron a su destino. Una quiebra en la cadena de suministro que acaba aumentando los costes de producción y afectando al bolsillo del ciudadano de a pie al que las guerras y conflictos políticos, la piratería, la escasez de mano de obra, el proteccionismo comercial al alza o la necesidad global de reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera afectan mucho más de lo que se imagina. ¿Cómo se pueden proteger las redes comerciales en este contexto? La receta incluye dosis crecientes de inteligencia artificial (IA) y metaverso para optimizar la producción y la distribución.
Las quiebras de la cadena de suministro se han convertido en norma en lugar de en excepción. El ataque de Rusia a Ucrania ha provocado el cese del suministro de productos básicos como equipos de transporte, maquinaria, electrónica, metales, productos químicos, fertilizantes e incluso algunos productos alimenticios. El cóctel aún más explosivo con el recrudecimiento del eterno conflicto entre Israel y Palestina —al que se añade la crisis del Estado judío con Irán—, que amenaza con arrastrar a terceros países en la región.
En el horizonte inmediato alumbra además la posible invasión china de Taiwán, un país con una economía basada en la producción de componentes tecnológicos vitales para Japón, Estados Unidos y la UE, que se verían muy afectados en caso de que Pekín haga efectivas sus amenazas de apoderarse de la isla en el 2027, por la vía pacífica, pero sin renunciar al uso de las armas.
Al convulso escenario geopolítico se le suman otros factores, como las dificultades para encontrar mano de obra en el sector logístico. Una situación que genera aumentos salariales históricos por falta de profesionales. Además, desde la crisis financiera del 2008 son muchos los países que se han embarcado en políticas cada vez más proteccionistas y al menos 37 estados han establecido mecanismos de selección de las inversiones, con lo que buscan el equilibrio entre la protección de la seguridad nacional y el fomento de la inversión extranjera productiva.
Así, EE. UU. suele aceptar mejor las inversiones procedentes de Australia, Reino Unido, Canadá y Nueva Zelanda y algunos miembros de la UE restringen la entrada de inversores de fuera del club de los 27 mientras que otros amplían el círculo a los miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio. Ese proteccionismo que abrazó Estados Unidos en la era Trump —y que amenaza con retornar— tiene en jaque a la OMC, que intenta frenar el fenómeno que avanza en otras economías desarrolladas.
Legislación
Y la guinda la pone la reconversión energética. El problema es que las nuevas tecnologías, además de mucho menos contaminantes, son también mucho más caras, lo que ocasiona tensiones inflacionistas. Buen ejemplo es el caso de Alemania, que ha aprobado una ley de cadena de suministros, que obliga a sus empresas a dar cuenta de su impacto sobre aspectos como el trabajo forzoso e infantil, los desalojos forzosos, la contaminación y el acaparamiento de tierras en todos los proveedores directos extranjeros y, cuando sea necesario, también en los indirectos. Holanda, Austria, Bélgica y Finlandia estudian legislaciones similares.
El informe Situación actual de la cadena de suministro de Pepe Baena, director del máster de dirección de la producción y automatismo industrial de OBS Business School, advierte que en la toma de las decisiones influyen los costes y la capacidad para ser resilientes. «De lo contrario, cualquier ahorro de costes se evaporará a medida que desaparezca una base de suministro concentrada y los departamentos de compras y aprovisionamiento se quedarán en modo de reacción mientras se apresuran a encontrar alternativas, a veces sin importar su precio», explica.
Y en esa resiliencia de las cadenas de suministros la diferencia la va a marcar la aplicación de la IA a gran escala, una tecnología que ya está permitiendo una mejor gestión de los inventarios, una fabricación inteligente y sistemas logísticos dinámicos con controles de entrega en tiempo real. Herramientas de gran valor a la hora de sortear las dificultades que se presenten repentinamente en las rutas de comercio.
Además, el denominado metaverso, la realidad virtual tiene un gran porque aumenta la transparencia y visibilizan los procesos productivos, desde la fabricación, al almacenamiento, distribución y ventas. Esta tecnología promueve la colaboración en toda la cadena de suministro, tanto hacia arriba como hacia abajo, haciendo que sea más eficiente, a la vez que permite mejorar la planificación de los stocks incluso antes de su construcción, ahorrando tiempo y dinero.
Respecto al comercio electrónico, el metaverso va a unir la experiencia en tienda y el servicio al cliente con la oportunidad de comprar desde casa gracias a su capacidad para mezclar productos, comunicar sus características y responder a cualquier consulta en tiempo real antes de validar la compra. En esa optimización de las cadenas de suministro no solo tendrá un papel de primer orden la tecnología, sino la capacidad para buscar proveedores de proximidad para esquivar las restricciones de los repentinos cierres de fronteras o la escasez de mano de obra en los puertos. También auditar a los suministradores para determinar su capacidad real y prevenir un posible aumento de la demanda, que debe además ser revisada de forma periódica y continuada para conocer las verdaderas necesidades.
La importancia de contar con cadenas de suministros capaces de afrontar los constantes cambios que surgen en el actual contexto mundial va a ser vital en los próximos años.