El 2024: un año de grandes retos socioeconómicos

MERCADOS

MABEL RODRÍGUEZ

Los desafíos que plantea el cambio climático, el envejecimiento poblacional, el aumento de la pobreza y las tensiones de las guerras marcan un futuro inmediato dominado por una gran incertidumbre

04 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La mayor parte de los países del planeta afrontarán en el 2024 una policrisis. Esta situación se caracteriza por la conjunción de un cúmulo de incertidumbres difíciles de conjugar amistosamente. Son la combinación de las amenazas derivadas del cambio climático; de la fragilidad de los sistemas económicos de producción y de los intercambios; de los conflictos, guerras y violencias en determinadas áreas del mundo; de la inseguridad alimentaria; y de los efectos y consecuencias provenientes, todavía, de la pandemia. Dichas manifestaciones complican las acciones para revertir los procesos de desarrollo. Por eso, los gobiernos tratan de centrar las nuevas misiones de las sociedades y buscan cómo encarar las principales preocupaciones de los ciudadanos. Mientras tanto, los elevados riesgos geopolíticos muestran nuevas y relevantes cuestiones sobre el ritmo e intensidad de los desafíos. A modo de resumen, exponemos los siguientes.

1 La persistencia de la pobreza. A pesar de que la pobreza extrema se ha reducido en los países de ingresos medianos, continúa siendo elevada en los países menos desarrollados que, además, se ven afectados por la fragilidad de sus economías, la violencia y los conflictos en sus territorios. Los datos son esclarecedores: 700 millones de personas viven con menos de 2,15 dólares al día; aunque tal guarismo se redujo en un 40 % en el período 2020-2019.

2 La deuda es muy elevada y afecta al progreso. Los recientes informes del Banco Mundial indican que los aumentos de los riesgos relacionados con la deuda en todas las economías en desarrollo (tanto de países con ingresos medianos como bajos) se intensificaron en los últimos años. Para el año 2023, los datos nos dicen que los países en desarrollo gastaron una cifra récord de 443.500 millones de dólares en el servicio de la deuda, de los que a los países más pobres le corresponden 88.900 millones de dólares, un 4,8 % más que en el año 2021. Este incremento de los costes de la deuda hace que mengüen la atención e intensidad a las medidas relacionadas con la salud, educación y medioambiente.

3 Las perspectivas económicas señalan que el crecimiento mundial se está desacelerando debido, entre otras cuestiones, al nivel de inflación, a las excesivas oscilaciones de la tasa de interés, a la reducción de las inversiones y a la existencia de perturbaciones exógenas, como las guerras. Es decir, existe mucha volatilidad, con lo que las proyecciones auguran menores tasas de crecimiento para el año 2024. Estas circunstancias hacen que los ritmos de crecimiento se contraigan y, con ello, se limite la velocidad de crecimiento. Históricamente sabemos que la economía se mueve por expectativas y estas últimas no son del todo halagüeñas.

4 El crecimiento de la población en edad de trabajar se estanca. En la actualidad representa el 66% de la población mundial, equivalente a 5.660 millones de personas. La reducción es debido a una multitud de factores. El primero de ellos es el envejecimiento de la población promovido, en términos generales, por los aumentos de la esperanza de vida y la reducción de la tasa de mortalidad. En segundo lugar, por las menores tasas de natalidad y la proliferación de familias monoparentales y parejas sin hijos, dinámicas que ayudan a reducir las tasas de actividad. La combinación de ambos procesos hace que se constaten amplios desequilibrios que se acentúan con la propagación de la estratificación de los estudios, de los diferentes niveles de talento y de creatividad. Los resultados finales son tasas de actividad más bajas.

5 Los efectos derivados del cambio climático afectan al desarrollo. En la Cumbre de Dubai (COP-28) las consecuencias de no actuar fueron expuestas con rotundidad. A mi juicio, ya quedan pocos que duden de dichos efectos, aunque hagan mucho ruido. El aumento del estrés hídrico y sus manifestaciones en los rendimientos de los cultivos; la acidificación de los mares y océanos y sus derivaciones en la extracción de peces y desarrollo de los cultivos marinos; o los niveles de contaminación expresados por las emisiones de gases de efecto invernadero marcan la sensibilización; y se reclama, en consecuencia, implementar rápidamente acciones prioritarias. Se buscan acuerdos globales para llevar a cabo los procesos de transición energética que conlleven una mejor eficiencia. Los países más pobres son los más afectados y sus opciones de mejora más difíciles por su escasa financiación y posibilidades de regulación. Por el contrario, los países de ingresos altos, que representan el 16 % de la población mundial, son quienes emiten el 31 % de los gases de efecto invernadero. La Cumbre de Dubai no dio pasos contundentes; de ahí que el cambio climático continúe siendo una gran preocupación y prioridad para el planeta.

6 Los mercados de productos básicos se convierten en una de las nuevas prioridades. Los precios de estos commodities disminuyeron en un 25 % durante el año 2023, merced a la desaceleración de la economía mundial. Pero a pesar de dichos descensos, se mantienen elevados dificultando las capacidades de generar riqueza de ciertos países. Tanto los precios de la energía, metales y minerales y productos agrícolas mantienen tendencias cíclicas y fluctuantes con lo que se promueven fases de alternancia y de shock continuos. La emergencia de nuevos mercados (por ejemplo, los de las tierras raras) como base para abordar la transición digital y el desarrollo de la inteligencia artificial colocan a estos mercados en focos de inseguridad y de inestabilidad, repercutiendo muy directamente en las cadenas globales de suministro y, por ende, en la sociedad mundial.

7 Los movimientos migratorios completan las nuevas prioridades de las instituciones y gobiernos. Los migrantes suman en el 2020 un total de 280 millones de personas, equivalentes al 3,5 % de la población mundial y con tendencia creciente (2,8 % en el 2000 y 2,3 % en el 1980). De dichos migrantes, tres de cada cuatro poseen entre 21 y 40 años y 44 millones de ellos son menores de 20 años. La población del mundo está envejeciendo a ritmos elevados, lo que hace que muchos países dependan cada vez mas de las migraciones para hacer realidad su potencial de crecimiento a medio plazo. Casi la mitad de los migrantes proceden de países de ingresos bajos y medianos. Entramos en un mundo sin fronteras, en donde el trabajo será más esporádico y temporal, en lugares distintos, y en ocupaciones más flexibles, muy condicionados por las nuevas oportunidades de trabajo, rasgos predominantes que acelerarán la movilidad.

Se esperan políticas de desvinculación estratégica por las que las inversiones discurran por nuevos cauces. Los inversores tratarán de proteger y promover un número creciente de sectores estratégicos fundamentales para establecer el poder económico y militar en los próximos años. Afecta a las industrias de semiconductores, minerales críticos, insumos energéticos y renovables, biotecnología, tecnologías relacionadas con el espacio, robótica y automatización, inteligencia artificial y conmutación cuántica. Dichas estrategias de gestión activa tienen el potencial de beneficiarse de la mayor diferenciación macroeconómica y de mercado, pudiendo descubrir nuevas oportunidades de rentabilidad a escala regional, nacional, sectorial, empresarial y de clase de activos. La existencia de esta multipolaridad compleja no debe empañar una tendencia clara y evidente: las brechas de poder son cada vez más grandes y, por tanto, la necesidad de buscar socios amigables se convierte en una obsesión tanto para empresas como para gobiernos. El año 2024 marcará, a mi juicio, una tendencia de los países hacia la opcionabilidad de reforzar sus defensas, intereses y asegurar las cadenas de suministros. Esperamos, entonces, desvinculaciones estratégicas (en inglés derisking) por las que evitaremos correr riesgos. Se debe a que los cambios geopolíticos en curso subrayarán nuevos alineamientos de carácter geográfico y en función de las distintas dimensiones de análisis. Observaremos en el sistema internacional nuevos partenaires basados en la credibilidad, confiablidad y efectividad. Se llevarán a cabo análisis de los costes de implementación de las políticas, evaluaciones de los efectos contra los intereses nacionales; y, sobre todo, las políticas afianzarán únicamente las referencias a corto plazo. En suma, habrá una mayor competencia y rivalidad; y se complicarán los conceptos de neutralidad y de equidistancia. Convertiremos en conceptos dinámicos lo que antes eran valores referenciales, lo que permitirá a los países tener posturas diferentes dependiendo de los asuntos en cuestión. Es decir, se antepondrán los intereses de país y se procurará no sucumbir ante las presiones de las grandes potencias.

Fernando González Laxe. Catedrático emérito de Economía Aplicada. Universidade da Coruña.