Tradisco, referente de calidad y garantía en impermeabilización

MERCADOS

Marcos Miguez

Hace 48 años que Manuel Álvarez Losada, aparejador y arquitecto técnico, montó en A Coruña esta empresa especializada en edificación y obra civil, que ha trabajado en la cubierta de la catedral de Santiago, la estación Gare de Mons, en Bélgica, diseñada por Calatrava, o el Casino del Puerto de Santa María

14 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El 21 de mayo se cumplirán 48 años de la fundación de Tradisco, una sociedad limitada constituida en A Coruña por Manuel Álvarez Losada (Ourense, 1940), aparejador y arquitecto técnico, especializada en impermeabilizaciones, refuerzo y rehabilitación de estructuras de hormigón con fibras de carbono, piscinas o pavimentos, y referente de calidad y garantía dentro del sector de la construcción. El administrador único de la empresa fue profesor titular de la Universidade da Coruña (UDC) durante 33 años, estuvo al frente del Colegio de Aparejadores de A Coruña otros 11 años y participó de forma activa en la Federación Gallega de la Construcción, la Fundación Laboral de la Construcción o la Asociación Provincial de Empresas de la Construcción de A Coruña (Apecco).

Al poco de acabar Aparejadores, en Madrid, Álvarez Losada regresó a A Coruña para hacerse cargo de Construcciones y Proyectos Hermanos Álvarez Muñoz, la firma creada por su padre y sus hermanos, dedicada a la obra pública. En paralelo, sus colaboraciones en revistas del sector, su relación con arquitectos de empresas y profesionales independientes, y su experiencia laboral le permitieron constatar «que en esos años, de 1964 en adelante, no había técnicos en ámbitos de la construcción como la impermeabilización, los refuerzos estructurales o de fachadas; solo había representantes comerciales». De ahí surgió su relación con una empresa de ámbito estatal que distribuía productos de la estadounidense Master Builders Solutions.

La térmica de As Pontes

Así, este técnico empezó a colaborar en trabajos de impermeabilización, «dando las especificaciones y las soluciones adecuadas» para su ejecución. «La primera gran obra en la que intervine fue la térmica de As Pontes, y de ahí pasé a [la hidroeléctrica] Saltos del Sil, las presas de Fenosa... El hecho de ser técnico ayudaba a mantener relación con los equipos técnicos de las constructoras y con las propiedades», destaca. Esa trayectoria le permitió conocer y aprender de «grandes personajes, como un nieto de Isaac Peral [inventor del primer submarino] y otro de Juan de la Cierva [ideó el autogiro, precursor del helicóptero]», ambos ingenieros.

Su carrera dio un salto en 1976, cuando creó Tradisco: «Siguió la misma trayectoria, pero especializándose cada vez más en sistemas de construcción. Hemos vendido de todo, hemos montado laboratorios en la universidad o en una conservera, centrales lecheras, plantas de tratamiento de agua potable... Ibas y tratabas de colocarles los equipos necesarios para su control de calidad». La impermeabilización fue el origen de todo, «con el hormigón, las estructuras y los pavimentos».

«Primero era distribuidor comercial, vendía productos puerta a puerta, pero esto se fue reduciendo por la proliferación de almacenes de materiales de construcción, y fuimos derivando hacia la ejecución, ofrecer soluciones de calidad. Tratábamos de hacer la prescripción, entrar a colaborar con el arquitecto o el ingeniero y darle apoyo a la empresa constructora, desde el estudio para el concurso hasta la ejecución», desgrana.

Si algo define a Tradisco, en palabras de su fundador, «es la calidad y la seriedad». «No ha sido rica, pero 48 años significan algo —recalca—. Técnicamente hemos intentado tener siempre personal cualificado, lo formamos y casi todos se hacen de la casa, unos llevan veinte años y otros se jubilan a los treinta. Los buenos perduran. Nuestros empleados son profesionales [...]. Desde antes de la crisis del 2008 procuramos incorporar gente joven, y en 2005 entró una arquitecta técnica, Eva Otero Real, que es la actual gerente». La calidad y la seguridad laboral —«nosotros no subimos a un andamio si no está homologado»— constituyen dos de los ejes de la filosofía de esta empresa, dedicada a la obra pública (60 %) y privada (promoción, comunidades o particulares), en toda Galicia y Asturias. También ha operado en León, Valladolid, Andalucía —participó en las obras del Casino del Puerto de Santa María— o Bélgica, donde intervino, como subcontrata, en la estación intermodal de Gare de Mons, diseñada por Santiago Calatrava.

Una de las obras más emblemáticas en las que ha participado es la renovación de la cubierta de la catedral de Santiago, de la mano del arquitecto Iago Seara. «Estamos encantados... los tejados son visitables y la exigencia de calidad era grande, pusimos toda nuestra experiencia y conocimiento, y tratamos de hacer una obra simbólica y duradera, con la misma técnica que se aplicará en la catedral de Tui y en otras intervenciones. Será referencia por su singularidad», subraya.

Álvarez Losada también está contento de su papel en la construcción del nuevo centro de salud de Narón, aunque lamenta que la Xunta rechazara su propuesta (y de la empresa adjudicataria) de sustituir la cubierta lastrada (con grava) proyectada por una ajardinada (otra de las especialidades de Tradisco), asumiendo ambas el sobrecoste.

La formación, clave

Con una plantilla fija de ocho personas y una facturación anual que ronda el millón de euros, esta firma mantiene un convenio con Cáritas en Ferrol y A Coruña, para la inserción laboral de personas en riesgo de exclusión, y otro con Apecco, para la formación de los trabajadores del sector, una de las grandes preocupaciones de su fundador: «El empresario está en manos de su plantilla, en este sector y en todos». Reivindica una mayor implicación de las Administraciones en esta materia, para atraer a jóvenes y mujeres, así como la revisión de costes para evitar los efectos de los desajustes actuales, «no solo en grandes obras del Estado, sino también en las de un pequeño ayuntamiento».