¿Cuánto vale la felicidad?

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Puesta de sol en La Tita Rivera, en A Coruña
Puesta de sol en La Tita Rivera, en A Coruña Patricia García

10 nov 2023 . Actualizado a las 09:45 h.

Según Harvard, el gran oráculo de la academia mundial, un norteamericano necesita un mínimo de 72.000 dólares anuales como garantía de una vida feliz. Ese es el dinero para financiar sin preocupaciones gastos básicos como la vivienda, la educación y la salud. Que luego sea o no feliz, evidentemente, dependerá también de su bienestar físico o emocional, porque se pueden ganar 350.000 dólares al año y padecer una lumbalgia crónica que te tumba dolorido en el sofá, o aguantar a un hijo despendolado que se precipita cada semana por los barrancos de la noche. El umbral de la felicidad en España, según cálculos matemáticos, se sitúa por debajo: 18.000 euros al año por persona, 54.000 para una familia con un hijo y 72.000 si hay dos descendientes. En nuestro afán por ponerle ceros a todo, a menudo olvidamos que la felicidad es un estado emocional difícilmente reducible a cifras, y que fluctúa en función de muy diversas expectativas en diferentes órdenes de la vida. Por eso hay quien cuestiona este tipo de estudios o de informes, que elevan al rango de conclusión científica cualquier perogrullada. Tal vez habría que cambiar la pregunta y cuestionarse cuánto dinero se necesita para no ser un desgraciado. Porque eso es lo que hace precisamente el dinero, disminuir drásticamente la infelicidad que se origina por el impago de las necesidades más elementales. Y si medimos cuantitativamente la felicidad, por qué no hacer lo propio con la tristeza, la angustia o la desesperanza.También atribuimos la felicidad a los países, como si fuesen personas, y ahí está el informe que la ONU publica desde el 2012. Finlandia lleva años a la cabeza en un ránking en el que también figura Israel en los primeros puestos. No aparecen muchos de esos lugares que siempre imaginamos apacibles, de buen clima, con personas sencillas y sin grandes aspiraciones. Sitios tristes a ojos de la estadística, pero donde vive gente que sonríe y a la que quizá le ocurra como a Loquillo, el cantante, que para ser feliz solo quería un camión.