Estadísticas por alegrías

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Terrazas repletas en Sanxenxo
Terrazas repletas en Sanxenxo CAPOTILLO

28 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los discursos electorales, últimamente, alcanzan un nivel de catastrofismo que seguramente contagian o agravan entre algunos ciudadanos el sentimiento trágico de la vida del que escribió Unamuno. Aquello de que «nadie ha probado que el hombre tenga que ser naturalmente alegre», y otras cosas tristes. Por suerte, ahora los sondeos y las estadísticas fluyen mil veces más rápidos que en los tiempos del filósofo vasco. Y casi de cada tabla de datos que nos presenten podemos extraer razones para el optimismo.

Por ejemplo, Social Progress Imperative, una asociación de estudios estadounidense sin ánimo de lucro, acaba de publicar su índice de progreso social del año 2022, en el que pondera el grado de cumplimiento de más de cincuenta indicadores de desarrollo humano en 172 países. España ocupa el puesto 17. Con datos del 2020, Suiza lidera la lista, seguida por Noruega, Dinamarca, Islandia y otros de los países más dinámicos; pero a nosotros nos colocan por delante de Gran Bretaña, Corea del Sur, Italia y los Estados Unidos. En uno de los tres apartados en los que agrupan sus resultados, el de cobertura de las necesidades humanas básicas (alimento, agua, abrigo), España es la primera del mundo. Bajamos en cambio, aunque no en grado trágico, en los capítulos que denominan Bases para el desarrollo (educación y salud) y Oportunidad (que incluye las libertades y derechos personales). Pero aun así en este último ítem nos dan la misma puntuación que a Estados Unidos, la tierra de las oportunidades. The Economist, en su valoración de este estudio, señala que los norteamericanos son los más ricos del G-7, pero su índice de progreso social es el más bajo del grupo. De 1990 al 2020, el país que más ha avanzado en este ránking es Bután, el que mide la felicidad de sus ciudadanos y no el PIB. El que más retrocede, ¡qué pena!, es Venezuela. España sube tres puestos en estas tres décadas. A ver si la lenta marcha de progreso que llevamos arrastra consigo a los jóvenes precarios, los agricultores y ganaderos acogotados, los trabajadores cesantes de la industria...