Los últimos joyeros de Becerreá: «Se alguén collera o relevo, tería que darlle un xiro radical ao negocio»

Paula Álvarez García
PAULA ÁLVAREZ LUGO / LA VOZ

BECERREÁ

A María José y Pablo, joyeros de Becerreá, les faltan unos meses para jubilarse.
A María José y Pablo, joyeros de Becerreá, les faltan unos meses para jubilarse. PAULA ÁLVAREZ

Después de 40 años, María José y Pablo preparan los trámites para su jubilación. Se cierra un negocio muy conocido en la localidad por el servicio que presta a sus clientes

09 abr 2024 . Actualizado a las 21:47 h.

Hay negocios que son también un hogar. Es el caso de Joyería Losada en Becerreá, en Os Ancares, fundada en 1953. Un pequeño comercio local que lleva más de 60 años con las puertas abiertas. A unos meses de pasar el candado, Maria José y Pablo, los propietarios, reflexionan sobre su trayectoria y los cambios que sufre el comercio local.

Según cuentan, resulta complicado cubrir las necesidades de una zona con una población tan dispar en cuanto a gustos y edades: «Hai veces que xa non sabemos que inventar». Dicen que «moita da xente nova merca por Internet e busca o máis barato». Por eso explican convencidos que ahora mismo el negocio tendría que adoptar otro enfoque para mantenerse activo. «Ademais de reformar o local, sería necesario meterse no mundo online, diversificar e enfocarse nas novas tendencias. Só da xoiería non se vive». María José opina que «hoxe en día no noso sector tes que colocarte ou no nivel alto ou no baixo, no medio non é rentable». 

Nada más entrar en su joyería, se ve que tienen todo tipo de piezas. Desde marcos de fotos hasta relojes digitales. «É difícil adaptarse aos gustos porque están cambiando constantemente», explican los joyeros. Las tendencias tampoco son las mismas que hace un par de años y eso deriva en nuevos consumos: «Agora fanse menos comunións, vodas e bautizos. Case ninguén compra un marco de prata nin uns pendentes caros»

Ellos además de vender piezas de joyería, también se dedican a la reparación de artículos, un servicio con mucha demanda. «Vén xente para que lle cambiemos a pila ao reloxo, a reparar xoias de recordo, mesmo persoas maiores para actualizar a hora cando se cambia», confiesa Pablo. 

Las tareas, repartidas

Pablo se dedica más al trato con el cliente, mientras que María José gestiona el contacto con los proveedores y marcas. Y, en este caso, su marido reconoce que ella espera con más ansias la jubilación porque está más cansada: «Sobre ela recae a parte máis complicada porque, ademais de formarse, é quen ten que romperse a cabeza sobre o que comprar, onde colocalo...». 

Antes de estar los propietarios actuales regentaban la joyería los padres de ella. María José estudió Magisterio, pero decidió seguir el camino «que máis me apasionaba». Junto a su marido, se puso al frente de un negocio que lleva muchos años recibiendo clientes de toda la comarca: «Recibimos moita xente das aldeas da zona», confiesan los dos. 

Bajada del consumo

Explican que las ventas bajan también por el contexto de despoblación que envuelve a las zonas rurales: «A xente que máis compra é a nova e a de mediana idade e cada vez hai menos. Antes en verán había colas de xente que traía xoias a reparar. Agora iso non pasa», concuerdan los dos. Además, desde la pandemia «as casas cambiaron a liña de fabricación e xa non fan artículos tan diferentes», que para ellos es lo que podría diferenciar al negocio. 

Según cuentan los propietarios, se pierde un servicio básico, especialmente para la gente mayor que tiene fácil acceso a ellos. Su cierre implica la disminución de la actividad comercial en una localidad donde cada vez quedan menos negocios familiares. De hecho, Becerreá se queda sin ninguna joyería abierta.

Loli López también cierra su zapatería: «Eu calcei a todos os rapaces do instituto. Agora piden por Internet» 

Loli López, de zapatería Julio, se jubila a finales de este mes.
Loli López, de zapatería Julio, se jubila a finales de este mes. Paula Álvarez

Las puertas de la Zapateria Julio, en Becerreá, también están a punto de cerrarse. Su propietaria, Loli López, se jubila a finales de este mes después de 28 años surtiendo zapatos a toda la comarca: «Para min os clientes son como amigos. Hai nenos que vin nacer e que agora veñen comprar».

Ella confiesa que sigue habiendo ventas, pero que el consumo cambió radicalmente, especialmente en los pueblos. Habla de la diminución de población como uno de los factores que más influye en los comercios locales. «Eu calzei a todos os rapaces do instituto, agora piden por Internet. Cantos nenos quedan?», se pregunta. Pero la respuesta está clara: «Isto cada vez vai a menos». 

Loli está muy satisfecha de su trayectoria profesional, pero reconoce que su trabajo siempre fue complejo «porque abarcas dende cousas de traballo ata zapatos para ir de voda. Son uns clientes moi marcados». Ella siempre quiso tener «variedade e oferta para que a xente non o tivese que ir buscar á cidade». Explica que últimamente ya no pasaba tanto tiempo yendo a muestrarios de artículos porque sabe que el final está cerca, y se centra en vender los últimos pares de zapatos.

Ahora está a punto de cerrar las puertas de su negocio, y lo hace con nostalgia, pero emocionada porque «chegou o momento de descansar».

Más cierres

Otra negocio de Becerreá, Zapatería Dios, también cierra a finales de este año por la jubilación de su dueña. Y hace unos meses pasó también el candado Amanda, una tienda de ropa y complementos de las de toda la vida en la localidad.