Los osos pardos de la montaña lucense gozan de una buena salud

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Un estudio realizado a lo largo de un año analiza el estado sanitario y genético de las población cantábrica occidental, a la que pertenecen los ejemplares que recorren las sierras de Os Ancares y O Courel

02 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La población cantábrica occidental de osos pardos, a la que pertenecen los ejemplares que recorren las sierras de Os Ancares y O Courel, presenta un estado sanitario satisfactorio. Esta es una de las conclusiones de un estudio promovido por el Museo Nacional de Ciencias Naturales —dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científica— en el que también se investigó la situación de estos animales desde el punto de vista genético.

La investigación se ha realizado sobre muestras de pelo y excrementos recogidas a lo largo de un año en toda su área actual de distribución geográfica, que abarca las comunidades de Asturias, Galicia y Castilla y León. Los análisis se llevaron a cabo en la Facultade de Veterinaria de Lugo. «Lo que se pretendía, por una parte, es conocer el estado sanitario de esta población, que en el pasado llegó a estar reducida solo a unos 48 ejemplares», explica la veterinaria Esther Valderrábano, que participa en el proyecto. «Ahora son cerca de 300 individuos, pero cuando una población aislada ha llegado a ser tan escasa aumenta la consanguinidad y existe el riesgo de que los osos sean más propensos a sufrir enfermedades y tengan menos defensas», añade.

Los osos cantábricos —dice asimismo Valderrábano— comparten su hábitat con el ganado criado en extensivo. «Por eso nos quisimos asegurar de que no comparten también ciclos parasitarios», apunta. «Con los análisis hemos podido comprobar que los osos pardos que viven en estos territorios presentan un estado sanitario relativamente bueno, comparable al de otras poblaciones mucho más grandes, como las de Rusia y Norteamérica», agrega la veterinaria.

En cuanto a la herencia genética de los osos, el estudio tenía el objetivo de saber si es lo suficientemente diversa para garantizar su conservación. «Si el grado de endogamia es muy elevado, la población no será viable, pero los análisis que hemos realizado indican que hay ejemplares que no están emparentados entre ellos, lo que es positivo para su conservación aunque la diversidad genética que hay ahora no es la que nos gustaría», apunta Valderrábano.

Trampas en los árboles para recoger muestras de pelo

Las muestras de pelo sobre las que se realizaron los análisis genéticos se obtuvieron instalando pequeñas trampas en árboles a los que osos se arriman para rascarse. «Adormecerlos para extraer las muestras de pelo también puede ser un método válido —señala la investigadora—, pero de esta forma se hizo el trabajo sin causar la menor molestia a los osos». Las trampas se colocaron a una altura de 1,5 metros para evitar que recogiesen pelos de otros animales, como los jabalíes, que también tienen este hábito.

Mediante la recogida de muestras, los investigadores que trabajan en el proyecto consiguieron identificar un total de 190 ejemplares distintos. «Es un número muy elevado para una población de unos 300 individuos, pero lo más importantes es que gracias a las muestras de pelo incluso hemos logrado medir los desplazamientos de algunos de los animales a lo largo de un año», comenta la veterinaria.

En la investigación, por otro lado, no se ha podido probar que en las sierras lucenses haya osas con crías. «Cuando suceda esto se podrá decir que el oso pardo ya está asentado firmemente en el territorio, pero todos los ejemplares detectados hasta ahora en Galicia son machos, sobre todo de edad juvenil», concluye Valderrábano.

«La diversidad genética puede ir en aumento»

La veterinaria Esther Valderrábano Cano (Madrid, 1982) trabaja como conservadora en el parque Marcelle Natureza, en el municipio de Outeiro de Rei.

 —¿La diversidad genética de los osos cantábricos se puede incrementar?

—El principal problema en este aspecto es que las dos poblaciones principales, la occidental y la oriental, estuvieron separadas mucho tiempo por la barrera que supone la autovía A-66 en Asturias. Por este motivo, los dos núcleos quedaron aislados y en cada uno de ellos aumentó la consanguinidad. Pero en el 2017 se construyó un corredor ? que permite a los animales salvar este obstáculo y los estudios genéticos indican que desde entonces se han vuelto a producir cruzamientos entre los dos núcleos. Así que existe la esperanza de que la diversidad genética de estas poblaciones puede ir en aumento en los próximos años.

—¿Los osos del parque de Marcelle podrían utilizarse en un proyecto de repoblación?

—Estos osos no son aptos para repoblar debido a su herencia genética, aunque según los estudios que se han hecho, los ancestros de estos animales pueden ser de origen cantábrico en un 75%. Pero estos osos proceden de un rescate de circo y tienen también herencias de otros orígenes. Si se utilizasen para repoblar el medio natural se producirían cruzamientos no deseados que alterarían la composición genética de las poblaciones silvestres. Aunque yo trabajo en Marcelle, este parque no tiene nada que ver con la investigación en la que participo.

—¿El proyecto científico ya está totalmente acabado?

—Está acabada la parte experimental, es decir, la recogida de muestras y los análisis realizados en la Facultade de Veterinaria de Lugo. Lo que falta ahora es exponer los resultados en publicaciones científicas. Habrá como mínimo una publicación sobre cada parte de la investigación, la parasitológica y la genética.