La caída del primer militar por el ataque de Hamás estrecha el cerco sobre Netanyahu

Pablo Medina ESTAMBUL / ENVIADO ESPECIAL

INTERNACIONAL

 El jefe de la Dirección de Inteligencia, Aharon Haliva (izquierda).
El jefe de la Dirección de Inteligencia, Aharon Haliva (izquierda). IDF | EFE

El jefe de la Inteligencia, Aharon Haliva, dimite por la cadena de errores que condujo al ataque del 7 de octubre pasado

23 abr 2024 . Actualizado a las 09:10 h.

Seis meses después del ataque de Hamás del 7 de octubre, por primera vez un alto mando de Israel se responsabiliza de los errores cometidos que llevaron a la matanza 1.200 israelíes y el secuestro de otros 250 en los kibutz cercanos a Gaza, de los que aún unos 130 están en manos de los islamistas. El jefe de Inteligencia de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Aharon Haliva, presentó este lunes su dimisión al considerar que «fracasó» a la hora de prevenir los fallos de seguridad que provocaron el asalto. Su marcha eleva la presión sobre los máximos responsables militares y políticos de Israel.

Haliva se encontraba de vacaciones en la localidad de Eliat y estuvo varias horas ilocalizable cuando unos 3.000 miembros de las Brigadas Al Qasam, brazo militar de Hamás, lanzaron el ataque sorpresa sobre territorio israelí y tomaron el control de más de una decena de comunidades. El oficial asume la culpa de no haber dado una respuesta adecuada a las alertas que los mandos del Ejército le hicieron llegar la madrugada anterior al 7 de octubre. La ausencia de vigilancia alrededor de la valla de Gaza y las advertencias de los servicios secretos de países aliados no se tuvieron en cuenta para prevenir el ataque. Por este fiasco, el general israelí considera en su carta de dimisión que no estuvo «a la altura de la tarea que se nos había confiado». «Siempre cargaré con el dolor terrible de la guerra», añade en su misiva.

No es el único que ha asumido culpas, pero sí el primero que deja el cargo. Otros cargos militares, el jefe de Estado Mayor de las FDI, el teniente general Herzi Halevi, y el director del servicio secreto interno Shin Bet, Ronen Bar, ya han reconocido su responsabilidad de la falta de prevención del ataque y han adelantado su disposición a dimitir cuando la crisis bélica en Gaza concluya. Fuentes militares aseguran que se esperaba «una ola de dimisiones mayor». De momento, tan solo Haliva y el jefe del Departamento de Investigación de su sección, Amit Saar, han renunciado. Este último adelantó hace días su dimisión debido al cáncer que padece.

El sucesor de Haliva, de momento, es una incógnita, aunque al acceder a su cargo recomendado por los socios ultras de Netanyahu puede suponer que la guerra cobre un cariz aún más cruel sobre el casi millón y medio de palestinos que esperan un ataque sobre Rafah, al sur de Gaza. 

Cerco sobre Netanyahu

Las dimisiones en el Ejército, según fuentes militares que prefieren el anonimato por motivos de seguridad, vendrán por goteo. El cerco se estrecha sobre Netanyahu, quien durante años se vendió en sus campañas electorales y como jefe de sus sucesivos Gobiernos como Míster Security,  y permitió que tuviera lugar el asalto islamista sobre suelo israelí. 

Tanto la oposición como la ciudadanía reclaman la dimisión del primer ministro. En clave internacional, diversos analistas consideran que Netanyahu está alargando la guerra para seguir en el poder y no cederá a las presiones, aunque ya es considerado un cadáver político.

No en vano, según el último sondeo del Instituto de Democracia de Israel, el 62 % de la población desconfía del actual Gobierno y un 52 % quiere elecciones a final de año. El líder de la oposición, Yair Lapid, pidió a Netanyahu que siga el ejemplo de Haliva y dimita. Benny Gantz, el opositor que se unió al gabinete de guerra, le reclama que convoque elecciones el próximo septiembre. Las familias de los rehenes es el agente social más exigente con la salida de Netanyahu, precisamente por no priorizar la liberación de los cautivos en su guerra contra Hamás.