Washington condiciona la respuesta militar de Israel a Irán

Pablo Medina ESTAMBUL / ENVIADO ESPECIAL

INTERNACIONAL

Habitantes de Teherán pasan junto a un cartel antiisraelí con imágenes de misiles iraníes.
Habitantes de Teherán pasan junto a un cartel antiisraelí con imágenes de misiles iraníes. Majid Asgaripour | REUTERS

La Administración Biden exige contención a Netanyahu porque no quiere involucrarse en un guerra a gran escala en Oriente Medio

16 abr 2024 . Actualizado a las 09:02 h.

Tras el ataque sin precedentes de Irán sobre suelo israelí y la previsible represalia israelí, existe el riesgo de una guerra a gran escala entre las dos grandes potencias militares de Oriente Medio. Tel Aviv depende en gran medida del apoyo militar estadounidense y Teherán puede seguir lanzando ataques para mostrar las fortalezas y debilidades de su principal enemigo en la región. Israel parte con la ventaja de que cuenta con la ayuda que Washington le brinda. No obstante, ese apoyo, según ha advertido la Casa Blanca, no le llegaría al Gobierno de Benjamin Netanyahu en caso de querer entablar una guerra directa con el régimen de los ayatolás.

Oficiales del Ejército de Estados Unidos citados por The New York Times remarcaron hace escasos días que el deseo de Washington es «no involucrarse en una guerra a gran escala» contra la principal potencia chií porque implicaría que Irak, Siria y el Líbano —o al menos a las milicias proiraníes que operan en esos países— se sumarían a la contienda. 

Un esfuerzo militar que costaría caro a Joe Biden en pleno año electoral, con demócratas y republicanos cada vez más cansados de financiar guerras, ya sea la de Israel contra Hamás o la de Ucrania contra Rusia. No obstante, la Casa Blanca también está atada a su compromiso de «garantizar» la seguridad de su principal aliado en Oriente Medio, por lo que las puertas están abiertas a cualquier escenario.

De acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, Israel invirtió 23.400 millones de dólares en defensa, casi el 5 % de su PIB, para mantener un contingente de 169.500 soldados, casi medio millón de reservistas, 2.200 tanques, 339 aviones de combate, 530 unidades de artillería (contando también baterías antiaéreas) y una fuerza naval de más de 50 naves, que incluyen cinco submarinos.

Estados Unidos, además de proveer el año pasado 3.800 millones de dólares en ayuda miliar a Tel Aviv, es también su socio en un programa de diseño, confección y empleo de misiles antiaéreos dotado con 500 millones de dólares. La gran parte de ese presupuesto fue para financiar la compra de misiles para la Cúpula de Hierro, el principal sistema defensivo de Israel, según el centro de estudios Consejo de Relaciones Exteriores.

Sin proteger los cielos, Israel tiene complicada la victoria. Dada esta dependencia militar, el primer ministro Benjamin Netanyahu y el presidente Joe Biden tendrán que buscar fórmulas de entendimiento para que los efectos de la guerra en Oriente Medio y en Estados Unidos —electoralmente— sean los mínimos.

En lo que respecta al régimen de los ayatolás, su capacidad militar obedece al desarrollo propio de su industria militar, que podría contar con el respaldo de Rusia si la guerra escalara dado que Irán es uno de sus principales aliados y su principal proveedor de drones en la guerra de Ucrania. Una alianza entre el principal arsenal balístico de Oriente Medio y la segunda potencia militar del mundo. 

Un enorme arsenal balístico

Irán tiene a su disposición más de 3.000 misiles de largo alcance para atacar a Israel, según el Comando Central de Estados Unidos. A estos hay que añadir un número indeterminado de drones con capacidad de recorrer entre 2.000 y 2.500 kilómetros, entre los que destacan los modelos Shahed 139 y 149. Además, con la retirada de EE.UU. del pacto nuclear durante la presidencia de Donald Trump, se facilitó el desarrollo del programa de este tipo de armas. El Proyecto Wisconsin sobre control de armas nucleares prevé que, a día de hoy, Teherán pueda enriquecer uranio para una bomba en una semana y para cinco en un período de entre dos y tres semanas.

Las autoridades persas se dieron por satisfechas con su ataque a Israel, pero el presidente, Ebrahim Raisí, advirtió que «si el régimen sionista o sus partidarios demuestran un comportamiento imprudente, recibirán una respuesta decisiva y mucho más fuerte». Las opciones están abiertas mientras la guerra en Gaza pasa desapercibida por el duelo de gigantes.