China prioriza la seguridad nacional sobre el crecimiento económico

María Puerto PEKÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Representantes de distintas regiones de China a su llegada a la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino.
Representantes de distintas regiones de China a su llegada a la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino. Tingshu Wang | REUTERS

Por primera vez en tres décadas el primer ministro Li Qiang no dará su única rueda de prensa anual, en el marco de la cita política más importante

04 mar 2024 . Actualizado a las 17:44 h.

La élite del Partido Comunista se reúne esta semana en Pekín para aprobar, como es tradición por unanimidad, la hoja de ruta del Gobierno. Tras cuatro años de pandemia, por primera vez la ciudad acoge sin restricciones y en su formato habitual lo que se conoce popularmente como las «dos sesiones», lianghui en chino. Este año se han eliminado las limitaciones de participación. El evento vuelve a su antiguo formato y congrega a cerca de tres mil legisladores y unos dos mil representantes de la sociedad civil. Los participantes han podido llegar a la capital acompañados de asesores y ayudantes. 

Tampoco se ha limitado el número de periodistas que pueden estar presentes en el Palacio del Pueblo, aunque todavía se ha exigido hacer un PCR en el momento de recoger la acreditación. Según la organización unos tres mil periodistas, la mayoría chinos, seguirán este año el evento. Otro signo de normalidad es el regreso a las calles de los voluntarios ataviados con brazaletes rojos y banderas.

Este lunes abrió sus puertas la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh), un órgano asesor que propone iniciativas políticas al Gobierno y está formado por académicos, sindicalistas, artistas y empresarios. Y este martes se inaugura la Asamblea Nacional del Pueblo (ANP), el plenario del Parlamento chino. El primer ministro, Li Qiang, presentará el informe de trabajo y dará a conocer datos esenciales como el objetivo de crecimiento del PIB que se espera que ronde el 5 %, el importe del presupuesto de defensa, la posición sobre Taiwán o las directrices de las políticas sociales.

En esta edición, la incertidumbre económica y la necesidad de despejar dudas sobre algunos nombramientos de ministros genera expectativas, pero la liturgia del evento se repite sin cambios.

Tras las ceremonias de apertura de las dos sesiones todas las reuniones se celebran a puerta cerrada. El día 7 el ministro de Exteriores convoca una conferencia de prensa en la que fijará la agenda de China en sus relaciones exteriores. También se mantiene la tradición de no anunciar cuanto durarán las «dos sesiones». Se especula que se clausurará en torno al 12 de marzo, ya que es el día en que se levantarán algunas medidas de seguridad, como la prohibición de volar planeadores, drones o estrellas sobre la capital.

La única novedad de este años es la primera cancelación en tres décadas de la rueda de prensa anual de Li Qiang, al cierre de la sesión plenaria del organismo. Se desvanece así una de las pocas ocasiones en las que el jefe del Ejecutivo chino responde preguntas de los periodistas, si bien estas están pactadas de antemano, en un momento en que inversores y analistas esperaban más claridad sobre la hoja de ruta económica del país para este año.

Panorama diferente

La desaceleración de la economía, el malestar social que provoca el aumento del paro y la crisis del sector inmobiliario dibujan un panorama diferente al del año pasado donde el presidente Xi Jinping acababa de asegurar un histórico tercer mandato.

Es difícil que Xi modifique su agenda que, según algunos analistas, prioriza la seguridad nacional sobre el crecimiento económico y el comercio.

Las reuniones previas realizadas las últimas semanas así lo indican. Se ha aprobado una reforma de la ley de protección de secretos de Estado ampliando su alcance al entorno empresarial, añadiendo lo que se ha denominado «secretos de trabajo» que afectaría incluso a las empresas extranjeras. También se ha anunciado que las políticas de estímulo para desarrollar la alta tecnología quedarán directamente bajo la guía del Partido Comunista chino.

Del Gobierno estrenado hace un año dos hombres de Xi han caído del organigrama. Son el ministro de Defensa, Li Shangfu, investigado por corrupción, y el de Exteriores, Qin Gang, desaparecido desde el mes de julio y supuestamente relacionado con un posible caso de espionaje. Ambos fueron cesados como consejeros de Estado y se verá quien los sustituye en este selecto grupo del poder. La caída de estos dos ministros revela las tensiones en el seno del partido.

Sin embargo, no se esperan sorpresas. El Parlamento chino tiene altos estándares de consenso. El año pasado las iniciativas fueron aprobadas con el 98,6 % de los votos.