Travis King, el séptimo soldado de EE.UU. en desertar a Corea del Norte

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Travis King en una localización desconocida
Travis King en una localización desconocida SOCIAL MEDIA | REUTERS

Iba a ser repatriado como medida disciplinaria tras haber pasado 48 días en un taller penitenciario de Corea del Sur por haber golpeado un vehículo de policía

17 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Travis King, un soldado raso de 23 años, es el séptimo militar de Estados Unidos del que se tiene constancia que haya desertado al país de Kim Jong-un tras la guerra de Corea (1950-53). King cruzó el pasado 18 de julio la frontera y entró en territorio norcoreano mientras realizaba una visita a la zona desmilitarizada que divide las dos Coreas.

El soldado iba a ser repatriado a EE.UU. como medida disciplinaria tras haber pasado 48 días en un taller penitenciario de Corea del Sur por haber golpeado un vehículo de policía, pero huyó del aeropuerto de Seúl donde debía tomar el vuelo a casa, informa Efe. Tras casi un mes de silencio, Piongyang anunció el martes que el soldado ha pedido asilo en el país porque «albergaba malestar por el tratamiento inhumano y la discriminación racial dentro del Ejército de Estados Unidos». Entretanto, Washington sigue centrado en repatriar al militar ya que afirma que no ha podido verificar que haya pedido asilo al régimen de Kim.

Los precedentes

En 1962, la del soldado Larry Allen Abshier, de 19 años, fue la primera deserción de una serie de tres en el lapso de un año por parte de compatriotas con los que convivió y compartió fama tras participar como actores en una serie de temática bélica producida por el régimen y conocida como Nameless Heroes.

Pero el desertor más célebre es el sargento Charles Robert Jenkins. En enero de 1965, cuando tenía 24 años abandonó su puesto de vigilancia y cruzó la frontera movido por el miedo a ser movilizado para la guerra de Vietnam. Jenkins acabaría calificando su huida como la peor decisión de su vida. Durante su primera década en Pionyang sufrió maltratos físicos, fue obligado a enseñar inglés a los espías norcoreanos, a aparecer en sus cintas propagandísticas y a casarse con Hitomi Soga, una japonesa secuestrada. En el 2004, en medio de un deshielo de las relaciones entre Pionyang y Tokio, obtuvo un permiso para regresar a Japón.