El pragmatismo se impone de nuevo

INTERNACIONAL

En el vocabulario político iraní es importante la distinción entre moderado y reformista. Y más importante aún es la relación entre las dos facciones

28 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En el vocabulario político iraní es importante la distinción entre moderado y reformista. Y más importante aún es la relación entre las dos facciones. Reformistas y moderados coinciden en defender la revolución islámica de 1979. También coinciden en la necesidad de transformarla e ir hacia una apertura. Las diferencias están en el ritmo y los límites de esa apertura.

En 1997, con la presidencia de Mohammed Jatamí, los reformistas alcanzaron el poder. Pero su victoria en aquellas elecciones fue tan clara que decidieron enfrentarse no solo a los conservadores sino también a los moderados, que hasta entonces habían sido sus aliados. Resultó un error fatal. Jatamí pudo hacer algunos cambios importantes, como su acercamiento a Occidente y la relajación de las normas teocráticas en el país, pero cuando fracaso en la gestión de la economía tuvo que enfrentarse a una coalición de moderados y radicales que precipitó su caída en desgracia y abrió el camino al populismo ultra-conservador de Mahmud Ahmadineyad. Suele decirse que Ahmadineyad ganó su segunda presidencia en 2009 mediante un fraude electoral, pero no hay ninguna prueba de que fuese así. Irán no es, en modo alguno, una democracia. Sin embargo, su sistema político es realmente electivo y, dentro de ciertos límites, refleja el estado de opinión de la sociedad. El estado de opinión era entonces de decepción profunda con los reformistas.

También Ahmadineyad acabó decepcionando, lo que ha permitido una reconfiguración del espacio político en la que reformistas y moderados han hecho las paces. Esta colaboración fue la que llevó en 2013 a la presidencia al moderado Hasán Rohaní. Esta vez, Rohaní ha podido desarrollar su programa de reformas igualmente moderadas con más calma y apuntarse algunos éxitos. Priorizando el acuerdo nuclear con Estados Unidos y sus aliados, ha conseguido el levantamiento gradual de las sanciones y, aunque los efectos positivos todavía no hayan llegado a la masa de la población, la economía está mejorando a ojos vistas. Por eso, y a falta de los resultados finales, todo apuntaba ayer a que el electorado ha dado a la alianza de moderados y reformistas el control del Parlamento. Este estaba todavía en manos de los conservadores precisamente porque las anteriores elecciones fueron boicoteadas por los reformistas.

Ya solo quedaría un bastión de poder conservador: el cargo de Líder Supremo que ostenta Alí Jameneí. Pero esto podría cambiar pronto igualmente. En paralelo a las elecciones parlamentarias, los iraníes votaron el viernes a los miembros de la Asamblea de Expertos, el órgano que controla al Líder Supremo, y parece ser que también ahí moderados y reformistas van por delante. Si esto se confirmase, quedaría abierto el último candado que cerraba la posibilidad de reformas en la República islámica de Irán. El ritmo y los límites de esas reformas es lo que falta por ver ahora.