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En NaDo, uno de los restaurantes de referencia de A Coruña, apuestan por una cocina sana y sencilla. En este local, nos olvidamos de las digestiones eternas para dar paso a platos nutritivos pero llenos de sabor junto a los vinos de Bodegas Marqués de Vizhoja.

¿Podemos disfrutar de una comida en un restaurante sin que sea copiosa o llena de grasas? ¿Y evitar una digestión eterna tras ella? ¿Los platos pueden ser nutritivos? Precisamente, este es el reto del restaurante NaDo, en A Coruña: proponer una cocina sabrosa a la vez que nutricionalmente interesante. Los vinos de Bodegas Marqués de Vizhoja nos acompañan en este local, que es una de las referencias gastronómicas de la ciudad herculina.

El cocinero Iván Domínguez, al frente de NaDo, ha impulsado una evolución en el restaurante hacia una cocina más sana. «Avanzamos hacia una comida que no solo es sabrosa, sino que es directa, sana y sencilla. En el sector, hemos prestado atención a otros aspectos, como el sabor o las texturas, pero no hemos atendido al valor nutricional de los productos con los que trabajamos», indica el cocinero.

NaDo, como cualquier otro negocio, ha evolucionado en sus 5 años de historia. «Pero es una evolución muy ligada a mis propios cambios a nivel personal», explica Iván Domínguez, quien califica de «inevitable» trasladar su propia personalidad al restaurante. 

En esta evolución, personal y profesional, Iván nos cuenta cómo apostó por una dieta nutricionalmente más interesante. «Practico deportes de larga distancia y, asesorado por expertos, quería una dieta que me permitiese entrenar mejor, evitar esas digestiones pesadas y apostar por el valor nutricional de los alimentos», aclara el cocinero. 

«Comencé a explorar ciertas directrices que me pautaban en los platos que yo cocinaba. Por ejemplo, ¿por qué no añadir frutos secos a un plato para hacerlo nutricionalmente más interesante? ¿O modificar ciertas salsas que pueden resultar pesadas o sustituir ciertas grasas?», señala sobre su cocina, apta en muchos casos para personas con intolerancias o que siguen dietas vegetarianas o veganas.

En resumen, Iván suma a las características básicas de un plato, como el sabor o la textura, un interés nutricional. «No han sido grandes cambios porque siempre he apostado por una cocina muy limpia y sencilla. No renunciamos al sabor, evidentemente, pero buscamos otras formas de llegar a él», puntualiza Iván. 

Espinacas con cebolla

Como ejemplo de esta evolución, Iván nos prepara un plato de espinacas con cebolla. Una versión de las tradicionales espinacas a la crema, «pero donde no utilizamos leche, reduciendo así las grasas, y tampoco harina, limitando el almidón, siendo aptas para intolerantes al gluten o la lactosa». 

Y aunque parezca un plato sencillo, estas espinacas con cebolla son un auténtico paseo de sabores. «Guisamos las espinacas, acompañadas con un caldo elaborado con cebolla tostada en la propia brasa. También hacemos unas chalotas en la sartén, con una gota de aceite de oliva, aportando grasas nutricionalmente más interesantes», enumera el cocinero. El plato lo rematan con chalotiñas de costa, un vegetal similar a la cebolla cultivado en el mar, y ligan todo el plato con una emulsión de ajo negro fermentado.

¿Y a qué sabe este plato que preparan en NaDo atendiendo a su valor nutricional? «La espinaca tiene ese toque salino y sabor fuerte, que contrasta con el dulzor de la cebolla y se suma a la salinidad de las chalotiñas. Todo ello con la emulsión de ajo negro fermentado, que le aporta la cremosidad, recuerda a un pilpil. Y mantenemos la textura de los productos vegetales gracias a una cocción limitada, que preserva la naturalidad y las propiedades de las verduras», describe.

Y junto a este plato de espinacas con cebolla, Iván nos sirve una copa del vino Señor da Folla Verde (Condado do Tea, 70% albariño, 15% loureira, 15% treixadura; D.O. Rías Baixas), de Bodegas Marqués de Vizhoja. «Es un maridaje que se compenetra, porque el vino aporta la acidez, el frescor, que le falta al plato. Justo cuando tenemos el paladar casi saturado, de todos los sabores de estas espinacas con cebolla, llega el vino con su frescura, aportando un nuevo matiz», finaliza el cocinero.