Xurxo Carreño, instagramer: «Mi humor es muy básico»

GALICIA

PILAR CANICOBA

Es el gallego con más seguidores en IG y TikTok, plataforma que le acaba de nominar a sus premios como humorista de referencia

07 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Si andan por Instagram o por TikTok seguro que lo han visto alguna vez. Es un tipo con los ojos muy grandes comentando vídeos con un humor de brocha gorda pero del que, admitámoslo, resulta difícil sustraerse. Xurxo Carreño (Ourense, 1991) es el gallego con más seguidores en Instagram, 3,4 millones. Y en Tik-Tok, casi el doble. En total, ronda los diez millones, que se dice pronto.

—Le acaban de nominar para los premios de Tik-Tok. Estará contento.

—Sí, sí. Me hace muchísima ilusión.

—Los premios gustan, pero el premio son los seguidores, ¿no?

—Yo siempre digo que lo que vale es el tiempo y el trabajo que le dediques. Ganar premios está bien, pero cada uno sabe lo que hace.

—El termómetro que se mira es el número de seguidores.

—Sí, de seguidores estamos bien, ja, ja.

—¿Cómo se metió en esto?

—De rebote. Ya llevo casi diez años y cuando empecé, en España no había ni cien creadores de contenido. Estaba estudiando la carrera, vi un vídeo de un tipo doblando animales y pensé: «Voy a probar yo». Y los empecé a subir.

—¿Qué estudiaba?

—Ingeniería Informática en Ourense.

—Continúe, continúe.

—Algunos amigos me recomendaban que dejara eso, que me pusiera a estudiar, pero otros decían que se reían mucho y me animaban a seguir. Así que seguí. Un día hice un vídeo con un perro que tenía escrito en la lengua: «Te puedo lamer la pirola». Y la cosa se descontroló.

—Un «hit».

—En un año tenía 100.000 seguidores en Instagram, que para la época era una locura. Y en los siguientes 6 meses ya tenía un millón. Era la época buena.

—¿Dejó de estudiar?

—Sí. Me quedan cinco o seis asignaturas y el proyecto, pero era algo que no me llenaba. No me veía trabajando a largo plazo como programador. Así que decidí arriesgar. Estuve cuatro o cinco años sin ganar dinero, pero a día de hoy es mi trabajo.

—Les daría una buena alegría a sus padres cuando les dijo que dejaba la carrera.

—Al principio se lo tenía un poco oculto. No es fácil explicarles a tus padres que haces vídeos doblando a cabras. Cuando se enteraron me pidieron que siguiera estudiando pero, a día de hoy, mi madre es mi mayor fan y me llama para darme ideas.

—Supongo que todos los humoristas alguna vez han tenido que salir del armario.

—Sí. Es que decirles a tus padres que te vas a dedicar al humor no es duro, pero es raro. Si estás en la tele, no. Pero en las redes sociales sí que parece más raro.

—Ahora ya está en el teatro. ¿Es más difícil?

—Hemos estado durante un año y medio por los teatros de toda España. Para mí fue un salto difícil porque en las redes no ves a las personas, solo un número que va subiendo, pero verles la cara impone mucho.

—La incertidumbre de saber si se reirán del chiste.

—Eso es lo que yo temía. Cuando ocurre hay que cambiarlo, reorientar el texto... El teatro me ha ayudado mucho en la comedia y, de hecho, ahora me siento muy cómodo y prefiero el vivo a las redes sociales.

Santi M. Amil

—Las redes tienen el reverso de los «haters», ¿como lleva eso?

—A mí las cosas buenas me entran bien, pero las malas me afectan un montón. Pero tengo que decir que no me meto mucho con nadie, tengo un público bastante guay y no muchos haters. Yo creo que el humor no debería tener límites. Bueno, algunos solo.

—¿Ya era usted así en el colegio?

—Siempre fui muy traste. Esto viene de cuna. Para hacer humor tienes que tener un circuito en la cabeza que está mal, ja, ja. Pero también soy muy tímido. Hay gente que me dice: «En los vídeos eres más gracioso». Pero es que hay que distinguir entre la persona y el personaje.

—Oiga ¿y eso de los ojos?

—Es un filtro. También hay gente que me dice por la calle: «Vaya, tienes una cara normal», ja, ja. Intento ser muy expresivo.

—Y usted, ¿con quién se ríe?

—Yo me río con todo. Pero el humor básico, para mí es el mejor. El mío es muy básico. El humor elaborado no me hace gracia. Me gusta mucho Touriñán.

—¿Celta o Dépor?

—Yo soy más de balonmano. Si me apura, defiendo a los dos.

—¿Pulpo o cocido? Y no me diga que los dos.

—Cocido. Aunque el pulpo me encanta en todas sus variantes, ja, ja.

—Dígame cuatro palabras que lo definan.

—Natural, espontáneo, muy sentido y alegre.

—Y ahora Galicia.

—Es un sentimiento, tradición, familia y... lo mejor. Ser gallego es lo mejor que te puede pasar.

—¿Qué hace con el tiempo libre?

—Jugar a la consola. Y ver anime, soy muy friki. Me gustan mucho los dibujos animados. Prácticamente no veo cine, solo veo dibujos animados. Ah, y pescar.

—Dígame algo que le resulte repugnante.

—No es que me repugnen, pero las tortugas me dan muy mal rollo.

—¿Cómo se ve dentro de 15 años?

—Ojalá que viviendo del humor.

—Una canción.

Ruido blanco de Izal.

—¿Qué cree que es lo más importante en la vida?

—Ser feliz. Estar contento en la medida de lo posible y que las cosas no nos afecten tanto. Hay que disfrutar de las pequeñas cosas, de los amigos y de la familia, que son los que siempre están ahí.