Francisco Maseda, primer vicerrector del campus de Lugo: «O campo medrou coa universidade»

La tierra tira. Que se lo digan a Francisco Maseda Eimil (Vilalba, 1945), que tras haber establecido su vida en Madrid, acabó volviendo a Galicia. Tras haberse formado como ingeniero agrónomo en la capital de España, trabajó en la empresa privada y en la docencia. El primer sector le permitió vivir experiencias tan llamativas como el desarrollo de explotaciones de ganado vacuno en Argelia; el segundo fue la palanca que le permitió cambiar las riberas del Manzanares por las del Miño.

A comienzos de los ochenta, en Lugo funcionaba una escuela de ingeniería técnica agrícola, fundada en la década anterior. Sobre esa base creció la escuela de ingenieros agrónomos superiores, y en ese tiempo, además, se creó la Facultade de Veterinaria. Esos dos centros supusieron el despegue de Lugo como ciudad universitaria con una especialización en el sector agropecuario, presente en la provincia y en toda Galicia.

Maseda compaginó la docencia en la escuela de ingeniería técnica y en la superior antes de ser catedrático en esta última, en la que permaneció hasta su jubilación. Nunca tuvo duda de que la ingeniería agrónoma era para él mucho más interesante que la de telecomunicaciones o la industrial, ya que combina la parte estrictamente técnica con su aplicación en el entorno. «Gústabame esa dualidade», afirma.

Tampoco duda de que el campo de Lugo en particular y de Galicia en general se beneficiaron de la formación que fueron recibiendo sucesivas promociones de universitarios en especialidades relacionadas con la agricultura y con la ganadería. «A universidade foi un revulsivo para o campo. O campo medrou coa universidade», subraya.

A finales de los ochenta, con la creación de las universidades de A Coruña y de Lugo, las facultades y escuelas lucenses quedaron integradas en la Universidade de Santiago de Compostela (USC). Años después, estando Darío Villanueva al frente de la institución, Maseda fue el primer vicerrector del campus de Lugo. Eran tiempos de expansión, con un número de estudiantes (unos 10.000) que suponían más del 10 % de la población de la ciudad amurallada. Afirma que pasar de docente a gestor fue un gran cambio, pero recuerda con especial agrado el haber buscado un edificio del centro histórico, cerca de la catedral y de la muralla romana, para sede del Vicerreitorado.

La trayectoria pública aún le reservaba, a principios de este siglo, una dirección xeral en la Consellería de Medio Ambiente, cuando la dirigía José Manuel Barreiro. «Había que traballar, pero iso nunca me asustou», explica. De todos modos, confiesa que siempre le gustó la docencia sobre todo y que sigue teniendo contacto cordial con sus antiguos colegas.

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