Una inmobiliaria gestionará el último eslabón del imperio de Jorge Dorribo

Serxio González Souto
Serxio González VILAGARCÍA / LA VOZ

GALICIA

El acceso al chalé de Carril, convertido en escenario de correrías, fiestas y destrozos durante once años, acaba de ser tapiado por su comprador
El acceso al chalé de Carril, convertido en escenario de correrías, fiestas y destrozos durante once años, acaba de ser tapiado por su comprador MONICA IRAGO

La promotora, radicada en Vilagarcía, ha liquidado la hipoteca que pendía todavía sobre la mansión en ruinas de Carril, intervenida en el 2011 al hilo de la operación Campeón

02 abr 2022 . Actualizado a las 18:19 h.

Los chavales de Vilagarcía de Arousa, siempre atentos a las leyendas locales, la bautizaron como la casa del narco. Durante once años, esta propiedad abandonada, que corona el monte de A Tomada y ofrece una inmejorable vista sobre la ría de Arousa, ha servido como escenario de correrías adolescentes y juergas de variado calibre. Como sala para el consumo de todo cuanto pueda ser bebido, fumado, esnifado o inyectado. Como lienzo para grafiteros, y material de destrozo y desescombro al alcance de gamberros y maleantes. Tanto desenfreno ha llegado a su fin: el acceso a la mansión que el empresario lucense Jorge Dorribo poseía en la mejor zona de Carril fue cegado el mes pasado.

Desde que en el 2011 estalló la operación Campeón, aquel chalé de lujo y campanillas, el último eslabón del imperio de corrupción que Dorribo construyó en torno a la farmacéutica Nupel y las subvenciones fraudulentas que supo amañar en el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape), se ha transformado en una auténtica ruina. Que ahora haya sido tapiada constituye el primer movimiento visible para proteger la finca en los once años transcurridos desde que fue intervenida. Y este paso tiene una razón de ser: acaba de ser adquirida por una inmobiliaria radicada en la capital arousana.

Al hilo de esta gestión es posible despejar varias incógnitas acerca de la situación en la que se hallaba el inmueble, cuya suerte nada tuvo que ver con la del otro chalé que Dorribo construyó en O Corgo sin que tampoco le faltase de nada, y la Sareb vendió en mayo por 183.000 euros. La propiedad alcanza los 2.015 metros cuadrados, de los que aproximadamente una cuarta parte es superficie construida. La mansión en sí se articula en una planta y un sótano entre los que se distribuyen un salón de ensueño que se abre a una piscina exterior, habitaciones, un recibidor, una zona spa, garaje, su buena barbacoa y otra piscina, esta interior y dotada de lucernario. Fue levantada en el 2005 sobre un antiguo terraplén rellenado y reconvertido en una magnífica terraza hacia la ría.

La primera hipoteca sobre la parcela data del año anterior, el 2004. La concede Caja España por un importe principal de 322.000 euros. Y, aunque la documentación registral no identifica a su tomador, pasos posteriores la relacionan no con el empresario directamente, sino con su esposa. En noviembre del 2005, la operación se amplía hasta los 422.000 euros.

Transcurre el tiempo y el globo que acabará reventando en el seno de la Nupel sigue creciendo. En febrero del 2011 faltan todavía tres meses para que Dorribo sea detenido, precisamente en esta vivienda. Pero la investigación sobre las fuentes de su deslumbrante modo de vida ya está cerrando sus últimos flecos. Es entonces cuando se registra una llamativa operación de compraventa del chalé de Carril a favor de uno de los administradores de Nupel y de su esposa, que en un primer momento también serán detenidos. Consciente de que los ingresos del matrimonio difícilmente explicarían una adquisición de este calibre, la jueza que dirige la operación Campeón sospecha de que se trata de un alzamiento de bienes, el último requiebro del cazador mutado en presa que olfatea el peligro, y abre una pieza separada. Desde entonces, poco más había trascendido acerca de la situación legal o jurídica de la mansión, más allá de que fuentes de la Sareb —la sociedad creada para gestionar las propiedades inmobiliarias que ahogan a los bancos reestructurados— aclarasen que jamás estuvo en su cartera.

En realidad, Promontoria Aloe, una promotora con sede en Madrid, se había hecho con los derechos de la hipoteca en septiembre del 2019. La deuda, entonces, figuraba ya bajo la órbita de Unicaja Banco, que años antes había adquirido la desastrosa conjunción de Caja España y Caja Duero y, por lo tanto, heredado aquella operación inicial. Es necesario aguardar a enero de este año, hace apenas unas semanas, para comprobar que Aloe cancela la hipoteca y, de forma paralela, el administrador de una inmobiliaria de Vilagarcía compra la finca. Está por ver si para colocarla en el mercado o por algún tipo de interés personal en ella. Porque, aunque maltrecho y un tanto nauseabundo a raíz de los usos y abusos que ha soportado, el enclave sigue siendo impresionante. Dorribo, en cualquier caso, no pudo conocer los vericuetos finales que recorrió este descomunal símbolo de sus buenos tiempos al mando de la Nupel y sus chanchullos. Condenado a cinco años y once meses de prisión, y al pago de una multa de seis millones de euros, el empresario falleció en mayo del 2019 en Barcelona. Fue un infarto.