Galicia ante las elecciones del 13F: con un ojo en Castilla y otro en León

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta REDACCIÓN

GALICIA

Alberto Núñez Feijoo y Alfonso Fernández Mañueco, en un acto de campaña en Ponferrada el 3 de febrero
Alberto Núñez Feijoo y Alfonso Fernández Mañueco, en un acto de campaña en Ponferrada el 3 de febrero ANA F. BARREDO | EFE

Al este de Pedrafita y O Pardonelo está la tercera comunidad con mayor intercambio económico y demográfico. De la energía al sector primario o el idioma gallego, esto es lo que está en juego este domingo y por lo que los gallegos deberían mirar de reojo lo que pase esta noche

13 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo, hace unos mil años, que Galicia y parte del territorio que hoy se conoce como Castilla y León eran un mismo territorio, un mismo reino. Hoy les separa una porosa frontera administrativa entre Lugo, Ourense, Zamora y León, con O Pardonelo y Pedrafita a modo de ítems entre el este y el oeste, un paso que cruzan para irse a vivir a un lado u otro unas 2.500 personas cada año, aparte de las decenas de miles que cruzan a diario. Castilla y León es la tercera comunidad con mayor movimiento económico y poblacional con Galicia. Por eso, hoy que hay elecciones en el este, a ese proceso no puede ser ajeno la comunidad gallega. Hay intereses cruzados y unos cuantos desafíos compartidos, sobre todo con esas provincias del oeste de ese gigante administrativo y bastante artificial llamado Castilla y León.

El territorio

Una identidad sin crear. Es una de las grandes diferencias entre Galicia y Castilla y León. Cualquier gallego en el exterior se identifica como tal, sea de Vigo, de Ferrol o de O Valadouro. Es gallego. Un emigrante de Valladolid, Béjar o Ponferrada no se presenta diciendo que es «castellanoleonés», gentilicio en la RAE que, por cierto, no se emplea ni una sola vez en el Estatuto de Autonomía. Solo se habla de ciudadanos de Castilla y León. Si nada lo remedia, en el 2023 se cumplirán 40 años de la formulación de esta comunidad autónoma, formada pese a la enorme resistencia de las provincias del oeste, especialmente de León, donde ese movimiento proautonomía propia ha resistido y hoy se encuentra en un momento dulce. El leonesismo cogobierna la Diputación y decenas de ayuntamientos, y es llave, por ejemplo, en León. Lo capitaliza la Unión del Pueblo Leonés, identificado entre la prensa de Madrid como un partido de la España Vaciada cuando lleva más de 30 años activo y desde mediados de los 90 en el Parlamento de Fuensaldaña.

«¿Cómo se explica? Solo hay que echar una ojeada al escudo de España: en el segundo cuartel campea un león que representa al reino histórico. León lo único que pide es alcanzar el mismo grado de autogobierno que las demás regiones españolas. Desde 1833 hasta 1983 la región leonesa existió, y un día, en un proceso claramente antidemocrático, desapareció», apunta el historiador Ricardo Chao. «La Región Leonesa fue la única que no tuvo acceso a su autonomía, incumpliéndose con ello la Constitución Española», añade el escritor y activista Javier Callado.

La identidad es un problema en Castilla y León —que ni capital tiene— porque difícilmente se puede construir un proyecto si una parte no cree en él y cuando tampoco se ha puesto demasiado para ello, salvo alguna campaña, una fracasada asignatura y cartelería por doquier. El ejemplo de esa falta de política por la cohesión es Valladolid, convertido en una centrifugadora de industria y administración auspiciada por la Junta: cuando se estrenó la autonomía tenía 480.000 habitantes; hoy ronda los 520.000 en un territorio que ha perdido 200.000 vecinos en esos 40 años.

La crisis demográfica

Preocupantes tendencias comunes. Es elemento más identificable entre Galicia y Castilla y León: la depresión demográfica. En la primera no se ha traducido en ninguna formación vinculada a ese fenómeno llamado la España Vaciada. Pero en la segunda sí, y se medirá en estas elecciones con algunas candidaturas provinciales. Son, en todo caso, dos territorios profundamente envejecidos, con poblaciones dispersas y alejadas, un algunos de los peores ratios de Europa en vecinos por kilómetro cuadrado, con los costes que todo eso conlleva. El 25 % de su población (el porcentaje es coincidente) tiene más de 65 años, es decir, está jubilado o a punto de estarlo. Y su población menor de los 18 no llega al 20 %. Un crac demográfico sin visos de solución porque tampoco son dos territorios de captación de población emigrante. Galicia sí ha puesto en marcha un programa para captar población gallega en el exterior. En el otro lado, pese a que también hubo éxodo (aunque más interior, hacia Madrid, País Vasco y Cataluña) ni está ni se espera un plan así.

«No es casualidad que Ourense y Lugo tengan los peores datos evolutivos de Galicia, sufren en buena medida el hecho de que la peor evolución socioeconómica de toda Europa la tenga la Región Leonesa, que es la pieza clave del oeste peninsular, y cuya falta de autonomía está perjudicando notablemente a sus provincias vecinas, caso de Ourense y Lugo, pero también de Asturias, Cáceres o los distritos portugueses de Tras-Os-Montes y Guarda», explica el salmantino Carlos Javier Salgado, doctor en Ciencias Políticas y presidente de la UPL

La financiación

Frente común con todo el norte. Vinculado al tema poblacional está la financiación de las comunidades de Galicia y Castilla y León. Es, ahora mismo, el frente común más activo y con menos fisuras entre esos dos territorios, la demanda de un nuevo marco económico en España que prime de alguna manera el envejecimiento y la dispersión poblacional por el coste que conlleva en educación, sanidad, servicios sociales, transporte... En este caso, está por ver cómo podría influir un cambio en la Presidencia en ese frente compartido por Feijoo y Mañueco, del PP, y los presidentes de Asturias, La Rioja, Castilla-La Mancha y Aragón (PSOE) y Cantabria (regionalista). Hay en juego cientos de millones para los próximos años.

Las relaciones políticas

Con afinidades personales. Feijoo se ha implicado de forma notable en la campaña en Castilla y León, por vinculación con Alfonso Fernández Mañueco. Ha acudido a varios mítines en Ponferrada, Zamora, Valladolid... Hay, sobre todo, intereses comunes por los territorios que gobiernan, aunque también cierta amistad. Es patente que esa afinidad llegaba a un punto de fuerte amistad con el anterior presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, Juanvi, como le llama Feijoo. Pero es cierto que se ha volcado con Mañueco, aunque este no ha sabido leer las recetas que ha aplicado Feijoo en Galicia para impedir que Vox tenga presencia institucional, algo que se consigue día a día, no solo en campaña. En el otro lado, el PSdeG no ha tenido participación en la campaña del PSOE de Luis Tudanca, con quien no hay interlocución. El referente socialista de Valentín González Formoso al otro lado es Eduardo Morán, presidente de la Diputación de León y habitual veraneante en Valdoviño.

Declive energético e industrial

Coincidencia en el diagnóstico. Las economías de ambos territorios tienen mucho más en común de lo que aparentan (pesca aparte, obviamente). Sus expectativas a corto plazo se centran en el desarrollo del turístico, igual que las del pasado se cimentaron en el sector agrario (que llegó a suponer el 50 % de sus economías) y en la energía. Las dos comunidades afrontan una compleja transición energética que ha dejado zonas completas en el paro, con las minas cerradas en León y Palencia, y las centrales productivas de Meirama, As Pontes y Compostilla (León) clausuradas. Se fía la transición al sector eólico y en la zona castellana, a grandes parques de energía solar. Su desarrollo es una incógnita. León y Zamora son además dos lugares estratégicos para las conexiones ferroviarias de Galicia con Madrid, el País Vasco y Cataluña, tanto de pasajeros como de mercancías. «Para León, la conexión con Galicia, Asturias y Portugal es una prioridad estratégica, se trata de conectar con su propio ámbito económico. Una autonomía leonesa es la clave para planificar el desarrollo de Galicia, especialmente de las zonas más deprimidas del interior. Pero tiene más alcance: dar articulación mediante corredores industriales y de comunicaciones a todo el noroeste, que engloba a Asturias y al norte de Portugal», resume Javier Callado.

En industria, Galicia tiene un competidor en sus vecinos en desarrollo de proyectos vinculados a drones (hay en Rozas, Lugo, pero también en León), y en la automoción, con ese polo que ha impulsado la Junta en Valladolid alrededor de Renault.

Las zonas limítrofes

Sin frontera social, pero sí administrativa. Galicia comparte frontera con Zamora y con León, y el paso entre ambos territorios es más que frecuente. No hay una delimitación física, pero sí administrativa. Coincide con zonas muy despobladas con servicios públicos en precario, desatendidas por las administraciones. La queja de Fuente Oliva, un pueblo de León que pidió irse a Galicia para ver si así atendían su petición de una simple carretera, es un ejemplo de ello. No se comparten servicios de transporte, educativos o sanitarios, actuando Junta y Xunta como entes separados. «En materia sanitaria creemos que no debe haber fronteras administrativas en el servicio, y los ciudadanos tendrían que poder ser intervenidos en los hospitales que sean más cercanos, independientemente de su adscripción administrativa. Me refiero a que, por ejemplo, los ciudadanos de Valdeorras puedan ser intervenidos en el Hospital del Bierzo, una permeabilidad que queremos con Galicia pero que también buscamos con Extremadura o Portugal para zonas como la Sierra de Béjar, Sanabria o Aliste», opina Salgado. «Tenemos muchos intereses comunes que serían mejor atendidos sin el lastre que supone una administración autonómica centralista que solo sabe mirarse el ombligo», completa Ricardo Chao. 

El idioma

A través de un acuerdo entre los dos gobiernos autonómicos que alcanza ya los veinte años, institutos y escuelas de idiomas del Bierzo y de Sanabria, una veintena, dan voluntariamente lengua gallega a estudiantes. Son alrededor de 1.200 chavales. El estatuto de autonomía reformado en el 2007 apunta en su artículo 5: «Gozará de respeto y protección la lengua gallega en los lugares en que habitualmente se utilice». Se traduce en ese acuerdo. Está por ver si un gobierno autonómico con Vox en su estructura consentiría renovarlo.

La comparación

Galicia

Población: 2.691.213

Superficie: 29.575 km2

PIB per cápita: 21.903 euros

Población que se fue a vivir de Galicia a Castilla y León: 1.175 (año 2019, antes de la pandemia)

 Castilla y León

Población: 2.379.530

Superficie: 94.224 km2

PIB per cápita: 23.167 euros

Población que se fue a vivir de Castilla y León a Galicia: 1.420 (año 2019, antes de la pandemia)