Narón, más estrellas que en el cielo: «No Cine Pedroso fomos tan felices»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida NARÓN / LA VOZ

NARÓN

Manuela Ramos, dueña del antiguo Cine Pedroso, junto a su hijo Juan Pouso
Manuela Ramos, dueña del antiguo Cine Pedroso, junto a su hijo Juan Pouso José Pardo

Manuela Ramos es la última de los propietarios de las salas más históricas

22 mar 2023 . Actualizado a las 21:23 h.

Cuando el Cine Pedroso proyectó Un retazo de azul (1965), los vecinos se emocionaron tanto que muchos tuvieron que abandonar la sala. Manuela Ramos Pereira, que pronto cumplirá los 84 años, lo recuerda como si fuera ayer: «Ata Severino saía chorando porque era un drama precioso, homes feitos e dereitos chorando». Junto a su marido Emilio Pouso Bello, ella era la dueña de una de los espacios más emblemáticos del séptimo arte en la comarca. Con un aforo para 205 personas en pleno corazón del rural de Narón, este cine acogió tanto proyecciones como obras de teatro, bailes y banquetes: «Funcionou entre 1964 e 1984, e fomos tan felices». 

Acompañada por su hijo Juan Pouso, la última de aquellos propietarios de salas históricas recorre el gran espacio ubicado en la parte trasera de su propia casa en Pedroso. A la entrada hay un ambigú inmortalizado en el tiempo, con sus sesenteras máquinas de café y sus botellas de ginebra Fockink, Cinzano o licor de torrija. Aquí se celebraban «roldas con acordeón, tíñamos bar e ultramarinos coa primeira máquina para cortar conxelados de toda a zona». Ya al fondo, se entraba al cine donde cientos de jóvenes de toda la comarca encontraron amistades y amores cuando en Narón había más estrellas que en el cielo. Recalca Manuela que «eran tempos duros e había que traballar moitísimo, os coches traían mozos e mozas de todas as aldeas».

Manuela Ramos en el ambigú del Cine Pedroso
Manuela Ramos en el ambigú del Cine Pedroso José Pardo

Como consta en los documentos que aún custodian Manuela y su hijo Juan, y como reflejó el museólogo Benjamín Hermida en su libro Os cines perdidos de Narón, el Cine Pedroso abrió el 8 de marzo de 1964 y cerró sus puertas el 30 de marzo de 1984. Para celebrar bodas y banquetes, «retirábamos as butacas que colocábamos debaixo do escenario, e aquí preparábamos convites para máis de 100 persoas». Con la mejora de los transportes y la apertura de discotecas, estas salas de cine y baile buscarían nuevos destinos. «Nós estivemos uns anos máis co bar e ultramarinos, tamén tivemos moitas vacas e porcos», indica Manuela.

Carteles del Cine Pedroso en Narón
Carteles del Cine Pedroso en Narón José Pardo

Tanto esta vecina de Narón como su hijo recuerdan a Emilio Pouso como «un auténtico emprendedor». Juan Pouso señala que «era socio del Reader’s Digest para informarse sobre todos los avances, después se preocupó por comprar muchas vacas y tener un enfriadero... de las películas siempre estaba atento a las que tenían más tirón». Como pruebas de semejante pasión, en la sala aún se encuentran pequeños carteles de las pelis de Tarzán o de clásicos como el ¡Hatari! de John Wayne, junto a todos los éxitos cinematográficos de Peret, Manolo Escobar o Conchita Velasco. Allí también duerme la primera máquina de discos de la zona y carteles como el siguiente: «Se prohíbe escandalizar en este local, comer pipas, cacahuetes y todo lo que moleste al vecino».

Máquina de discos del Cine Pedroso, en Narón
Máquina de discos del Cine Pedroso, en Narón José Pardo

Manuela recorre el salón con una rosa que le entrega Benjamín, con el que colaboró en el libro: «Ellos fueron de los que más aportaron a la investigación, son maravillosos». Emilio Pouso se encargaba de ir a buscar las películas hasta A Coruña, «primeiro na moto e despois nun cochiño, e tamén as intercambiaba con outros cines da zona como o de Catabois ou o de Covas». En las bailes y proyecciones nunca hubo un problema, «salvo un día que chegou un inspector de Espectáculos e contou unha persoa de máis, era a miña sogra que non vía e estaba operada de cataratas pero nos multaron igual». Aquí actuaron orquestas como la Compostela, y se organizaron banquetes con cocineras de Moeche: «Rape, cocido, carne asada, as tartas».

Juan Pouso con Manuela Ramos y Benjamín Hermida, en el antiguo Cine Pedroso de Narón
Juan Pouso con Manuela Ramos y Benjamín Hermida, en el antiguo Cine Pedroso de Narón José Pardo

Las películas se proyectaban sábado y domingo, en sesión doble: infantil a las 16.00 horas y para mayores pasadas las 22.00. «Era unha época felicísima, fomos tan felices con Juan, traballamos moitísimo pero con moita felicidade», rememora Manuela sobre una época en la que también trabajó con familiares como su hermana Josefa.

Aquel sueño del cinematógrafo, que se construyó en 1963 por el arquitecto Vicente García-Lastra Aguilera, sigue vivo en los ojos sonrientes de Manuela Ramos. Ahora su hijo quiere cumplir uno de sus sueños: «Conseguir una copia en castellano de Un retazo de azul para que la vea mi madre». Una historia de amor entre Sidney Poitier y una chica ciega con alegato antirracista, que hizo llorar a todo Pedroso.