Perros y su sentido común

Cartas al director
Cartas al director CARTAS AL DIRECTOR

MOECHE

A. Pérez Meca | EUROPAPRESS

08 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los dueños de los perros

Hace algunos días La Voz publicó la noticia de una iniciativa ciudadana para recoger firmas por lo que consideraban medidas desproporcionadas del Ayuntamiento coruñés contra los dueños de perros. Desde el primer momento, los promotores de la propuesta apelan al sentido común, pues las mascotas necesitan esparcimiento en espacios públicos. Por supuesto, una iniciativa de este tipo debería ser tenida en cuenta. Para empezar, aunque parezca cuestionable tener encerrados a estos animales en pisos de ciudad, su contribución al bienestar de las comunidades es indiscutible, pues los vecinos no pueden por menos que agradecer los momentos de subidas y bajadas, ya que así se establecen los horarios biológicos del barrio, independientes de la salida y puesta del sol. Es de sentido común que corran sueltos por los parques, pues será bueno para los niños, que tendrán que dejar de ir a jugar a ellos. Los padres podrán acostarlos antes, lo que mejorará el sueño, que a estas edades es muy necesario. Los corredores también mejorarán su forma física gracias a la persecución de estos animales. Al mismo tiempo es de agradecer la presencia de excrementos en las calles, pues así los ciudadanos estarán más atentos al caminar, mejorando su agudeza visual. Los orines son también positivos, pues le otorgan una estética a las esquinas y un olor que no lo conseguiría ningún experto paisajista. Y por supuesto, que puedan entrar en las playas de la ciudad, los 32.000 canes censados también —durante la temporada de baño— es, por sentido común, fundamental desde el punto de vista sanitario porque se llenarán los arenales de restos que nuestros niños y no tan niños se encontrarán a la mañana siguiente y así podrán inmunizarse de virus y bacterias. Sin duda, como ciudadanos debemos estar agradecidos por la contribución a la convivencia que realizan los propietarios de perros, y es de sentido común manifestarlo. José Ramos Piñón. a Coruña.

  Chinches, sarampelo e outros 

Ás veces parece que as cousas pasan porque si, pero case nunca é así, sobre todo cando voltan os problemas do pasado. Lemos que hoxe en día París está  ateigado de chinches, algo que non pasaba dende que acabou a Segunda Guerra Mundial. A chegada das chinches pódese prever con hixiene individual e colectiva en roupa, colchóns, sofás, etcétera. A situación será que ten algo que ver co turismo, con hospedaxes en casas particulares e non en hoteis con protocolos de desinfección regulados e vixiados?

Nos colexios volve haber brotes de sarampelo, que estaba extinguido dende hai décadas. Será que ten algo que ver que moitos pais novos rexeitan as vacinas? De cando en cando vólvense ver casos de bruceloses, que tamén botamos anos sen saber dela. Será que ten algo que ver que de vez en cando se comercializa leite sen pasteurizar porque hai xente que quere cousas moi naturais? Non son casualidades, é porque non aplicamos as aprendizaxes do pasado. Roberto García Fernández. Moeche.

 Jorge Díez, escolta

Los tolerantes y amigos de la convivencia han vuelto a actuar ultrajando el monolito que en Vitoria recuerda a Jorge Díez y a Fernando Buesa; sí, he cambiado el orden habitual en que se citan estos nombres. Estamos acostumbrados a nombrar primero a la víctima importante a nivel social gracias a su cargo y relevancia, eclipsando a la otra, una especie de daño colateral, alguien a quien ser asesinado es casi una obligación debido a su carné profesional. Escolta, guardaespaldas, acompañante. Era la misión de Jorge Díez: proteger y preservar la vida del otro, del famoso; ser su sombra, escudo y paraguas; una trinchera móvil sobre dos piernas. Protector y protegido forman un binomio a veces indisoluble hasta que la muerte los separa pero vuelve a juntar en otro lugar para siempre; una pareja que también discute cuando el protegido se niega a seguir las indicaciones de su cónyuge por horas acusándole de cabeza cuadrada por no dejarle tomarse un pote y un pintxo. Hemos sido testigos del asesinato de muchos «Jorge Díez» anónimos. El cobarde y ruin atentado moral perpetrado contra el monumento vitoriano revictimiza a sus dos protagonistas. In memoriam de Fernando Buesa y Jorge Díez y de todos los «Jorge Díez». Mi cariño, admiración y respeto a José Antonio y Begoña los padres de Jorge, el ertzaina escolta asesinado. Francisco Javier Sáenz Martínez. Lasarte.