El interés por Ciudad Jardín en Ferrol se dispara con ofertas que rozan los 200.000 euros

FERROL CIUDAD

Chalés desocupados en Ciudad Jardín, que se encuentran entre los que salieron a subasta.
Chalés desocupados en Ciudad Jardín, que se encuentran entre los que salieron a subasta. César Toimil

Solo dos de los 34 chalés que salieron a subasta quedaron sin ofertas al cierre del proceso, que se prolongó hasta la noche

16 abr 2024 . Actualizado a las 15:46 h.

No va más. La puja por los chalés vacíos de Ciudad Jardín ya está cerrada. Y revela que el interés por hacerse con una de las 34 viviendas se ha disparado. La última jornada del proceso de subasta abierto hace tres semanas acabó con ofertas para todas las propiedades, excepto dos. Y con ofertas que en algunos casos rozan los 200.000 euros, llegando hasta el 82 % de su valor de tasación. Un arranque tímido de la subasta hizo que la pasada semana solo hubiese pujas para seis chalés, algunas de solo 6.000 euros. Pero el pasado lunes, día límite para concurrir, arreciaron las ofertas.

Como es habitual en este tipo de procesos con adjudicación al mejor postor, algunos interesados jugaron la baza de apurar el plazo para contar con más opciones de imponerse en la adjudicación. Y se confirmaron pujas para 32 de las viviendas. El plazo se cerraba oficialmente a las seis de la tarde, pero la presentación de ofertas minutos antes de que venciera, otorgó el derecho de mejorarlas. Y en tres de los casos, según fuentes que siguieron el proceso, fue necesario ampliar su duración más allá de esa hora. Y la subasta no se pcerrar hasta tres minutos antes de las once de la noche, como acredita la certificación publicada este martes.

Ese documento confirma las pujas máximas recibidas para los inmuebles. Empatan en lo más alto los importes ofrecidos para dos chalés pareados, con 210 metros cuadrados de superficie útil cada uno —68 de planta— sobre un solar de 141 metros cuadrados, situados en la calle Cabanela. Sin embargo, no eran los de mayor valor de los ofertados: su tasación era de 239.000 euros y se pujó por 196.000. Una decena más superaban ese precio de mercado, los más altos, de 307.000 euros, correspondientes a chalés aislados. Y los postores ofrecieron por ellos cuantías que van desde el 30 % al 60 % de su valor. En el otro extremo, los adosados de la calle Ameneiral, los que se encuentran en peor estado y que comparten los muros exteriores de ambos lados con las viviendas vecinas. Son dieciocho y están valorados en 239.000 euros. Para dos de ellos no se presentó ninguna oferta. Y para los restantes, las pujas fueron de entre solo 28.000 y 38.000 euros, entre el 12 % y el 16 %.

El éxito de la subasta no garantiza que los 32 chalés tengan nuevos ocupantes. Las condiciones establecen que en el caso de pujas inferiores al 50 % del valor de tasación puede denegarse su adjudicación, lo que quedará a juicio del letrado que se encargue de esta subasta judicial abierta a instancia de la Sareb, acreedora que se hizo con las hipotecas de las viviendas que quedaron sin entregar tras la quiebra de la promotora de Ciudad Jardín.

Roberto Calvo, presidente de la comunidad de vecinos de Ciudad Jardín.
Roberto Calvo, presidente de la comunidad de vecinos de Ciudad Jardín. JOSE PARDO

Roberto Calvo, representante de los vecinos

«La gente vino en tropel, llevamos dos semanas que no paramos»

Los residentes de los 67 chalés de Ciudad Jardín que sí tienen propietarios siguieron con expectación la subasta de las viviendas vacías. De ello depende en buena medida dejar atrás los numerosos problemas que padeció la urbanización. «Esto significa que a lo mejor se cierran ya todos los malos tragos que pasamos», valora el presidente de la comunidad de vecinos, Roberto Calvo. «Si todas estas casas tienen vecinos, lógicamente se van a poner bonitas y el aspecto de la urbanización va a cambiar de la noche a la mañana. Estamos felices», reconoce. La situación, apunta, fue «apoteósica» a pie de calle. «La gente vino en tropel» a ver las propiedades. «Llevamos dos semanas que no paramos, enseñando a la gente nuestros chalés y los folletos que teníamos de cuando compramos», apunta. Y lo ejemplifica con su propia experiencia: «Más de cincuenta personas estuvieron en mi casa, una barbaridad».