Crece en un 30 % la demanda del testamento vital en Ferrol: «La muerte es parte de la vida y deberíamos pensar cómo queremos que sea ese momento»

BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Emma Caballero es supervisora de Trabajo Social del área y responsable de la unidad que tramita las inscripciones previas en el centro de salud de Fene
Emma Caballero es supervisora de Trabajo Social del área y responsable de la unidad que tramita las inscripciones previas en el centro de salud de Fene JOSE PARDO

La mayoría de las personas que registran sus instrucciones previas piden cuidados de confort para aliviar el dolor y que no se prolongue su vida con técnicas de soporte vital

16 feb 2024 . Actualizado a las 09:43 h.

La muerte sigue siendo un tema tabú, pero cuando a alguien le toca de cerca el fallecimiento de un familiar o un ser querido llega el momento de pararse a reflexionar y es entonces cuando muchos toman la decisión de dejar todo bien atado en lo referente a los cuidados y tratamientos que les gustaría recibir en el momento de la despedida, cuando ya no sean capaces de expresar su voluntad, e incluso del destino de su cuerpo. Es algo de lo que se puede dejar constancia a través del llamado documento de instrucciones previas, más conocido como testamento vital. Y según constatan desde el servicio de Trabajo Social del área sanitaria de Ferrol, la demanda para firmar y registrar este documento cada vez va a más. Así lo corroboran los datos de los últimos dos años: si en el 2022 las unidades habilitadas en la comarca registraron 186 instrucciones previas, en el 2023 la cifra subió hasta las 246, lo que supone un incremento de un 32%. Y el 65% fueron mujeres.

El testamento vital se puede tramitar también ante notario o tres testigos (al menos dos de ellos no pueden tener vínculos familiares ni patrimoniales con el firmante), pero es en las llamadas unidades habilitadas del Sergas donde se registran la mayoría de estas últimas voluntades. En el área sanitaria de Ferrol se encuentran ubicadas en la unidad de atención al paciente del Hospital Arquitecto Marcide y en los centros de salud de Pontedeume y Fene. Y según anuncia la supervisora de Trabajo Social del área de Ferrol, Emma Caballero González, a estos dispositivos se sumarán próximamente (seguramente ya en el mes de marzo) otros cuatro: los centros de salud de Narón y los de Serantes, Caranza y Fontenla Maristany de Ferrol.

Los documentos que se rubrican en el área de Ferrol se remiten al Registro Gallego de Instrucciones Previas, y también al registro nacional, y se incorporan a la historia clínica del paciente. Y en cualquier momento el documento puede ser revocado o modificado. «Tras la aprobación de la ley de la eutanasia, muchas personas cambiaron las instrucciones que ya habían firmado para incorporar su deseo de recibir asistencia a la muerte en el caso de encontrarse en alguno de los supuestos que contempla esa ley», advierte Caballero.

Asesoramiento

Cualquier persona «mayor de edad, capaz y libre» puede descargarse el documento oficial de instrucciones previas en la página web del Sergas, rellenarlo y llevarlo a las unidades habilitadas para su registro, pero Emma Caballero siempre aconseja pedir cita en las mismas y dejarse aconsejar por los profesionales que las dirigen, que en la mayoría de los casos son trabajadores sociales, aunque hay excepciones, como la que funciona en el Marcide, a cuyo frente está un médico. «Cuando alguien viene a preguntarnos por esta cuestión, yo siempre les invito a que vuelvan a casa para reflexionar y luego regresen para estar bien seguros de lo que se quiere marcar en el documento», explica Caballero, que es la responsable de la unidad ubicada en el centro de salud de Fene.

Las instrucciones previas son un documento muy sencillo e incluyen diferentes opciones en lo que respecta al destino del cuerpo y los cuidados y tratamientos que desea recibir una persona cuando ya no esté capacitado pata expresar su voluntad y se encuentre en las siguientes situaciones clínicas: enfermedad incurable avanzada o terminal, estado de inconsciencia permanente irreversible, situación de agonía o cualquier dolencia o estado clínico grave o irreversible.

¿Qué es lo que piden la mayoría de las personas que registran sus instrucciones previas? Emma Caballero explica que el 99% piden recibir cuidados de confort para aliviar el dolor y que no se le apliquen (o se le retiren si ya se le empezaron a aplicar) técnicas de soporte vital para prolongar la supervivencia. Pero, ojo, resulta «curioso» que el documento también incluye la opción opuesta, es decir, que se apliquen todas las técnicas existentes para prolongar la vida en esa situación, aunque casi nadie opta por marcar esa casilla. En lo que respecta al destino del cuerpo, en el documento se puede hacer constar si se desean donar los órganos para ser trasplantados a otras personas que lo necesiten o para la investigación.

Una manera de «liberar» a las familias de la toma de decisiones

Emma Caballero explica que detrás de la rúbrica de la mayoría de los testamentos vitales existe la motivación de «liberar a la familia de la reponsabilidad de tener que tomar decisiones» en un momento tan duro. También se hace por dignidad y para dejar reflejadas otras cuestiones, como si se quiere morir en casa. Y la mayoría de las personas que se acogen a este derecho son de mediana edad (entre 50 y 65 años), y en el 65% de los casos, del sexo femenino. «La mujer sigue siendo la cuidadora principal y esa faceta la hace más consciente de la muerte y lo que sucede al final de la vida. A veces huimos del tema de la muerte, pero cuando te toca de cerca de paras a reflexionar. La muerte es parte de la vida y deberíamos pensar cómo queremos que sea ese momento», dice Emma Caballero. 

La trabajadora social achaca el aumento de la demanda de este servicio a la labor de difusión que se ha hecho para darlo a conocer, pero también a que la gente «cada vez tiene más conciencia de su autonomía, capacidad y libertad para tomar decisiones».