Vivir al lado de una ruina en Ferrol Vello: «Llevamos 26 reclamaciones y todo sigue igual»

BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Pura Díaz y su nieto Brais residen en el número 7 de la calle Río Novo, junto a un edificio en riesgo de «colapso», según un informe municipal

07 ago 2023 . Actualizado a las 22:13 h.

Indignados, enfadados y, sobre todo, muy cansados de protestar y no obtener respuestas. Así es como se sienten Pura Díaz, su nieto Brais y la pareja de este último, Natalia. Los tres viven en el 7-9 de la calle Río Novo, en el barrio portuario de Ferrol Vello, y llevan años soportando los problemas que les genera un edificio situado justo al lado, en el número 5, que se encuentra en ruinas.

Basta acercarse al inmueble para comprobar los peligros que entraña su estado de abandono. El tejado se ha desplomado casi por completo, al igual que los pisos, mientras la vegetación crece a sus anchas (en el segundo piso ha brotado incluso una higuera) y de la fachada cuelgan elementos con riesgo de caída a la vía pública, como cristales rotos o parte de una tubería de desagüe. «La otra parte se cayó hace tiempo y no hubo una desgracia de milagro. Vivimos al lado de una ruina, llevamos ya 26 reclamaciones presentadas ante el Concello y todo sigue igual», comenta con desesperación Brais, que vive desde el año 2009 en el 7 de la calle Río Novo, donde los problemas ya habían comenzado mucho antes.

Pura relata que hace muchos años residía en Manuel Comellas, también en Ferrol Vello, pero se tuvo que marchar de allí porque le expropiaron su casa para abrir la calle y fue entonces cuando se mudó a Río Novo. «A ella le expropiaron y se tuvo que marchar, pero en cambio, el Concello no hace lo mismo con este edificio, que es un auténtico peligro», interviene justo en ese momento Brais.

Pura retoma entonces el relato y explica que se mudó a Río Novo hace unos treinta años. «Ao pouco de vir aquí caeu o tellado e aí comenzaron os problemas», rememora. Según explican los tres, uno de sus principales quebraderos de cabeza son las humedades, porque, al no tener tejado el edificio colindante, cuando llueve el agua corre por la medianera y se va infiltrando en los muros.

«Todos los años tenemos que repintar las paredes que dan a ese edificio, también levantamos nuevos tabiques para aumentar el aislamiento y este año hasta tuvimos que picar una de las paredes porque ya estaban penetrando las raíces de la vegetación», advierte Brais. «También forramos la pared de la entrada con plaqueta para evitar que entrase el agua», apostilla Natalia.

«Ninguén sabe o diñeiro que levamos gastado en arreglar todos os estragos», se lamenta a continuación Pura, al tiempo que detalla que el seguro no se hace cargo de nada. Pero ese no es el único problema. Brais explica que en el interior del edificio permanecen los escombros de todas las estructuras que se desplomaron con el paso del tiempo (tejado, vigas y pisos), lo que supone un auténtico «peligro», porque todo ese material es de madera. «Cualquier día cae ahí una chispa y ardemos todos», advierte. Además, hay riesgo de caída de cascotes, como ya ocurrió en el año 2019, cuando «no le cayeron encima a nadie de milagro». Y, por si eso fuera poco, el solar situado justo al lado del inmueble en ruinas está lleno de vegetación que nadie corta, por lo que se ha convertido en un nido de ratas «e bicherío». «Ao meu modo de ver, Ferrol Vello é o barrio máis bonito da cidade, pero tamén o máis abandonado», dice con pena Pura.

A su lado, Brais avala todo lo que cuentan con un informe municipal de seis páginas que el Concello remitió a Pura el pasado 23 de julio y en el que se da cuenta de todos los pasos dados desde el 2008, cuando Urbanismo ya instó a la propiedad a ejecutar una serie de obras para restablecer la salubridad, la seguridad y el ornato del inmueble.

Desde entonces, el edificio cambió de propietario (antes era una constructora y ahora figura en manos de un particular) y fue declarado ruina. Además, el Concello ordenó a su dueño la ejecución de medidas cautelares para evitar riesgos a los viandantes y la presentación de un proyecto de demolición o rehabilitación integral del edificio, en el que «a entrada de auga pode levar ao colapso dos restos da edificación».

Nada de eso se hizo, por lo que el departamento municipal de Urbanismo ha vuelto a apercibir a la propiedad, advirtiéndole de que, si no cumple sus deberes, «procederase a execución subsidaria a custa do obrigado ou á execución forzosa». Mientras tanto, la situación del 5 de Río Novo sigue desesperando a Pura, Brais y Natalia. «Cuando ocurra una desgracia nos echaremos las manos a la cabeza», dice Brais.