Los Infieles, la comparsa de Cariño que arrasa entre el público: «Es una locura. La gente aplaude, grita con nosotros y baila»

ANA F. CUBA CARIÑO / LA VOZ

CARIÑO

Un momento del espectáculo La Tribu, en el desfile de carnaval de A Coruña
Un momento del espectáculo La Tribu, en el desfile de carnaval de A Coruña ANGEL MANSO

El espectáculo de este año, La Tribu, con 38 personas en escena y 17 de apoyo logístico, ha vuelto a sorprender a los espectadores y ha logrado varios premios

18 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La Tribu fascina al público y a los jurados. Los Infieles, la comparsa creada en Sismundi, en Cariño, en 2012, han vuelto a superarse, con un espectáculo fantástico que ha cautivado a los espectadores del carnaval de A Coruña, Cariño, Ortigueira, Viveiro, Oleiros y Mondoñedo (y aún les queda Lourenzá y quizás Trabada). El año pasado ganaron los seis desfiles en los que participaron y esta vez han sido primeros en Viveiro y Oleiros; segundos en Cariño (tras vencer en las ocho ediciones anteriores) y Ortigueira; y cuartos en A Coruña, donde habían estado en lo más alto tres años consecutivos (en Mondoñedo se celebró ayer por la tarde).

«Este año íbamos con más expectativas y nos llevamos una decepción... pero nos quedamos con la respuesta del público, buenísima, en directo y en las redes sociales, muchos enfadados diciendo que merecíamos ser primeros. Que la gente esté contenta es lo que nos importa», recalca Diego Ramos, el capitán de este equipo. Nació en Neda hace 40 años, vive en San Sadurniño y deja claro que su corazón está en Cariño, donde reside su madre, que comparte su pasión por el entroido, además de ser una de las dos costureras que dan forma a las ideas de Los Infieles. «Este año ha sido una locura, la gente aplaude, grita con nosotros, baila a nuestro lado... alguna de A Coruña fue a Viveiro a vernos de nuevo, otra de Ferrol a la que nos encontramos en A Coruña, Cariño, Ortigueira y Viveiro. Ya son casi amigos nuestros», destaca. Con esta trayectoria, no sería raro que surgiera un club de fans.

Detalle del maquillaje y el disfraz de este año de la comparsa Los Infieles
Detalle del maquillaje y el disfraz de este año de la comparsa Los Infieles ANGEL MANSO

Los Infieles buscan llamar la atención del público «con los trajes, los bailes y el espectáculo en el escenario». Este año han querido llevar la fantasía «al extremo», con los colores (fucsia y verde agua) o el brillo, reforzado con el uso de acetato. Detrás hay un año de trabajo —«cuando acaba un carnaval empezamos a idear el siguiente»— y una organización equiparable a la de una empresa. «El proyecto del traje de 2024 ocupa 30 páginas», apunta Ramos, que preside la asociación cultural y coordina los distintos apartados: «Me meto en todo».

El resto de la directiva se reparte las tareas: Mónica Castrillón es la responsable de maquillaje y figuras; Cristian Prieto se ocupa de las estructuras y la carroza; Beatriz Rubido, de las manualidades; y Miriam Rodríguez, de la coreografía. En este último espectáculo intervienen 38 personas (22 mujeres, 10 menores y 6 hombres), que cuentan con el apoyo logístico de otras 17. El presupuesto del primer año, 2012, era de 360 euros, y el de este asciende a 29.500. Aparte de los materiales empleados —«utilizamos la mejor marca de maquillaje porque son muchos días y muchas horas, y se mantiene intacto aunque llueva o sudes, y no daña la piel»—, contratan un tráiler para mover la estructura a cada desfile y un bus para desplazarse.

«Para un concurso normal partimos ya de un gasto de entre 1.000 y 1.200 euros», explica Ramos. Aparte del dinero que ganan en los certámenes, se financian con la cuota de socios (12 euros al mes por adulto y 8 por niño), la venta de lotería y rifas, y la celebración de la festa do pulpo o la feria de artesanía en Cariño. «Lo tenemos todo bastante controlado, sabemos hasta dónde podemos llegar. El primer traje lo hacemos en los dos primeros meses, desde que acaba el carnaval, y ya sabemos lo que cuesta y lo que costarán todos. Ahí definimos las tareas que tiene cada uno en casa y que deben estar listas en septiembre», detalla. Son distintos elementos del disfraz, que cada uno elabora.

El 80 % de Los Infieles lo son desde los comienzos. Otros se han ido incorporando, en varios casos parejas de alguna integrante que probó para sustituirla y acabó enganchándose. En principio, eran todos de Sismundi y ahora hay gente de Viveiro, Cedeira, Espasante... y hay quien les pregunta en los desfiles si puede sumarse. Este grupo se ha convertido en «una gran familia», que exige más dedicación que la propia. «No me canso porque me gusta mucho... las últimas semanas estás quemado, metido en el bajo con otros diez, aparcando aficiones... pero llega el carnaval y te vienes arriba otra vez».

Los Infieles, el grupo surgido en Sismundi en 2012

Si los vecinos de Cariño son pixines y los de Cedeira, discalzos, a los de la parroquia cariñesa de Sismundi se les conoce como infieles. El mote tiene una doble explicación. En Cariño lo atribuyen a que un año, incapaces de portar la imagen de la Virgen del Carmen en la procesión, los vecinos de Sismundi la tiraron al zarzal. Y en Sismundi lo achacan a la supuesta infidelidad de los maridos, que se desplazaban a Cariño para ligar con otras mujeres hablan de un grupo de 15 —conocidos como los del clavel—, a comienzos del siglo XX.

Con estos antecedentes no había duda de cómo llamarle a la comparsa creada en 2012 en esta aldea de Cariño, constituida en asociación cultural desde 2015. «Empezamos unos doce, entre primos y amigos, luego quisimos hacer el carnaval un poco más grande y nos disfrazamos de bufones en el desfile de Cariño. Nos lo pasamos muy bien, a la gente le hizo gracia y nos animó a seguir», contaba hace unos años Miriam Rodríguez, secretaria del colectivo y prima del presidente, Diego Ramos. El segundo año desfilaron 40, vestidos de esquimales (Sismundi Pole); en 2014 salieron 62 en Sismundilandia; y en 2015 se atrevieron con la fantasía felina. El secretismo en torno a los trajes es absoluto. Todos, incluidos los niños, han sido aleccionados para guardar silencio sobre su vestimenta.

Las costureras que les ayudan confeccionando los disfraces resultan igualmente insobornables. Alguna cierra la puerta con llave y si llama alguien se asegura de que no acceda a la habitación de trabajo. Los ensayos de la coreografía de este carnaval comenzaron en septiembre y en las últimas semanas se han intensificado. Igual que el montaje de la carroza.

Los Infieles cuentan con los auxiliadores, un equipo formado por padres, madres y vecinos de Sismundi que no se disfrazan pero viven casi con idéntica pasión la fiesta. «Trabajamos muchísimo». No solo en los preparativos sino también para recaudar fondos.

La originalidad del disfraz y la alegría que contagian al resto de participantes y al público les han valido numerosos premios desde los comienzos. Al bajarse del bus que contratan para cada desfile y verse maquillados y vestidos, listos para «darlo todo», niños y grandes lloran de emoción: «Nos lo pasamos en grande».