Un matrimonio de Argentina al frente de la mítica pizzería Plaza: «Xuvia es de lo mejor del mundo, ¡qué paz!»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida NARÓN / LA VOZ

FERROL

Lorena y Darío, al frente de la pizzería Plaza en Xuvia
Lorena y Darío, al frente de la pizzería Plaza en Xuvia CESAR TOIMIL

Los bonaerenses Lorena Rodrigues Guerreiro y Darío Lostri, con 25 años de amor, cogieron las riendas del clásico de Narón con pizzas y asados

07 mar 2024 . Actualizado a las 18:01 h.

Toda una vida ha dejado en Buenos Aires la familia formada por Lorena Rodrigues Guerreiro (licenciada en Recursos Humanos), Darío Lostri (abogado) y sus tres hijas. Pero les ha merecido la pena con creces. Desde el mes de septiembre, cogieron las riendas en Xuvia de un clásico como la pizzería Plaza. Y allí suman lo mejor de la cocina italiana, con la argentina y la gallega: «Mantenemos las recetas tradicionales de las pizzas que nos han pasado Martín e Isabel (los anteriores gerentes del Plaza), pero le añadimos toques de nuestro país como empanadas argentinas o el asado». En Narón se han encontrado «con la tranquilidad que tanto necesitábamos, Xuvia es de los mejores lugares del mundo, todos se conocen, ¡qué paz!».

Reconocen que atrás quedan «nuestros trabajos en los que nos iba bien, decidimos dar un giro de 180 grados por nuestras hijas, porque aquí no venimos a hacernos ricos sino a vivir tranquilos... y ahora estamos felices». El antiguo Plaza (Praza do Concello, número 6, teléfono 881 952436) cerró en primavera por jubilación. «Y sus dueños nos pasaron sus secretos gastronómicos, ahora llevamos seis meses con pizzas, pasta, raxo, zorza y algún toque argentino», indica este matrimonio. Desde Buenos Aires llegan sus «empanadas argentinas de carne, atún o jamón y queso; el asado o el panqueque con dulce de leche».

Lorena (con orígenes en Portugal) y Darío (de abuelos italianos) tomaron la decisión de vivir en Galicia hace menos de un año cuando estaban de vacaciones por el norte peninsular. «Nos enteramos de este bar, mi marido volvió a Argentina a desmontarlo todo, yo llegué aquí en junio y él en agosto», explican. «Iniciamos la nueva etapa del Plaza a finales de verano con muy buen trabajo, y ahora estamos en una curva de aprendizaje: tomamos las riendas de un clásico con más de veinte años de historia». En seis meses ya han organizado desde bodas a cumpleaños, y «pronto traeremos actuaciones musicales en directo o pulpeiros».

Darío y Lorena, en el interior de esta pizzería de Narón
Darío y Lorena, en el interior de esta pizzería de Narón CESAR TOIMIL

Volver a empezar con asado

En estas historias de ida y vuelta entre gallegos y argentinos (hasta el punto de formar todos una gran familia), Lorena y Darío recalcan «la suerte de que tu hija pueda ir de noche en bus sin que pases miedo, allí no lo podía hacer». Mencionan «la complicada situación de nuestro país, los amigos nos dicen que ahora está peor». En cambio, «aquí nuestras hijas pueden estar con sus amigos sin que pienses en si las habrán robado o incluso matado». Por esas circunstancias, «decidimos empezar de cero». Y se han ganado el respeto de sus clientes de toda la vida con platos como su asado argentino: «Un menú en el que por 28 euros ofrecemos chorizo criollo, vegetales asados, salsa, ensalada de lechuga y tomate, patatas fritas, costilla... llega para dos personas».

Otras novedades que han incorporado son la pizza de pulpo y la Misova: «Con cebolla, cebolleta, puerro, aceite de oliva, orégano y mozarella... un homenaje a nuestras hijas Micaela (23 años), Sofía (20) y Valentina (16)». Destaca Darío que «allá es muy caro comer productos del mar y aquí estoy cansado de comer pulpo» (risas). De Xuvia agradecen «lo lindo que es y la gente tan amable, nos tratan como si naciésemos acá, en Narón aprendí a hacer caldo gallego y lo ponemos de tapa», indica Lorena junto a una pizarra con los pinchos gratis de cada día. Para los niños hay rompecabezas y material de dibujo, «para que todas las familias estén como en casa». La pareja, con 25 años de amor, recalca que «tú puedes tomar algo en la terraza y tus hijos jugando en la plaza, esto en Argentina es imposible».

Se muestran sumamente agradecidos con «Martín e Isabel, y con Chicho del Hostal de la Abuela, que me ayudaron tanto cuando estaba sola... con ellos el desarraigo costó menos». Lorena y Darío demuestran así que en la vida siempre hay una segunda oportunidad: «Con ganas de trabajar y un punto de locura, porque no hay nada peor que quedarse con las ganas».