El renacer de Casa López: nuevos sabores viajeros y un comedor en una joya de Ucha

BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL

Pablo y Patricia, en la ventana del bajo de  la Casa Pereira, en la calle María
Pablo y Patricia, en la ventana del bajo de la Casa Pereira, en la calle María JOSE PARDO

El cocinero Pablo Freire López recupera el servicio en mesa y se muda a la Casa Pereira de la calle María, donde antaño abría el emblemático Café Moderno

14 jun 2023 . Actualizado a las 18:55 h.

El burrito López está para chuparse los dedos se coma donde se coma. Pero seamos sinceros. El paladar lo saborea con más gusto si el bocado se presenta acompañado de vajilla y cristalería, recién salido de los fogones y en un acogedor comedor enmarcado en un precioso edificio de hechuras modernistas. «Estoy muy ilusionado, pero también un poco nervioso, porque esto es una responsabilidad y algo así como volver a empezar», comenta a pocos días del reestreno de Casa López el cocinero ferrolano Pablo Freire López.

Tras tres años marcados por la pandemia, dedicado en exclusiva a preparar comida a domicilio, «emplatando en cajitas de cartón y aceptando los pedidos a través de la tablet», el chef de los sabores viajeros recupera el servicio de comedor y lo hace a lo grande, en uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad. Del número 5 de la calle María da el salto al 172 de esa misma vía, para dar nueva vida al bajo de la Casa Pereira I del arquitecto Rodolfo Ucha Piñeiro, del año 1912, donde antaño funcionó el mítico Café Moderno, uno de los más bonitos de la ciudad. «Recuerdo que cuando empezamos a salir Pablo me traía aquí para impresionarme», apunta en un inciso Patricia Rodríguez, pareja de Pablo e inseparable compañera de trabajo en Casa López.

Ella se ha ocupado de la decoración, de estilo «colonial modernista» —con mucho verde, papel pintado en una de las paredes y algunos detalles de mimbre y bambú—, mientras que Pablo se enfundó su mono de faena para dejar como nuevo el local, donde sigue llamando la atención la cristalera que da al patio de luces, lleno de plantas, y el antiguo aparador de madera que construyó con sus propias manos el abuelo del cocinero hace ya muchos años.

Patricia Rodríguez y Pablo Freire se ocuparon personalmente de la reforma y decoración del local
Patricia Rodríguez y Pablo Freire se ocuparon personalmente de la reforma y decoración del local JOSE PARDO

La inauguración tendrá lugar de forma inminente (todavía no han fijado fecha, aunque será la próxima semana) y entonces la pareja podrán reencontrarse con los comensales cara a cara. «El servicio a domicilio nos dio mucha vida durante la pandemia, pero al cabo de un año ya estábamos deseando recuperar el comedor. Al margen de que es más rentable, echábamos mucho de menos el contacto directo con la gente, ver al cliente disfrutar con la comida y poder saludarlos aunque solo fuera un momento con la mano o con una sonrisa», comenta Pablo, que de esta manera vuelve los orígenes de Casa López.

El restaurante abrió en el año 2015 y no tardó en hacerse un hueco en el centro de Ferrol gracias a una carta con platos que huyen de la «patatada» y remiten a sabores de México, Tailandia o la India debido a las influencias viajeras de Pablo. Esa esencia se mantendrá en su nueva ubicación, donde la clientela podrá catar los platos de siempre —desde el burrito López hasta el pad thai, pasando por los canelones o el pollo al curry—, pero también nuevas recetas, como el taco de langostinos o el japchae, un plato coreano con batata y muchas verduritas salteadas en el wok, un utensilio por el que siente predilección Pablo. «Me gusta mucho porque permite cocinar las verduras en su punto, aunque da mucho trabajo porque todo se hace al momento y hay que darle mucho meneo a la sartén», comenta entre risas. Pero al cocinero no le asusta el trabajo y ya descuenta las horas para el reestreno de Casa López, donde el servicio a domicilio se mantendrá, aunque solo entre semana y no en estos primeros días, porque primero «hay que echar a rodar el comedor».

«Esperamos volver a conectar con la clientela y que la gente se sienta a gusto en nuestro nuevo local», dice ilusionado Pablo, para quien no hay mayor recompensa que alguien pruebe sus platos y al instante piense ‘qué rico’. Asegura que su pasión por la cocina es vocacional y dice que todo se lo debe a sus padres. «Los dos cocinaban muy bien y, aunque vengo de una familia humilde, en mi casa siempre se comió muy rico. Ellos me educaron el paladar y alimentaron mi gusto por la cocina».

De Toñi Vicente al hotel de Bono en Dublín, antes de volver a Ferrol 

Recién cumplidos 50 años, Pablo López emprende una nueva etapa que comenzó hace ya mucho tiempo, cuando decidió estudiar cocina en Foz. Después cogió tablas en restaurantes gallegos como Toñi Vicente en Santiago o la Domus en A Coruña, pero también en otros de Londres o Dublín, como el famoso hotel de Bono, el cantante de U2, The Clarence, donde cocinó para muchos músicos y actores famosos, como The Cramberries, The Corrs o Jack Nicholson. También tuvo un restaurante propio en Baiona, Taberna del Azafrán, y tras trabajar para varios hoteles de Mallorca, decidió volver a Ferrol por morriña, para estar más cerca de los suyos.