Las únicas incógnitas están en el nivel de participación y el orden final de la lista que encabeza el ex número dos
10 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Las primarias de Podemos en la Comunidad de Madrid para elegir la lista que concurrirá a las elecciones autonómicas comenzaron ayer con las únicas incógnitas del nivel que alcanzará la participación, el porcentaje por el que se impondrá la candidatura que lidera Íñigo Errejón y el orden de los nombres que le seguirán en la papeleta. El ex número dos de Podemos solo tiene un rival para encabezar la candidatura, Emilio García-Palacios, quien como currículo presenta varios trabajos vinculados con la ONCE y se declara militante del anarcosindicalismo.
La elección de Errejón, y por goleada, se da por descontada. Más problemas podrían darse en la confección de la candidatura. No tanto porque ninguna de las dos listas que se enfrentan a la del ex secretario político tengan posibilidad de colar algún nombre, sino porque las bases podrían modificar con sus votos el orden que pactaron pablistas y errejonistas tras una pugna interna que obligó a Pablo Iglesias a intervenir para poner paz. El acuerdo consistió en que Errejón eligió un 60 % de los nombres, mientras que el 40 % restante quedó en manos del secretario general madrileño, Ramón Espinar. Aunque el ex número dos de Podemos colocó a sus afines en los primeros puestos, la lista se elaborará según los nombres más votados por la militancia. Con esta fórmula, los pablistas podrían mejorar sus posiciones y asegurarse el control del grupo parlamentario. Un escenario que podría ser el preludio de nuevos enfrentamientos con Errejón.
Las primarias en Madrid se celebrarán sin los anticapitalistas, la tercera gran familia morada, aunque podrían aún sumarse en el futuro a la lista para no quedarse sin representación en la Cámara autonómica. No obstante, también podrían optar por la vía contraria e impulsar una candidatura propia al margen de Podemos, lo que volvería a disparar la polémica. Otro reto al que deberá enfrentarse Errejón será la integración de las confluencias, especialmente la de Izquierda Unida.
Los críticos de IU unen fuerzas para frenar la renovación planteada por Garzón
Los sectores críticos con la dirección de Izquierda Unida harán un frente común para frenar los planes de Alberto Garzón, quien aspira a dar el pistoletazo de salida este sábado a un proceso que debería acabar con la aprobación de unos nuevos estatutos para el partido en julio. El propósito del coordinador federal es recentralizar IU para, entre otros objetivos, poder controlar desde Madrid un plan financiero con el que dejar atrás la grave crisis económica por la que atraviesa la formación.
Garzón se enfrenta a la oposición de sus dos inmediatos antecesores en el cargo. Tanto Cayo Lara como Gaspar Llamazares recelan de sus intenciones. En especial Llamazares, quien mantiene un enfrentamiento abierto con Garzón. Los sectores de los dos antiguos coordinadores federales abogan por desarrollar el debate interno de forma más sosegada y prolongarlo en el tiempo. Al margen de las cuestiones técnicas, en el ambiente sobrevuela la alianza con Podemos, motivo de profundas críticas tanto de Lara como de Llamazares.
La oposición interna ha acusado a Garzón de querer diluir IU dentro de la formación de Pablo Iglesias, un extremo que el coordinador federal ha desmentido siempre. El líder de IU es partidario de mantener la confluencia, aunque respetando la independencia de cada fuerza política.
Otra de las voces críticas con la dirección nacional es la del diputado por Valencia Ricardo Sixto. Es uno de los dirigentes de IU que han impulsado el manifiesto Ni conformismo ni resignación. Por una IU soberana, democrática y al servicio de la ciudadanía. En este documento, se denuncia «la pobreza democrática del debate político interno y un autoritarismo creciente en la resolución de los conflictos internos».