«Nos piden muchos disfraces para bebés pero hay poca variedad»

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

LALÍN

Rocío Ramos

Las fiestas escolares marcan la pauta y conforman el grueso de las ventas

07 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Poco después de Reyes, los escaparates empezaron ya a llenarse con los disfraces de Entroido que se mezcla este año de nuevo, con los rojos corazones que anuncian San Valentín. En el Super Bazar de Lalín explican que «a mediados de enero ya empezamos a colocar la mercancía». Disfraces y complementos ocupan en estas fechas varias filas de estanterías del establecimiento. Las ventas, apunta la empleada Yessica Tornatore, «se activaron ya con más fuerza desde mediados de la semana pasada». Estos días, estudiantes y muchas madres, se afana por buscar el disfraz que sus hijos se van a poner el viernes en el colegio.

En jugueterías y bazares coinciden que la mayor demanda se da en lo menos abunda. En Juguettos y Don Dino comentan que «todos los padres primerizos quieren disfrazar a su bebé, pero hay poca variedad». De hecho en la mayoría de las tiendas no pasan de un par o algo más de modelos destinados a menores de hasta dos años.

El grueso de las ventas son disfraces o complementos para llevar al cole o al instituto. A la hora de elegir atuendo cada año hay personajes que están más de moda, pero siguen triunfando los clásicos. Para niñas los que más se venden es una gran variedad de trajes de princesas y de superheroínas. Entre los primeros el abanico incluye desde una incombustible Frozen por la que no pasan los años a toda la galería de princesas Disney y personajes como Minnie o Mickey que continúan teniendo mucho tirón entre niños y niñas.

Vaqueros, indios, médicos o piratas en versiones masculina y femenina junto con policías o bomberos tampoco fallan cada año. Dada las previsiones meteorológicas previstas para los próximos días y el regreso del frío, este año, muchos se vuelven a inclinar por los pijamas de animales. Los disfraces abrigosos y calentitos continúan siendo muy demandados por las madres de los más pequeños en estas fechas.

Este año en las tiendas se pueden ver otros disfraces que están teniendo bastante salida y son los de las azafatas de vuelo para niñas, junto con damas antiguas, tirolesas o Ladybug. Los personajes de los Vengadores se suman a clásicos como Spiderman y Batman, a los que se añaden este año vikingos, mexicanos y atracadores al estilo de los personajes de la serie La Casa de Papel y sus característicos monos rojos.

En Juguettos añaden a esta lista personajes como Harry Potter, Miércoles, Super Mario o la Patrulla Canina, entre otros. Para niños, sin contar a los bebés, para el rango de edad que más disfraces se piden, apuntan, «son los destinados a niños y niñas de cuatro a siete años».

Los precios son variados y se encuentran, en niños, a partir de los 8,99 euros hasta los 30 y pico euros. La media de gasto se sitúa en un punto intermedio que se encuentra entre los 25-28 euros para los que compran un disfraz completo, aunque hay quien recurre a opciones más baratas que van desde un paquete con una diadema con orejas, una colita y algo para el cuello a los que llevan unas alas y un tutú, o varios complementos que hacen un disfraz. Para adultos este año, dicen, «se piden muchos de sevillanas para hombre».

Este año se venden menos máscaras y más maquillaje

Colegios como el Xesús Golmar en Lalín establecieron una pauta carnavalera para toda la semana. El lunes los estudiantes llevaron algo en la cabeza, el martes tocó ponerse algo al cuello, hoy llevar algo en la cintura y mañana en los pies. El viernes, la pauta es ir disfrazados «dos nosos devanceiros» incluyendo labradores, maestros, emigrantes o retornados. Estas pautas que se dan de forma diferente en diferentes centros hacen que se vendan muchos complementos. Yessica Tornatore señala que «sobre todo tutús de todo tipo, diademas, gafas y muchos sombreros».

No faltan los atuendos de negro total que se transforman en disfraz por obra y gracia de algunos complementos sencillos.

Si hace años, las máscaras triunfaban este año, comenta, están teniendo mucho menos salida excepto las de papel que fueron utilizadas en algunas clases para pintarlas y tunearlas.

En vez de usar las típicas máscaras de goma o de plástico, lo que la clientela de la zona demanda más este año son los kits de maquillaje con paquetes que incluyen barritas de diferentes colores. Luego, el resultado, ya depende de la pericia de cada uno a la hora de utilizarlos.

En cambio, hay otros complementos que continúan teniendo incondicionales y son los que compran antifaces. En las tiendas, la mayoría de la oferta se decanta por modelos más clásicos de inspiración y estilo veneciano.

Un mar de pelucas, bigotes y barbas para jugar con el género en la calle y en el colegio

En Lalín el vermú de señoritas es el evento que más gente reúne cada año. Es obligatorio jugar con el género y cambiar de sexo. Una condición que se traslada a las ventas. Los participantes suelen recurrir a trajes que ya tienen en casa, muchos de ellos de familiares. Así que de lo más acopio se hace es de pelucas de todo tipo para ellos y bigotes, perillas y barbas de diferentes colores, tamaños y formas para ellas. En algún colegio, explican en las tiendas, también se jugó con esos cambios por un día. Al vermú también acuden cada vez más niños, y eso conlleva diademas, corbatines y sombreros.

En la oferta de este año se ven menos atuendos exagerados o burlones y sí algunos clásicos como trajes de Marilyn Monroe, Audrey Hepburn o Frida Kahlo.