El barco, con base en el puerto de Sanxenxo, tiene un marcado sabor gallego, gracias a una tripulación que ha coronado tres veces el mundial
29 nov 2023 . Actualizado a las 10:59 h.El Bribón 500 es el último barco de una saga de veleros irrepetible que arrancó en 1973. Una embarcación que siempre estuvo vinculada a la familia real, y que fue impulsada por el armador catalán José Cusí, amigo personal de Juan Carlos I.
El barco monocasco, con una eslora de once metros compite en la clase 6 Metros, en la modalidad de clásicos, desde el 2018. Fue un regreso triunfal en Vancouver (Canadá), donde logró su primer título mundial, con el rey emérito como patrón. Desde su vuelta al mar, ya ha levantado el título en tres ocasiones. La última, el pasado mes de septiembre al imponerse en la división de clásicos del campeonato del Mundo en aguas de Cowes, en la isla de Wight (Reino Unido).
En el éxito del Bribón tiene mucho que ver su tripulación. En ella, luce un marcado sabor gallego. Pedro Campos, presidente del club naútico de Sanxenxo y amigo íntimo del Juan Carlos I es el jefe de equipo del barco. El empresario de Cuntis lleva a su lado al proa vigués Alberto Viejo, y al trimmer coruñés Roi Álvarez. Junto a ellos navegan el campeón olímpico cántabro Alejandro Abascal y doble medallista olímpico canadiense Ross MacDonald. Para cita mundialista se incorporó el navegante transoceánico hispano-británico Simon Fisher.
A los tres títulos de campeón del mundo, la tripulación del Bribón debe sumar otros tres de Europa consecutivos en el 2018, el 2021 y el 2022, y la liga española de 6 Metros lograda el pasado fin de semana en Sanxenxo.
Un éxito sin precedentes que sitúan al Bribón como uno de los mejores barcos de su modalidad. «Todo título importa», reconoce Pedro Campos. El gallego admite la importancia de los tres mundiales para Galicia: «Son los tres primeros en esta categoría, que ha sido durante muchísimos años olímpica. Vamos a ver si continúa el éxito».
Entre las peculiaridades del barco destaca que el patrón navega encajado en un asiento que le permite no cambiar de lado cuando escora, por lo que se adapta a la perfección a las necesidades del rey emérito. Además, estas embarcaciones cuentan con la característica de que cuando escoran, aumenta la superficie mojada, lo que provoca que sean más rápidas y se adapten bien a cualquier tipo de mar. Esto fue un factor fundamental en el último título mundial. «En la isla de Wight las corrientes son complicadas. Aunque somos un equipo que llevamos desde el año 2015 navegando juntos todos los meses, esta vez nos reforzamos con Simon Fisher, que es un conocidísimo navegante, que ganó la última vuelta al mundo. Fue muy importante y necesario, de hecho, funcionó porque ganar allí es muy difícil», recuerda el vigués Alberto Viejo.
Por otro lado, para poder competir en la categoría de Clásicos se han de cumplir una serie de requisitos, como que el barco se haya construido en madera y que date de antes de 1970. El Bribón cumple ambos. Los únicos retoques a los que se sometió fueron para adaptarlo a las necesidades del Juan Carlos I.
Las ganas de seguir levantando títulos mantiene con ganas a una tripulación que nunca se da por satisfecha. «Los retos siempre son los mismos. Queremos que estar delante siempre, seguir aprendiendo y mejorando el barco. Tenemos que estar preparados para cualquier situación», explica Roi Álvarez.
El próximo reto será el año que viene. «Nos toca el Europeo en Francia. La gran ventaja de nuestro barco es que va bien en todas las circunstancias. Hemos conseguido que sea polivalente. Si hay viento, tenemos rivales que aprietan, si hay poco, también, pero el Bribón está siempre ahí», afirma Pedro Campos.
Ya en el 2025, sin lugar todavía para celebrarse, el barco con marcado sabor gallego peleará por una nueva corona mundial. Sería la cuarta. «Tenemos que defender el título», recalca Campos.