Diana Aradas: «"Una madre" brotó, como un poema, mientras escribía un texto más largo»

X. F. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Diana Aradas.
Diana Aradas.

La autora publica su primera novela, premio de la Universidad de Sevilla

13 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Una madre (El Paseo Editorial) tiene como protagonista a Emiliana, una joven que trata de escapar del asfixiante control familiar al que se ve sometida. Un embarazo transforma esos deseos de huida. Esta historia supone el debut narrativo de Diana Aradas Blanco (Sada, 1977), que ya había publicado tres poemarios.

—¿En qué momento sintió la necesidad de contar esta historia desde la prosa y qué diferencias o coincidencias hay con sus versos?

—Es cierto que, hasta el momento, sólo había publicado poesía, pero hace tiempo que escribo relatos, aforismos y microcuentos. Aunque nunca concluí un texto de la extensión de Una madre, hace unos cinco o seis años comencé la escritura de mi primera novela, un texto de cierta extensión (unas quinientas páginas) que todavía no he concluido, aunque ya me queda poco. Mientras escribía este texto, uno de los personajes femeninos se independizó de él y empezó a pedir que se contase su historia. Al final, dicha historia resultó ser muy diferente a la de aquella primera novela que sigue en proceso. En cuanto a la segunda pregunta, creo que la novela premiada tiene muchas similitudes con la poesía porque está plagada de símbolos, metáforas… Ha sido una forma de cambiar de género sin abandonarlo completamente.

—En el arranque hay unas alusiones de la protagonista, Emiliana, a sus pulmones y también a su deseo de ser como un pájaro: esa falta de aire y el poder volar libremente están anticipando, creo, temas del libro, igual que las alusiones al pelo. ¿Cómo fue la construcción de su personaje?

—El personaje de Emiliana tiene mucho de mí misma, por supuesto. Hay anécdotas personales, en general intrascendentes, como la del pelo. Pero tiene bastante de mi propia madre y mucho de la madre de mi marido. Creo que en la construcción de un personaje la imaginación es muy importante, pero esa fantasía se alimenta a su vez de las personas reales que conocemos. Me parece que las filias y las fobias de la gente son la base de la ficción. El tema de la falta de aire tiene que ver no sólo con la asfixia y el aislamiento de la protagonista, sino que, que como iremos descubriendo, está relacionado con la verdad de este personaje femenino. La que no quiere o, mejor dicho, no puede contar. Los pájaros son otra de mis constantes. Desde mi libro de poemas Pájaros de alambre, las aves se han convertido en un modelo vital para mí: aprecio su forma de estar en el mundo, porque se elevan por encima de las dificultades y aceptan el cambio de forma natural.

—Esas frases iniciales evocan la Bernarda Alba de Lorca, por el ambiente cerrado y opresivo, pero también la concepción del honor del Siglo de Oro...

—Qué bien que menciones la obra de Federico García Lorca porque, como te comentaba al principio, Una madre brotó, como un poema, cuando me encontraba inmersa en la escritura de un texto más largo. En dicho texto, uno de los personajes principales es una mujer que vive en un ambiente opresivo, y en él se menciona directamente a Bernarda y, en general, hay referencias constantes a la obra dramática del autor granadino. El honor tiene cierta importancia, pero sólo en apariencia, porque la novela presenta una historia oculta que irá saliendo progresivamente a la luz. Entonces el lector advertirá que el auténtico problema del personaje no es sólo el honor, o más bien la honra, sino más bien otras formas de dominación de la sociedad patriarcal del pasado que, en ocasiones, condenaba a las mujeres a soportar situaciones de control. Muchas veces para proteger a los hijos.

—Ha escrito antes sobre la maternidad y la literatura. ¿Qué le interesaba abordar en su propio acercamiento al tema?

—La obra es un homenaje a las madres, por supuesto. Aunque, como sucede la narración en la que estoy trabajando ahora, la maternidad aparece vista desde múltiples perspectivas. Hay un libro de Sylvia Plath, una de mis poetas favoritas, titulado Tres mujeres, que plantea tres visiones distintas sobre el asunto: presenta la voz de una mujer que centra su realización en el hecho de ser madre, otra que sufre porque no puede tener hijos y una tercera que lo es a su pesar. En Una madre, Emiliana podría ser el ejemplo de la primera, y Candela, a modo de contrapunto, de la segunda. Sofía, sería, de algún modo, muestra de la tercera. Siguiendo con Federico García Lorca, Yerma también podría encontrarse entre las influencias menos directas.

«Al libro le espera, como todos los seres vivos, un destino incierto»

Una madre no es solo el primer libro de prosa que publica Diana Aradas, sino que su estreno recibió el espaldarazo del premio de novela que convoca la Universidad de Sevilla, galardón que le otorgó un jurado formado por los escritores Felipe Benítez Reyes, Remedios Zafra y Eva Díaz Pérez, junto al editor David González Romero y el director de Cultura y Patrimonio de la institución andaluza, Luis Méndez Rodríguez.

—¿Qué supuso ganar el premio de la Universidad de Sevilla y qué le espera ahora al libro?

—El premio supuso una gran satisfacción para mí, sobre todo porque disfruté mucho con la escritura de la novela y me resultó muy gratificante que un jurado de gran prestigio haya visto aspectos positivos en ella. Al libro le espera, como a todos los seres vivos desde que nacemos, un destino incierto. Le deseo larga y próspera vida. Yo espero que guste al mayor número de personas posible. Por supuesto que a cada cual le dirá cosas diferentes. Reconozco que, a mí que lo he escrito, me sigue pareciendo distinto cada vez.

—¿Después de la publicación de «Una madre» tiene ya algún otro proyecto literario en marcha?

—Además de la mencionada novela, esa que lleva en mi cabeza y en mi escritorio desde hace un lustro, estoy deseando regresar a la poesía. Espero que también ella esté dispuesta a recibirme en sus brazos. Aunque no puedo asegurar nada porque, una vez más, mientras estoy con la revisión de aquella novela de la que hablamos, han ido apareciendo dos o tres ideas que podrían acabar en una nueva nouvelle. Esta vez, temas que no tienen nada que ver con los planteados en Una madre. Incluso podría internarme en un subgénero de la ciencia ficción como la distopía. Creo que dejaré hablar a las musas.