La guitarrista de Pontevedra que toca con Coldplay: «Estoy como en 'shock'»

Fue toda una sorpresa la que se vivió este jueves en el Estadio Cidade de Coímbra, en Portugal, cuando, a la hora de dar paso a uno de los temas icónicos de Coldplay, Sparks, Chris Martin acompañó el anuncio con un «She is our friend Laura». Ese «ella es nuestra amiga Laura» se refería a la guitarrista pontevedresa Laura Solla, quien acompañó a los británicos en los dos primeros conciertos que ofrecieron en esta ciudad portuguesa, así como en el que dieron ayer y en el que darán esta noche antes de viajar a Barcelona para ofrecer otras cuatro actuaciones, entre el 24 y el 28 de mayo, en el Estadi Olímpic Lluís Companys donde también estará Laura Solla. «Estoy como en shock, estoy que no me lo creo», señala mientras se dirige al Estadio Cidade de Coímbra.

Nacida en 1993 en Ourense, pero criada en Pontevedra, reside desde hace unos seis años en Madrid y hace apenas tres, en el 2020, fue elegida por los 40 Principales como una de las guitarristas referentes de España. Previamente, y tras su paso, principalmente, por bandas locales de Pontevedra y Santiago, como 1000 Demonios Blues Band, Sugar Mountain, Voltage o Fifty Fifty Blues Band, recaló en el 2016 en Immaculate Fools de la mano de Kevin Weatherill.

Fue hace algo más de un mes cuando Robert Grima, presidente de Live Nation España, promotora musical de grandes giras internacionales, se puso en contacto telefónico con Laura Solla preguntándole si sabía tocar el lap steel —también conocida como guitarra hawaiana— «para colaborar con un artista». Inicialmente no le dijo de quién estaba hablando, algo que se desveló posteriormente: «Me llama y me dice que son Coldplay. Y yo: “Pues, vale. Yo, a tope”», recuerda, destacando que los británicos suelen buscar en cada país en el que dan conciertos «a una persona, preferiblemente una mujer, que toque el lap steel».

Desde aquel momento, la colaboración con Coldplay se mantuvo en secreto, algo que solo se desveló en el concierto del pasado jueves. «Es una movida. Es mucha gente. Cuando hice la gira de Aitana hace dos años pude tocar en estadios de 15.000 personas, que era una animalada, en el WiZink o en el Palau Sant Jordi, pero es que aquí son 50.000... Es mucho más animalada y, además, todo lo que tienen montado es una locura. Es muy heavy», responde cuando se le pregunta que supone tocar en un estadio, como el de Coímbra, abarrotado de gente.

De hecho, destaca que «tienen en el mismo estadio un local de ensayo y estudio de grabación», antes de precisar que «el poco trato» que tuvo con Chris Martin «fue muy guay». «Y cuando estoy ahí, subida con ellos y cuando tocas, te miras, sonríes. Es que, al fin y al cabo, son una banda... No he hablado mucho con ellos, pero son majos. Y hay muy buen rollo con todo el equipo, con todo el staff». 

Otros proyectos

Y después de Coldplay, ¿qué? A este respecto, Laura Solla recuerda: «Estoy tocando con Marilia, la de Ella Baila Sola, con Blas Cantó, Nat Simons, Cherry & The Ladies... Estoy con muchos proyectos siempre. Para lo que me llaman».

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