El periplo para conseguir vivienda con una mascota: «Tras pasar casi un "casting", teníamos el piso apalabrado y nos rechazaron por nuestro perro»

VIVIR A CORUÑA

ANGEL MANSO

Si para las familias con menores es difícil encontrar casa, los dueños de mascotas lo tienen crudo. En A Coruña hay más perros que niños, pero aumenta el número de propietarios que prohíbe que en sus casas vivan animales

18 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La ley está de su lado. El ámbito de la abogacía no encuentra consenso a la hora de determinar si un propietario puede o no vetar a una familia con niños, pero para los inquilinos con mascota el cantar es otro bien distinto. La precarización del mercado inmobiliario permite a los arrendadores seleccionar a dedo a sus moradores, quedando muchas veces sin opciones las familias con mascota, que son bien recibidas en cada vez menos viviendas. Pese a las quejas de colectivos animalistas y particulares incapaces de encontrar piso, ni la Ley de Vivienda, ni la Ley de Arrendamientos Urbanos, ni tampoco la Ley de Bienestar Animal, ponen al animal en el foco en esta cuestión. «Aquí hay que atender a la Libertad de pactos. Si una mujer vive en un piso con su hijo y por contrato no puede haber un menor, en un juzgado esta cláusula sería nula, pero con el tema de los animales no es así», indica la abogada Carolina Fernández.

Esta situación supone un auténtico quebradero de cabeza para aquellos que buscan piso. Lo explica Patricia, una coruñesa que acaba de sufrir el cuello de botella en el que se ha convertido conseguir un inmueble teniendo un perro a su cargo. «Mi novia y yo vimos el anuncio de un piso que nos encantó, y al momento llamamos porque sabíamos que se iba a alquilar enseguida». Continúa: «Pasamos dos semanas prácticamente de casting: tuvimos que entregar nóminas, vida laboral y contratos de trabajo; una información que se le iba a facilitar al seguro de impagos para que analizara si era viable para nosotras asumir esa renta o no. También conocimos a la propietaria para que diera su aprobación, y cuando todo esto estuvo por fin listo, y tras mucho tiempo invertido, la dueña nos dijo que esperaba que nos lo hubiera comunicado la inmobiliaria, pero que no quería mascotas». Tal fue la desesperación de esta pareja que se plantearon decirle a la casera que no tenían perro, y mientras tanto buscar una alternativa para el animal. Finalmente se echaron para atrás.

Las familias perrunas no dejan de aumentar en Galicia. Y, de hecho, según el Rexistro Galego de Identificación de Animais de Compañía (Regiac) en A Coruña viven 31.156 canes, mientras los últimos datos del IGE reflejan que el número de niños es de 28.758. En paralelo, los anuncios de portales inmobiliarios limitan las opciones de estas personas y sus animales y, solo en Idealista, puede verse que al menos un tercio de los alquileres que hay disponibles indican que «No se aceptan mascotas».

Aunque no perciben una mayor tasa de abandono ni una caída de las adopciones de perros, en el Centro Municipal de Animales de Compañía sí detectan que «ante un cambio de domicilio la gente intenta eludir responsabilidades, y en general cada vez menos gente es consecuente con sus decisiones, tienen un perro pero no le prestan las atenciones necesarias». Beatriz Martín, presidenta de Gatocan, explica que a pesar de que la «niñofobia» es un fenómeno reciente en el mercado laboral, «los propietarios de pisos en alquiler llevan al menos años excluyendo a los animales». Además, añade que ha visto a gente tener verdaderos problemas para poder encontrar piso «solo por tener una gatita».