Seis momentos que han marcado la historia de Bonilla a la Vista: la empresa que apareció en una campaña de Balmain y se convirtió en objeto de culto en Corea

L. G. V.

VIVIR A CORUÑA

El fallecimiento del dueño de Bonilla a la Vista, César Bonilla, pone de relieve el crecimiento de una compañía que se ha convertido en una embajadora de la «marca Galicia»

17 feb 2024 . Actualizado a las 14:16 h.

César Bonilla fallecía ayer viernes 16 de febrero dejando un legado de hitos que pusieron Galicia en el mapa. Bonilla a la Vista es una de las marcas más reputadas de la comunidad gallega y de la industria de la alimentación en España. Arrancó en Ferrol, pero pronto se instaló en A Coruña ligando para siempre esta merca a la historia de la ciudad herculina. Recordamos esos momentos que convierten unos churros y unas patatas fritas en los mejores embajadores de esta tierra.

Corea se rinde ante las patatas Bonilla

Casi el 10 % de la producción de patatas fritas de Bonilla a la Vista acaba en Corea del Sur. Aderezadas solo con aceite de oliva —su gran secreto— y sal, en Seúl es habitual encontrarse a consumidores que las toman con palillos y las acompaña de extravagantes salsas. Hay quien, incluso, les da una oportunidad con chocolate porque lo que aquí sería un sacrilegio allí es pura diversión.

«En el 2013 empezamos a trabajar con el Reino Unido y Estados Unidos, que son mercados que pensamos que nos podían funcionar; pero el éxito total llegó tres años después gracias a un distribuidor coreano que se puso en contacto con nosotros porque quería importar patatas fritas y estaba indagando sobre cuál le interesaba más. Al final contactó con nosotros y, con una buena campaña de márketing y suerte, conseguimos crecer muy rápido», comentaron en el 2020 a La Voz fuentes de la compañía. Cuando las patatas aterrizaron en Seúl, se agotaron en dos horas.

«And the Oscar goes to...»

Fotograma de «Parásitos» en el que se puede ver (abajo a la izquierda) una lata de patatas Bonilla, empresa de A Coruña
Fotograma de «Parásitos» en el que se puede ver (abajo a la izquierda) una lata de patatas Bonilla, empresa de A Coruña

Corea le ha dado grandes momentos a esta compañía nacida en 1932. Su cameo en la película Parásitos, que se llevó el Óscar a mejor filme en el 2020, puso en el foco mediático una lata con la que los gallegos llevamos años conviviendo. Convertida casi en objeto de culto, no solo se compra por sus magníficas patatas, sino que el bote se usa como ornamento pop. César Bonilla reconoció en su momento que se enteró de que su producto salía en la película una vez llegó a los cines, y tenía intención de enviarle una lata a su director, Bong Joon-ho. El mejor product placement.

Rozando la perfección

Hace tan solo unos meses, las patatas Bonilla recibían el galardón superior Taste Awards 2023, un reconocimiento otorgado por un jurado de más de 200 profesionales que valoran más de 10.000 productos. Es selecto el grupo de elaboraciones que supera los 90 sobre 100 puntos, obteniendo estas patatas un total de 90,7 puntos. Evaluándose su aspecto visual, olfativo, el sabor y la textura, estas patatas se consagraron como el mejor snack de su categoría.

Un «hype» que duró 30 años

Bonilla había desembarcado en A Coruña y sus patatas se convirtieron en uno de los bienes más demandados de la hostelería local. César se pasaba la noche friéndolas junto a su padre, para después envasarlas en latas rectangulares de un kilo. A finales de los años cincuenta, la escasez de productos obligó a Bonilla a tomar la decisión de dejar de producir sus ya entonces famosísimas patatas. Tardaron treinta años en volver, ya fabricadas en una fábrica moderna.

Balmain sabe a patata frita

En el 2014, Olivier Rousteing dejó claro que Balmain sabe a Bonilla. Quien entonces era el director creativo de la firma apostó por incorporar una bolsa de patatas made in Galicia en su campaña primavera-verano de hombre. Al parecer, la compañía no sabía nada de la incorporación de uno de sus productos a esta publicidad, pero se barajaba la posibilidad de que fuese una elección personal del mismo Rousteing, que había visitado la comunidad gallega el verano anterior y se había quedado prendado de estas patatas.

 Chris Hemsworth cae en la tentación

Chris Hemsworth con la lata de patatas Bonilla a la Vista de fondo.
Chris Hemsworth con la lata de patatas Bonilla a la Vista de fondo. Cedida.

Cuando el actor australiano Chris Hemsworth cumplió 40 años, publicó una foto con un par de tartas de chocolate. En una estampa de lo más doméstica, se veía por detrás una lata de patatas fritas Bonilla que, seguramente, acabarían siendo devoradas en unas horas. El marido de Elsa Pataky tiene más de 58 millones de seguidores en Instagram, una cifra nada desdeñable para dar a conocer este producto a quien todavía no lo tenga localizado.