Al otro lado de A Pasaxe

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Nunca se me había ocurrido pensar que el puente ocupase tantos rincones en mi memoria

10 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Las imágenes de los proyectos urbanísticos tienen un poco de meme. Lo que compras por internet, lo que te llega. Esto fue lo primero que se me vino a la cabeza al ver en las páginas del periódico la imagen virtual del futuro puente de A Pasaxe. Con sus ocho carriles, sus ciclistas de pega, sus coches de juguete, esas aguas de la ría que parecen un océano, ¿cómo será realmente cuando pase el largo proceso de expropiaciones, las obras y los más de 31 millones de euros presupuestados? ¿Cuánto tendrá que ver con esta idílica y hormigonada propuesta?

Lo segundo fue un recuerdo de un verano que pasamos en casa de mi abuela y mi madrina, en Santa Cristina. Al otro lado de la ría vive un amigo de mis padres, y alguna mañana cruzábamos el puente. Tendría unos once años, y me sentía muy mayor porque era capaz de caminar casi al ritmo de mi padre, que parecía querer batir un récord del mundo cada día. Tres décadas después, sigue caminando más rápido que yo. Aquellos paseos detrás de sus zancadas terminaban con un partido de tenis con su amigo Santi.

Muchos años después, el 1A me dejaba a este lado del puente y cruzaba para pasar la tarde con mi abuela. El paseo se hacía más corto, ya no parecía que A Pasaxe fuera tan grande ni la ría tan ancha. Al otro lado, el olor inconfundible de ese piso que vaciamos hace tan poco y en el que los ojitos vivos de mi abuela se iluminaban cuando llegábamos. Hace demasiado que no atravieso el puente a pie, fue lo tercero que se me vino a la cabeza. Esto, y que nunca se me había ocurrido pensar que A Pasaxe ocupase tantos rincones de mi memoria. Tendría que hacer este recorrido con el retaco, y contarle todo esto mientras sigue mi paso.