Gente maja con peluca azul

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

Llegué a mi hora, agradecida a esta chavalada que se pone en el lugar de los demás incluso de madrugada y con el cuerpo pidiendo cama

15 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

No me di cuenta en cuanto abrí el portal: estaba enfrascada en La ciudad de los vivos, una crónica espeluznante de Nicola Lagioia de la que no me despego ni en las aceras, a riesgo de chocar contra todo lo que se mueve. Hasta que di varios pasos no caí en el error de principiante que acababa de cometer: la parada de taxis era un desfile de disfraces, de caras de cansancio, maquillaje corrido y risas. Allí había algo que parecía una vaca, sombreros mexicanos, pelucas de colores y todo tipo de improvisaciones menos trabajadas pero que podían colar por un intento de disfraz. Frente a la parada de taxis, algunos reponían fuerzas haciendo cola por una hamburguesa. Y yo miraba el reloj, y cada vez había más gente, y los taxis llegaban a buen ritmo pero aquello no avanzaba.

Recordé la primera mañana de San Juan que me tocó trabajar y en la que, arriesgándome a un linchamiento público, asalté un taxi en el Obelisco. Como han pasado diez años, ya no estoy para abordajes, pensé. Y como si fuera Blanche DuBois confiando en la bondad de los extraños, me acerqué a los primeros de la fila y les juré y perjuré que iba a trabajar, que no quería llegar tarde. Me miraron de arriba a abajo, «no tengo pinta de venir de marcha, ¿no?», les dije. En todo caso, llevaba puesto mi disfraz de dormir poco. No importa, mujer, me dijeron. Y el resto, que esperaban sentados ya en la acera, se sumaron al permiso colectivo para que me saltara la cola y subiera al siguiente taxi. Llegué a mi hora, agradecida a esta chavalada que se pone en el lugar de los demás incluso de madrugada y con el cuerpo pidiendo cama. Me los imaginé disfrutando del martes de carnaval sin despertador, con una buena siesta. Qué gente maja.