Vecinos y comerciantes del barrio coruñés reclaman soluciones para el problema de seguridad que tienen en el barrio
10 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.«Puedo comprender sus quejas, pero este tipo de actitudes hay que condenarlas sin ningún tipo de duda. Esa no es manera de hacer las cosas». María Rivas, subdelegada del Gobierno, realizó este llamamiento a la cordura al referirse a los sucesos que se vivieron en el barrio coruñés de Monte Alto esta semana por el cerco de vecinos y comerciantes a los okupas de una de las narcocasas del barrio.
Lo dijo en la entrevista que le hizo Pablo Portabales en el espacio Voces de A Coruña, de Radio Voz. Y hago mía esa parte de su relato, porque es indudable que son las fuerzas del orden las que tienen que actuar y que ningún ciudadano puede arrogarse el derecho a la patada en la puerta.
Pero Rivas dijo más cosas en esa entrevista, y ahí es donde empiezo a discrepar: «Hemos estado hablando directamente con los vecinos. Mantenemos comunicación directa, permanente contacto con ellos». Bien, pero residentes y comerciantes no necesitan solo que vayan a hablar con ellos, sino soluciones.
Necesitan que no los atraquen a diario en sus negocios, que no les den el palo en la calle, que no los insulten ni los amenacen con armas blancas, y, en definitiva, necesitan la protección de esas fuerzas del orden a las que alude la subdelegada. Y esa protección no llega o es muy deficiente.
Tal vez porque tienen razón los sindicatos policiales cuando dicen que están diezmados. O tal vez porque los políticos no han sabido, hasta la fecha, atajar de verdad un problema que está disparando las estadísticas de delincuencia en la ciudad, que se ha cebado con barrios como A Gaiteira, Os Mallos, Os Castros y O Castrillón y que ha hecho que en Monte Alto, ¡todos a una!, como Fuenteovejuna, salgan a la calle a defender sus derechos.